CHIMENEA, del fr. cheminée íd., y éste del lat. tardío CAMզNATA, derivado del lat. CAMզNUS íd., tomado a su vez del gr. κάμινος.

1.ª doc.: h. 1400 (Glos. del Escorial).

El mismo galicismo se introdujo en port. chaminé, cat. xemeneia, oc. mod. chamineio, ingl. chimney y en los dialectos del Norte de Italia; se explica por un cambio en el modo de construcción de la chimenea, propagado desde el Norte de Francia; en cambio, it. caminata, retorrom. chamineda, alem. kamin, presentan formas independientes de la francesa. La antigua denominación castellana parece haber sido humero (fumero), todavía empleada, aunque en el sentido de ‘tubo de la chimenea’, por Vélez de Guevara, S. XVII, y viva aún actualmente en Portugal (fumeiro). Variante chaminera en Aragón (inventarios de 1403 y 1469, jaminera en otros del mismo siglo: VRom. X, 140), salm. chiminera, con un cambio de sufijo que se halla igualmente en dialectos languedocianos, catalanes, sardos y suditalianos. De cheminée se pasaría primeramente a cheminea (forma rara) y de ahí a chimenea por metátesis favorecida por el influjo palatalizante de la ch-; sin embargo, una forma chiminea, con sólo este último cambio, ha tenido vulgarmente bastante difusión: hoy en Asturias (V), en la Arg. (La Prensa de Β. A., Gramat. y Filológicas, 10-XII-1940), en Colombia (Cuervo, Ap., § 795) y en otras partes. Para documentación antigua y variantes, vid. Cuervo, Obr. Inéd., 169.