GOLONDRINA, diminutivo de un antiguo *golondre, procedente del lat. HէRŬNDO, -էNIS, íd.: la terminación sufrió un tratamiento análogo al de sangre < SANGUէNEM, almendra < AMYGDŬLA, ingle < INGUէNEM, y en la inicial se cambió *erondre en *olondre por asimilación vocálica y disimilación consonántica, tomando g- como sonido de relleno entre la o- del vocablo y la -a final del artículo; estos cambios fonéticos y la terminación diminutiva se generalizaron porque permitían evitar la confusión inminente entre *olondre ‘golondrina’ y ALONDRA.

1.ª doc.: h. 1300, Gr. Conq. Ultr., I 50r°b37 de la ed. de Cooper.

Aparece también en las versiones bíblicas manuscritas I·j·3 e I·j·7 (S. XIV por lo menos) y en la Biblia de Arragel (h. 1430)1, en el Conde Luc. (ed. Hz. Ureña, pp. 45, 171), muchas veces en J. Ruiz, en el Glos. de Toledo y en varios textos del S. XV: Canc. de Baena, n.° 391, v. 5; Marqués de Santillana, Requesta, h. 1453 (RH IX, 256); Refranes que dizen las Viejas, n.° 704 (RH XXV, 175: «una golondrina no faze verano»); Profecía de Evangelista (ZRPh. I, 245); APal., 9d, 69b, 195b, 225b; Nebr., etc. Frecuente y popular en todas las épocas. Ya el aragonés Abenbeclarix emplea h. 1106 la forma mozárabe Ǥundurîna, que debe interpretarse como grafía aproximada de gondorína (Simonet2; comp. la opinión análoga de D. Lopes, RH IX, 42). El lat. HէRUNDO, -էNIS, tenía breve la primera I, de donde la pronunciación erundo, que nos documenta San Isidoro para el lenguaje de sus contemporáneos (Etym. XII, vii, 70: parte de ella para derivar arbitrariamente de aer ‘aire’)3. El paso de *ERÓNDENE a *elondre es regular fonéticamente, y de ahí se pasó a *olondre u *olondra4 por asimilación de la vocal inicial a la tónica; comp. alondre, holonde, oloune, en hablas francesas de Lorena y Vosgos, la primera forma ya documentada h. 1250 (FEW IV, 434b, primer párrafo, y 435a). Estas formas eran demasiado próximas a alod(r)a ALAUDA para que no surgiera una confusión entre los dos vocablos, tal como la he descrito en el artículo ALONDRA; hubo un período de vacilación, en que se empleó cada uno de los dos nombres para designar a ambos pájaros: véanse pruebas de este hecho en mi trabajo; en el nombre de la golondrina, tras el artículo―la olondre, una olondre―había nacido una variante *golondre con g de relleno en el hiato, que tenía la ventaja de ser más diferente de ALONDRA y prestarse a evitar la confusión; en definitiva, el idioma se inclinó por esta forma más clara, y, para consolidar la diferencia, se prefirió el diminutivo golondrina en el caso del pájaro más pequeño5; comp. mi artículo en AILC I, 166-706. Malkiel (Bol. Inst. Fil. de la Univ. de Chile IV, 1946, 79-82) supone que la g- de golondr(in)a naciera por influjo de la vacilación entre AVIÓN y gavión, nombre de un pájaro afín; lo cual también es posible y aun lo es que coincidieran los dos factores.

DERIV.

Golondrino ‘golondrina’ [Cast. de D. Sancho, 156a; Glos. del Escorial], ‘pollo de la golondrina’ [Nebr.], ‘cierto pez acantopterigio’ [APal., 280b], ‘tumor debajo del sobaco’ (colgado ahí como el nido de la golondrina bajo el alero: Wagner, Fs. Jud, 1943, 555n.), ‘vagabundo, soldado desertor’ [1609, J. Hidalgo; Aut.: por comparación con las migraciones de la golondrina]; golondrón ast. ‘tumor’: cruce de golondrino con tolondrón. De golondrino, por derivación regresiva, se sacó golondro ‘vanidad, esperanza vana’ [Covarr.; Góngora], propiamente ‘vagabundeo de la imaginación’; también ‘holgazanería’ [campar de golondro: Aut.]; golondrero ‘ladrón que se hace soldado para hurtar sin riesgo’ [en un romance de germanía, S. XVI: RH XIII, 39; J. Hidalgo], golondrera ‘compañía de soldados’ [Hidalgo]. Cultismo: hirundinaria.

