HORCHATA, del lat. HORDEATA ‘hecha con cebada’, derivado de HORDEUM ‘cebada’, aunque no está bien averiguada la procedencia inmediata del vocablo, que podría ser tomado del italiano orzata, pero más bien parece ser un mozarabismo, quizá de origen valenciano.
Léese en este diccionario «bebida que se hace de pepitas de melón y calabaza, con algunas almendras, todo machacado y exprimido con agua, y sazonado con azúcar; díxose así quasi
Hordeata, porque las más veces se hace con agua de cebada», definición conservada por la Acad. sin más modificación que poner las almendras en primer lugar y agregar que también se hace sólo de almendras, de chufas o de otras sustancias análogas. Salvo los ejs. del S. XVIII que cita Ruiz Morcuende, no conozco documentación independiente de ésta, en castellano. La misma bebida se llama
orchata en portugués y
orxata en catalán, pero en ninguno de los dos idiomas tengo datos anteriores al S. XIX. Me dice J. Giner que sus datos (ignoro de qué procedencia) indican también que en Valencia no se «generalizó» hasta el S. XVIII; mi documentación catalana concreta de fecha más antigua es de 1797, Maldà,
Collegi de la Bona Vida, p. 64. Por otra parte
orzata es palabra bien arraigada en italiano, donde ya se halla en C. de las Casas (1570, sin equivalencia castellana), en un texto impreso en 1603, y a princ. S. XVII en la
Fiera de Buonarroti y en el
Malmantile de Lippi; la bebida ha sufrido la misma evolución que en España, según el diccionario de Tramater, y la explicación del
Spettacolo della Natura: «è una bevanda composta di farina d’orzo stemperata nell’acqua e poi colata per panno; vero è che sotto il nome d
’orzata passa più comunemente quella bevanda, che formasi con semé di popone con zucchero e con aequa, partecipante di qualche odore», es decir, lo que en la vecina Península se llama también
lattata. Hay además el fr.
orgeat «sirop fait autrefois avec une décoction d’orge, aujourd’hui avec une emulsión d’amandes»; aparece ya una vez en el S. XV, pero está escasamente documentado en los diccionarios (con la grafía italianizante
ordjeat en autor posterior), y en el S. XVII aparece
orgeade, otras veces la forma afrancesada
orgée. Está claro que el vocablo no es autóctono en francés, sino tomado de la lengua de Oc, donde no lo tenemos documentado en la Edad Media, y hoy es comúnmente
ourdiat, pero también
ourjat y en Niza
ourjado1; de
ourdiat o de un cat.
ordiat viene el cast.
hordiate, empleado por Espinel (1616, Fcha.) y registrado por Oudin con las variantes
ordeate y
ordiata. Si la forma castellana viniese de la lengua de Oc o del francés (como admite G. Viana,
Apost. II, 198, al reconocer que en portugués es castellanismo), esperaríamos
*horchate; si viniese del italiano, esperaríamos
*horzata. En rigor se puede admitir que el sonido africado y sonoro de la
z italiana fuese transcrito caprichosamente por
ch, pues tales imitaciones inexactas, arbitrarias ocurren a veces con los sonidos extranjeros sin equivalencia castiza; también se podría admitir que hubiera en España cruce de un italianismo con un galicismo; pero ambas explicaciones resultan algo forzadas. Teniendo en cuenta el gran arraigo actual de la horchata en tierras valencianas, y aunque no tengamos documentación antigua en catalán, quizá no sea demasiado aventurado admitir una procedencia mozárabe, y en especial del mozárabe de Valencia; tanto más cuanto que en el árabe de Marruecos se emplea la forma
roƇâƫa (Lerchundi), con una trasposición de la
r que no se produce raramente en mozárabe, testigos
ruçál < orzuelo (Simonet, s. v.), quizá
REMOLACHA, y los vocablos reunidos en mi artículo
ESCABECHE. La evolución fonética sería natural entonces, por lo que hace a la conservación de la -
t-, y también sería fácil de explicar la
ch, sea admitiendo que un
orǤata pasara a
orƇata en Valencia en el S. XVI, cuando se produjo el fenómeno fonético del «apitxament», sea suponiendo que a la
ç sorda del castellano
orçuelo (HORDEOLUM) correspondiera de buen principio
ch en mozárabe (como suele ocurrir), aun cuando en este caso la
ç procediera del grupo
D?. Claro está que este mozarabismo no será seguro mientras no podamos documentar el vocablo español o catalán en fecha más antigua, tanto más cuanto que la trasposición de consonantes se da incluso en fecha moderna en los dialectos magrebíes, lo cual resta fuerza al marroq.
roƇâƫa como prueba de la existencia del vocablo en mozárabe.