HUMO, del lat. FȢMUS íd.
1.ª doc.: fumo, doc. de 1088 (Oelschl.); Berceo; Alex., 2132, 2180, 2302, etc.
DERIV.
Humareda [1595, Fuenmayor]; vulgarmente humadera en la Argentina; ast. fumarea (V); es formación analógica de polvareda, donde la -r- se explica por el lat. vg. *PULVERୱTUM. Humazga. Humazo; humaza. Humear [fumeyar, Apol., 625], seguramente procede del lat. FȢMէGARE íd., con atracción del sufijo -ear; duplicado culto fumigar [Acad. ya 1817], y la forma intermedia humigar [«fumo, effumo, fumigo», Nebr.]; fumigación, fumigador, fumigatorio; humeante; gall. «palla acesa e fumegante» (Castelao, 299.10). Humero ‘chimenea’ [doc. leonés de 1171, Oelschl., fumero, como nombre propio; J. Ruiz, 327b; «fumero que es logar en la casa por donde sale el fumo», APal. 172b; «fumero: fumarium; tubus fumarius», Nebr.], más tarde sustituido por CHIMENEA, galicismo. Formas semejantes han existido en occitano y catalán, y siguen siendo lo más empleado en port. y gall.: fumeiro ‘chimenea’ (en pontev., además, con la ac. ‘sitio en que se ahumaba el pescado’, ya en 1484, Sarm. CaG., p. 182). Además en Galicia debió de emplearse un *fumarreira que pasaría a farrumeira por metátesis, y éste se alteró en parrumeira por un cruce con parasinónimos derivados de parar, como aparador y paramia. En efecto, la ac. más antigua debió de ser la que registraba Sarm.: «parromeira: el aparador sobre donde se echa la ceniza debajo» (CaG. 243v) y Vall. explica que parrumeira es propiamente el tornallama, que define: «la piedra que suele haber tras del hogar para sentarse la gente de cocina»; por otra parte, Crespo Pozo (s. v. chimenea) anota en los Nogales paramia como «chimenea del horno». En efecto, ya para Vall. y Lugrís parrumeira es la «chimenea del horno», pero el vocablo acaba por emplearse como ‘chimenea en general (o del hogar)’: «as parrumeiras botan o primeiro fume», «arderían carballos enteiros para que a tua parrumeira botase fume» Castelao 222.10, 280.18. Quizá derivado retrógrado de parrumeira será parruma ‘brétema = neblina’ (Vall.), a no ser que se tratara de un desarrollo de pó ‘polvo’ (po-orr-uma). Fumeru ast. m. ‘humareda’, adj. ‘que despide mucho humo’ (V). Fumiacu ast. ‘ventosidad sin ruido’ (V). Humera ‘borrachera’, también jumera o juma. Humiento. Humillo. Humoso [f-, APal. 172b; h-, Nebr.]; también fumoso, fumosidad. Ahumar [h. 1530, Guevara]; ahumada o humada. Sahumar [«s.: suffio, suffumigo», Nebr.], formado con prefijo procedente de so (SUB-); sahumado; sahumador [Nebr.]; sahumerio [safomerio, Yúçuf, n. 223; sahu-, Nebr.]1, que también se ha dicho sahumadura [Nebr.] o sahumo, y cultamente sufumigación. Fumista [Acad. 1925 o 1914], del fr. fumiste íd.; fumistería. Fumar [Aut.; falta Covarr., Oudin, Franciosini, etc.]2, probablemente tomado del fr. fumer ‘humear’, ‘fumar’, documentado en esta última ac. desde 1664 (FEW III, 856a)3; fumable; cub. infumable ‘que no se puede fumar’, ‘detestable’ (Ca., 185); fumada; fumadero; fumador; fumante [1628, Gallegos] o humante; fumarada [Aut.]; cub. fuma ‘cigarro rústico preparado por los campesinos’ (Ca., 127). Fumaria, tomado del lat. fumaria. Fumarola o fumorola, tomado del it. fumaruola íd. Esfumar [1633, Carducho], tomado del it. sfummare [princ. S. XV], como término de pintura (Terlingen, 111); esfumación; esfumino, tomado del it. sfummino: en España está muy extendido difumino (a pesar de haber sido fulminado en el BRAE VIII, 567-70), y en Cuba fumín (Pichardo, s. v.); esfuminar y muy extendido difuminar, aunque no lo admite la Acad. (debido a influjo de difundir). Perfumar [APal. 73d, 479d «suffire: untar, perfumar»; Nebr. «suffio, aromatizo»]; perfumadero, perfumador; perfume [Nebr.]; perfumear; perfumero; perfumista.
De la palabra griega Ȏύειν ‘quemar incienso’, parienta del lat. fumus, derivaba τǢưος ‘vapor’, ‘estupor’, de donde tifus o tifo; tífico; tifoideo; paratífico, paratifoideo; tifón, de τυưNjν ‘torbellino’ (cf. Kahane, Fs. Wartburg 1958, 417-28). Otros derivados de Ȏύειν son Ȏυία ‘planta odorífera africana’, de donde el cast. tuya [Acad. 1884]; y Ȏύος ‘incienso’, latinizado en tus, turis: de aquí turíbulo [h. 1520, Padilla (C. C. Smith, BHisp. LXI); S. XVII, Aut.], turibular, turibulario; turífero, turiferario [Aut.]; turificar, turificación.
1 Según Espinosa y Castellanos zajumerio significa ‘ahumador’ en Serradilla del Arroyo (Salamanca), RFE XXIII, 231.― ↩
2 Aunque ya hay datos de exportación de tabaco desde Cuba a Sevilla en 1614, y en las Indias la costumbre de fumar, muy anterior al Descubrimiento, se propagó pronto a los españoles, no se empleaba la palabra fumar en castellano: Bernardino de Sahagún (1575) dice chupar humo (Zeitschr. f. Ethnol. LXII, 58, 59), Díaz del Castillo (1580) tomar humo (ibid., p. 57), Rosas de Oquendo (h. 1610) chupar el zigarro (vid. CIGARRO), y B. de las Casas y L. de Gómara, que describen también la costumbre, emplean expresiones análogas. El mejicano Clavijero ya emplea fumare escribiendo en italiano, pero su libro es de 1780. Cuervo, Obr. Inéd., 87, observa que popularmente existe la forma españolizada humar, en Andalucía, Colombia y Costa Rica, pero admite que fumar viene del francés. Es probable, pues los datos franceses del vocablo ya abundan a fines del S. XVII y primeros años del XVIII. Podría también venir del portugués, pero ahí falta fumar en esta ac. aun en Bluteau (1720) y en Moraes (1789), y aunque en otras acs. se halla desde fines del S. XVI, fumegar parece ser forma más frecuente en este idioma en el sentido de ‘humear’.― ↩
3 No sé de dónde proviene el arg. fumar ‘burlar, engañar (a alguien)’ (M. Fierro II, 3111, y el vocab. de Tiscornia; Fausto Burgos, La Prensa de B. A., 2-V-1943), comp. fr. ant. y medio fumer ‘irritar’ o ‘irritarse’ y sobre todo se fumer ‘irritarse’, muy frecuente en el S. XVI (Huguet, s. v.; FEW III, 857a). ↩