HUECO, ‘mullido y esponjoso (hablando de la tierra, lana, etc.)’, ‘ralo (hablando de un bosque)’, ‘cóncavo, vacío de en medio’, derivado del verbo ocar (o aocar) ‘cavar’, ‘hozar’, ‘poner (una cosa) hueca y liviana’, procedente del lat. ֊CCARE ‘rastrillar la tierra para que quede mullida o hueca’.

1.ª doc.: 1251, Calila.

Aparece ya un par de veces en ese texto: «busqué el más hueco árbol que pude fallar, e quiero que te vayas esta noche allá e que te metas dentro» (ed. Rivad., 33a), «un atanbor... la gulpeja... fendiólo e vio que era hueco» (ed. Allen, 26.280). Es probable que venga de este adjetivo, con el significado de ‘cuevas’ u ‘hondonadas profundas’ el nombre de pueblo Huecas (Cuenca) que ya está mencionado por Abenpascual en el S. XII con la grafía wékkaš, y de donde procedía el poeta musulmán del S. XI Al-Wakașí (M. P., Oríg., 148). En la Edad Media se hallan pocos ejemplos, aunque no hay motivo para creer que no fuese ya de uso general; de todos modos aparece en J. Ruiz («boz ronca e gangosa, a todo omne enteca, / tardía, como ronca, desdonada e hueca», 1017d, pasaje sólo trasmitido por S), APal. («fribolum: vazío, hueco» 169d, «reducta se dizen cosas huecas e deprimidas» 413d; 199d), Nebr. («ueca, cosa no maciça: cavus; hueco del cuerpo del animal: thorax»), etc.

No existen otras formas emparentadas que el port. ôco, gall. òco íd.: «polos ocos do lenzo», «encher os ocos con door» (Castelao 290.25, 271.4f.); por contaminación con fofo: gall. pontev. foco, -ca ‘hueco’ (Sarm. CaG. 195r).

Puede considerarse definitivamente descartada la etimología de Cornu (GGr., §§ 22, 176, 224), que partía del lat. vg. V֊CUUS igual al lat. VACŬUS ‘vacío’, pues hay absoluta imposibilidad fonética (se esperaría *buego).

Ya Covarr., seguido por el P. Sarmiento (BRAE XVII, 579) y Diez (Wb., 460), relacionaron hueco con el lat. OCCARE, pero sin dar explicaciones semánticas ni históricas satisfactorias. Algo más sugestiva era la relación establecida por Aut. y Cabrera entre ahuecar ‘mullir, esponjar lo que está apelmazado o apretado’ y el citado verbo latino, que estos diccionarios definen ‘mullir y esponjar la tierra’, ‘desmenuzar los terrones’. Por mi parte creo haber logrado una plena demostración de esta etimología en mi artículo de AILC I, 137-142. El lat. OCCARE, que por primera vez aparece en Catón, 33.2 (ALLG I, 584), está empleado por Varrón y Cicerón precisamente en estas acs.: el primero afirma que occare es ‘desmenuzar o aplastar la tierra para que no forme terrón’, como operación posterior al cavado o arado de las viñas nuevas; el segundo nos explica que la tierra, para recibir con éxito la simiente esparcida, debe haber sido mullida y revuelta en su seno, operación que se conoce por occatio. Ahora bien, aocar es ‘poner una cosa hueca y liviana’ según Covarr., y en el ej. más antiguo del vocablo, G. A. de Herrera (1513) da a este verbo (en el presente ahuecan que puede corresponder a aocar tanto como al moderno y analógico ahuecar) el sentido de ‘volver esponjoso’. Sin embargo la forma primitiva no fué ésta, sino ocar, conservada hasta hoy en portugués [h. 1550, J. de Barros] con el sentido de ‘volver hueco, excavar’; el mismo vocablo, por otra parte, ha conservado su sentido agrícola en el Norte de Burgos, donde es ‘cavar’, ‘hozar los cerdos’, ‘escarbar los conejos para abrir sus madrigueras’1; Vergara cita aocar ‘hocicar’ como propio de Burgos o Santander (Voc. de Segovia, p. 88).

De ocar ‘desmenuzar la tierra, mullir, esponjar’ se derivó, pues, el adjetivo postverbal hueco ‘mullido, esponjado’, tal como de colmar, pagar, cansar, orondar vinieron colmo, pago, canso, orondo, etc., y tal como de CORDATUS se extrajo CUERDO; luego, de ‘mullido, esponjado’ se pasó a ‘vacío en su interior’, proceso semántico que se repite en el cat. tou, arag. tobo, gasc. touut, touat, ‘hueco, mullido’, procedente del lat. TĶFUM ‘tierra porosa, toba’. Comp. HUECA.

DERIV.

Ahuecar, aocar (así todavía en C. de las Casas, Percivale, Palet, Oudin y Covarr.), para la formación y sentido, V. arriba. Enhuecar o enocar. Oquedad ‘concavidad’ [Nebr.]. Oquedal ‘monte ralo’ [1644, M. de Espinar; huecadal en Moratín]. Ocal adj., dicho del capullo formado por dos o más gusanos de seda juntos [1599, N. Recopil. V, xii, 29; 1634, Cascales], así llamado porque los gusanos dejan huecos entre sí; de cierto género de nueces de gran tamaño, en Salamanca (Lamano); de ciertas frutas muy delicadas [Covarr.] y de la madera cuando es buena para labrar, en Álava (Baráibar); ocalear. Ahocarse ‘encarrujarse, ensortijarse’, ‘enredarse (el cabestro)’, en Bolivia y quizá Venezuela.

Oqueruela (‘lazadilla que la hebra forma por sí sola al coser, cuando la hebra está muy retorcida’) escribe M. L. Wagner (ZRPh. LXIX, 355-6), al parecer con razón, no es derivado de hueco, sino de hueca ‘muesca del huso’, porque el hilo se coge fácilmente en la hueca y tiene tendencia a formar ahí pequeños nudos, comp. it. cocca ‘hueca’ y ‘oqueruela’. En cuanto a hueca, sería simplemente el femenino de hueco (lo cual no convence semánticamente) o bien alteración de huesca (*֊SCA) por obra de la etimología popular que lo relacionó con hueco (lo cual ya es más convincente, pero parece más natural el cruce de sinónimos que yo he admitido); en todo caso, oqueruela (ni hueca) nada tienen que ver con AUCA ‘ganso’, como han dicho M.-Lübke y Malkiel.

CPT.

Huecograbado.

1 Pereda emplea jocar para ‘hozar’, pero está a la vista que esta j- (< h-) se debe a la contaminación de hozar, y de ninguna manera postula un étimo latino con F- o un germ. HUCO ‘azada’, como creyó G. de Diego, BRAE VIL 260-1, que en un artículo anterior (BHisp. 1918, 296) había pensado en OCCARE.