GUIJA I, ‘piedra pelada y chica’, del antiguo aguija íd., de origen incierto, probablemente del lat. vg. PETRA AQUզLĔA ‘piedra aguda’, derivado de AQUILEUS ‘aguijón’, que a su vez es variante del clásico ACULEUS (V. AGUIJADA); se dió este nombre a los guijarros porque herían los pies en los empedrados antiguos.

1.ª doc.: piedras guijas, 3.r cuarto del S. XIII, Alfonso X, Lapidario1; guija h. 1300 (Gr. Conq. de Ultr., 337b), Juan Manuel, † 1348 (Cavallero e Escudero, RF VII, 513.8); aguija, Nebr. («aguija, piedra: glarea; calculus fluviatilis»).

La forma aguija figura además en Gordonio (h. 1500), Monardes (1569), Valderrama (1606) y Zabaleta (h. 1650)―vid. DHist.―, y la recoge de Nebr. la tradición lexicográfica de C. de las Casas, Percivale, Oudin, Covarr. y Franciosini. No se había indicado hasta ahora una etimología medianamente satisfactoria del cast. guija. La resumida arriba presupone necesariamente que el vocablo tenía una antigua j sonora. Pero esta exigencia está ampliamente asegurada, no sólo por las varias grafías arriba citadas y por aguija en PAlc. (1505), sino por guija en G. de Segovia (1475) (p. 50), guija marina en la Celestina (ed. 1902, p. 22), el derivado guijarro en el glosario del Escorial, APal. (191d, 360b), etc.; hoy pronuncian grija con sonora los judíos de Marruecos (BRAE XV, 192) y giȤáu en San Martín y Navasfrías (Sierra de Gata: VKR II, 36); mientras que la pronunciación ša en el pueblo alto-aragonés de Embún (RLiR XI, 63), y xiga (con metátesis) en Asturias2, debe tomarse como prueba de castellanismo3. Otros testimonios son ya demasiado tardíos para tener autoridad en este punto; cito algunos, sin embargo, como ilustración literaria: «tu, fuente, que murmurando / vas entre guijas corriendo», Tirso (Condenado por Desc., ed. Losada, III, xvi, p. 169); «el viento suave /... / mil cláusulas lisonjeras / hace al compás desta fuente, / cítara de plata y perlas, / porque son en trastes de oro / las guijas templadas cuerdas», Calderón (El Alcalde de Zalamea II, v, ed. íd., p. 126); «en las cortes de las sierras, / solos arroyos murmuran / en blancas guixas i arenas», Vélez de Guevara (El Rey en su Imag., v. 404). Las guijas y guijarros se empleaban, como hoy todavía en pueblos montañeses, para empedrar las calles y entradas de las casas, y aunque se trata de piedrecitas de cantos algo suavizados por el rodar en los arroyos, sobresalían en estos rústicos empedrados hiriendo el pie, como ha podido experimentar cualquier visitante curioso, y comprueba este pasaje de Ruiz de Alarcón: «ya los cavallos están, / viendo que salir procuras, / provando las herraduras / en las guijas del çaguán» (La Verdad Sospechosa, Cl. C., 52); esto explica semánticamente nuestra etimología. En latín sólo se encuentran ACULEUS y su variante AQUILEUS (para la cual vid. AGUIJAR) como sustantivos, junto a los cuales en la baja época aparece también un femenino ACULEA (AQUI-). Podemos mirar PETRA AQUILEA, sea como una creación adjetiva del latín vulgar hispánico, o como una yuxtaposición de sustantivos (‘piedra aguijón, que hiere como un aguijón’); y aun existe la posibilidad de que lo primitivo fuese el sustantivo aguija ‘piedra aguda’ < AQUILEA ‘aguijón’, comparación directa; entonces la combinación piedra (a)guija sería una aclaración secundaria, aunque es probable que a la misma se deba la pérdida de la a- inicial. A la misma razón semántica obedece al parecer el salm. piedra herreña ‘guijarro’ (RFE XXIII, 231).

Otras etimologías propuestas pueden desecharse brevemente: la igualdad de guija ‘piedra’ con el homónimo que significa ‘almorta’, sospechada por Schuchardt (ZRPh. XXIII, 195-6), pero rechazada por Baist (KJRPh. VI, 391) y ya puesta en duda por el propio Schuchardt (ibid. XXV, 248; XXIX) en vista de las grafías antiguas, aunque pudiera apoyarse en el berciano pedrolo «tito» (Fz. Morales), debe considerarse descartada por la constancia de la j sonora en nuestro caso y de la x en el del vocablo para ‘almorta’. Fonéticamente es imposible partir del vasco egi ‘canto, esquina’, con artículo egia o egiya, o de un compuesto *egi(y)arri ‘piedra de canto’ (según querían Larramendi y Diez, Wb., 456), pues una -J- tras vocal palatal no da -j- castellana, sino -y-, y tras i desaparece; rechazaron ya esta etimología Schuchardt (l. c.), Ford (Old Sp. Sibilants, 138, 143) y Unamuno (RFE VII, 354). El primero indicaba que la inicial gui- se oponía a un origen ibérico, pero al no poder ser germánico, la etimología arriba indicada se presenta con carácter casi forzoso4.