1 Solalinde, Mod. Philol XXVIII, 91.―

2 El aragonés de Litera engolondrina (Coll A.) puede resultar de un cruce de golondrina con una forma dialectal *endorina en relación con la de Abenbeclarix.―

3 Esta etimología popular pudo obrar en efecto: así me explicaría yo oc. ironda, la ironda, sentido como si fuese l’aironda. En el Renacimiento esta forma, favorecida por su apariencia latina, pasó al francés (hirondelle), que hasta entonces había empleado aronde, arondelle, con a- < e- por influjo de la R siguiente; cf. cat. oronella, oc. a. arendola, aronda, ironda, etc., aran. arugla, bearn. arounde, auroungle, rounglete, Luchon hurounglo (Rohlfs, Le Gasc, 67), vco. alavés arandela (Supl. a Azkue2). Fr. aronde < arondne por disimilación; oc. ironda < ironde(n) por influjo del femenino. Me aparto algo de la opinión de Wartburg (FEW IV, 437). Para más detalles, vid. ALONDRA.―

4 Esta forma con -a puede ser antigua, puesto que erundina es ya frecuente en glosas latinas (III, 355.34, 556.34, 588.68, 590.3, etc.), o bien puede deberse a un influjo tardío del género femenino. En cuanto a la r, se podría explicar por repercusión (como en alguandre, etc.), según quiere Cornu, Rom. XIII, 302-3, puesto que harundro ya se halla en Notas Tironianas, pero conviene desconfiar de esta grafía aislada, pues el gall.-port. andoriña [ya en las Ctgs., -rĩa 54.63, 321.43] < *arondinha, diminutivo de * arónde, nos muestra por exclusión que la r viene probablemente de la -N- latina; gall. anduriño ‘especie de salmonete’ (Irmand. da Fala, Voc. Cast.-Gall.). El área de esta forma gallega se extiende al ast. andarina ‘golondrina’ (R, V), andarica íd. (R), ‘crustáceo del género homolo’ (V, R); andarón ‘vencejo’ (V).―

5 La explicación de M-L. (REW 4146), todavía repetida por Wartburg, de que la g- española se debe a una contaminación de GULA ‘voracidad’, está contradicha por el mozárabe gondorina (que no pudo sufrir tal contaminación) y carece de base semántica; procede de la mala traducción que dió Diez a golondro (Wb., p. 275) «begierde, verlangen», pero en realidad golondro (que por lo demás es muy secundario) es «deseo, antojo», como dice Aut., sólo en el sentido de ‘esperanza vana’, como aclara el mismo diccionario, luego no tiene que ver con la idea de ‘gula’. Si se quiere contaminación sería preferible suponer *volondrina, influído por volar (con v- luego cambiada fonéticamente en g-), comp. el arag. volandrina ‘mariposa’ (VKR I, 318), Boí y Venasque ‘golondrina’ (Ferraz, p. 107), Marcas golandrella o velandra ‘libélula’ (BhZRPh. XI, 81). No creo que haya relación directa entre la terminación castellana -ina y el adjetivo hirundininus empleado por Plauto («ad hirundininum nidum admolirier», Rud., 598).―

6 Como formas dialectales del nombre de la golondrina tenemos andorina (afín al gall.-port. andorinha, de donde Canarias andoriña, S. de Lugo), que ya está en Argensola (primeros del S. XVII), vid. Aut., s. v. pato; andolina, en Aut.; ast. occid. andolía, salm. andolina, sanabr. andrulina, ast. andarina, -ica, alandrina (Rato, Acevedo), caló andorí.