JAUJA, origen incierto, quizá por alusión al rico valle de Jauja en el Perú.
1.ª doc.: Tierra de Xauja, 1547, Lope de Rueda, El Deleitoso, paso 5.° (Cl. C., pp. 236, 239, 241); Acad. 1884. Con referencia al lugar peruano de Jauja, ya en 1543.
En los Pirineos catalanes xauxar-se significa ‘mofarse, burlarse’, junto al cual existe xautar-se, que además de esto tiene el significado de ‘darse importancia’ y ‘dar importancia a alguna cosa’ (poc me’n xauti), vid. Ag.; no hay duda de que éste, que se halla también en lengua de Oc, está tomado del fr. ant. peu m’en chaut ‘poco me importa’, del mismo origen que CALER; de ‘importa poco’ se pasó a ‘burlarse (de algo)’; xautar pudo cambiarse en xauxar por repetición expresiva (y quizá por el influjo del italianismo xanxa ‘chanza’). Semánticamente podría venir de ahí xauxa en el sentido de ‘país de mentirijillas’ y Jauja podría haber sido entonces un catalanismo en castellano. Pero claro está que esto habrá que tenerlo por muy dudoso mientras no pueda aducirse documentación en los dos idiomas. Tiene además esta hipótesis el grave problema de basarse en un verbo catalán de extensión meramente local.
En vez de la etimología catalana que acabamos de citar y la quichua a la que se aludirá en el párrafo siguiente, la explicación que parece más verosímil es la que hace partir este vocablo del nombre de lugar peruano Jauja. Es lo que propuso la Acad.: "Por alusión al pueblo y a la provincia de igual nombre en el Perú, célebres por la bondad del clima y riqueza del territorio". También Lenz, Dicc. Etim., 417, relacionaba con ello el chil. jauja, palabra rara, con el sentido de «mentira, noticia inventada, bola», diciendo que «tal vez está en el fondo el país de Jauja (antiguamente Xauxa) con sus fabulosas riquezas sobre las cuales corrían tantas mentiras que ha llegado a ser el símbolo del país de los disparates, tanto en España (Zerolo) como en Chile». Y aunque no me es posible comprobar la bondad del clima y la riqueza de Jauja, el hecho es que disponemos de alusiones muy tempranas a estas cualidades de Jauja; así Francisco de Xerez (1534) escribe: «este pueblo de Jauxa es muy grande, y está en un hermoso valle; es tierra muy templada; pasa cerca del pueblo un río muy poderoso; es tierra abundosa» (cita de Jz. de la Espada en su ed. de Las Ant. Gentes del Perú de Las Casas, p. 15n.); también Cieza de León (1553) habla de las riquezas de «el grande y hermoso valle de Jauja, que fué una de las principales cosas que hubo en el Perú» y de su «templo muy riquísimo, y muchos depósitos llenos de todas las cosas que podían ser habidas» (Rivad. XXVI, 432a, cap. 84).
Puesto que hay variantes chilenas jauja jauca, yauca, llauca2, yoica y chaucha, todas ellas en el mismo sentido, parecería posible que esta palabra tuviera una etimología quichua, ya que Lira registra en este idioma chauka «engaño, embuste, mentira jocosa», «embustero, mentiroso, mentecato», con los derivados cháukay ‘embaucar’ y chaukáchiy ‘embaucamiento’, y el P. Lobato da chaukani ‘burlarse de alguno’. La etimología quichua de ARANA proporcionaría un buen paralelo. No sería entonces el vocablo jauja el que procediera del de la comarca peruana de Jauja, sino al revés.
Pero el origen quichua está muy lejos de ser seguro, a causa de los graves problemas fonéticos que quedan sin una solución convincente. Para empezar, no es fácilmente explicable el cambio de ch- inicial en š o j-, a menos que se trate de una dilación. Más dificultades aún presenta el comportamiento de la -k- intervocálica, sonido que se adopta en el caso de los quechuismos antiguos por una -c- castellana, si no me engaño; y aunque es cierto que varios dialectos quichuas cambian actualmente la -k- interna en una -j- castellana (h)3, hay que pensar en la existencia de una š antigua, si atendemos a la forma catalana con -x-. Por estos motivos, quizá haya que pensar que el quich. moderno chauka (que falta en G. de Holguín y, a juzgar por la ignorancia de Lenz, es ajeno aun a los buenos diccionarios modernos de Middendorf y Tschudi) pudiera haberse tomado del castellano; máxime cuando dentro del quichua no es fácil explicarlo etimológicamente, pues la idea de chau ‘incompletamente, en forma inconclusa’ (V. art. chaucha de Lenz) está muy alejada4.
1 Martí Gadea, Tèrra del Gè II, 18, escribe Jauja, lo cual deberá pronunciarse txautxa, a no ser que sea ིáȮh_Va, como castellanismo.― ↩
2 Esta ll- se explicaría por contaminación de llauca ‘peladura’, según observa Lenz.― ↩
3 En la toponimia argentina y de otras partes es muy frecuente Pujio, Los Pujios, procedente del quich. ant. púkyu ‘manantial’ (púhyu en Lira).― ↩
4 Otros parónimos quichuas no ofrecen mucho asidero: chákkhcha ‘tela ahelada, tejido ralo’, cháhcha ‘brinco’, schahcha (šáhƇa) ‘pedo o ventosidad mudo’. En rigor, desde éste se podría llegar a ‘mentira’, pues el cambio de h ante consonante en Ȯ castellana es normal. ↩