Hay un cat. dial. guill que parece ser hermano o afín de la voz castellana, pero significa ‘filón de mineral’ (especialmente el mineral ferruginoso o metálico de los explotados en minas, a diferencia de los pétreos que se llaman veta, el de mármol, p. ej.). Lo he oído en pueblos de varias comarcas del Nordeste, en particular tengo a la vista notas de Colera, Llançà, Cadaqués y Palau-Saverdera, pueblos del Alto Empordán; pero lo recuerdo de alguna comarca vecina (Rosellón, ¿Mallorca?). No figura en ningún diccionario, pero no sólo es frecuente e inequívoco topónimo menor, sino que lo tengo con definición de los montañeses, y oí frases como s’ha d’anar seguint el guill de la pedra (más al O. y NO. corre un sinónimo llitze, Berguedà, Cat. francesa, etc., que no parece explicable por la misma base).

DERIV.

Guijo [en rima en J. del Encina, RFE XL, 166; Acad. ya 1817]; para el uso en los dialectos, V. arriba, nota; la ac. ‘gorrón, espiga en que termina el extremo inferior de un árbol para facilitar su rotación’, «eje de las mazas o cilindros en los trapiches de ingenio» (según el cubano Suárez), se halla también en el port. guilho (Fig.), y procede de la de ‘espigón del quicial de una puerta’, que ya aparece en el Canc. de Baena (pp. 120 y 547) y en Fr. Juan de Pineda (1589; cita de F. Ortiz, Catauro, p. 227); en definitiva, esta ac. sale directamente del sentido etimológico ‘aguijón’; guijoso5. Guijeño6 [aguijeño «glareosus», Nebr.]. Guijarro [h. 1400, Glos. del Escorial; más ejs. arriba]7; guijarral; guijarrazo; guijarreño; guijarroso [APal., 429b]; enguijarrar.

1 «Si la meten [habla del talco] en panno de lana gruessa e ponen con ella piedras guijas e la traen muy derrezio, muele’s toda», RFE XVI, 167; agrija en Villasandino (Canc. Cast. S. XV, II, p. 369) como nombre de un mal o enfermedad podría ser rija (V. s. v. REJA n. 12) cruzado con este grija o agrija; no tendrá que ver con graílla ‘parrilla’ (vid. GRADA) como parece dar a entender Macrí, RFE XL, 135.―

2 «Piedra chiquita y redondeada, de materia cuarzosa», Rato; engrixar ‘cubrir los caminos con una capa de guijo’, allí mismo.―

3 La variante con r que vemos en parte de estas formas reaparece en grijo «conjunto de guijas» ast. (V), «el conjunto de piedras peladas y chicas que se encuentra en las orillas...», Bilbao (Arriaga, Lexicón, s. v.); «grava; morrillo; piedra dura muy picada que se emplea en la conservación de caminos; toda piedra menuda, como la que hay en el lecho de los arroyos», en el castellano de Galicia (BRAE XIV, 121). Quizá se deba a repercusión de la líquida cuando todavía se pronunciaba *aguilla; o se deberá al cruce con otra palabra (¿greda, grava?).―

4 Trató también de guija J. Balari Jovany, en Poesía Fósil, Estudios Etimológicos, Barcelona 1890, obra que no está a mi alcance. Atendiendo al xixo ‘guijarro’ de la Biblia de Constantinopla (BRAE V, 364) se hubiera podido pensar en una derivación retrógrada de *xixarro < *seixarro, derivado de seixo, que es ‘guijarro’ en portugués, procedente del lat. SAXUM ‘peñasco, roca’; en castellano *xixarro > *jijarro quizá habría podido pasar a guijarro por disimilación (comp. el vulgar guierro < hierro). Pero la forma medieval guija deshace esta posibilidad. Por el contrario, xixo será dilación de guixo. Esta forma judeoespañola con su -x- parece indicar que hubo en algunas partes confusión de guija con guixa ‘almorta’.―

5 Análogamente guixiu «palo espinoso» en Colunga (Vigón, Supl.).―

6 Vivo en Tucumán: «la casucha de piedras guijeñas estaba sola», Fausto Burgos, La Prensa de B. A., 25-VIII-1940.―

7 Pase que se diga que -arro es sufijo prerromano; aunque, dejando aparte sus oscuros orígenes remotos, lo único que consta es que es sufijo romance. Pero deducir de ahí, como se ha hecho alguna vez, que la raíz de guijarro es prerromana, es manifiestamente abusivo. Entre otras cosas, porque gui- en voces antiguas sólo puede venir de G?I-, y no hay tal inicial en las lenguas prerromanas hispánicas.