GANAR, esta palabra y el port. ant. gãar proceden probablemente de un verbo gót. *GANAN ‘codiciar’, hermano del escand. ant. gana ‘abrirse la boca’, ‘desear con avidez’, noruego gana ‘estar boquiabierto’, ‘mirar con ansia’, frisón orient. gannen ‘solicitar algo con miradas ávidas’; de la misma palabra gótica procede indirectamente el cast. GANA, pero el significado de nuestro verbo evolucionó bajo el influjo de otro verbo romance (it. guadagnare, fr. gagner, oc. gazanhar, cat. guanyar), procedente del germ. WAIDANJAN ‘cosechar’, ‘ganar’, de donde resultó por cruce el port. mod. ganhar.

1.ª doc.: doc. de Sahagún, a. 9871.

Descartando un ej. de 747 que parece ser apócrifo (vid. Diez), abundan sin embargo en la documentación latina los ejs. arcaicos de ganar: a. 990 («ganavimus et emimus villas», en Du C.), doc. de S. Juan de la Peña a. 1055 (M. P., Oríg., 189), doc. de León a. 1073 (Festschrift Jud, pp. 642-3), etc.; en textos literarios es frecuente desde Berceo y desde Elena y María (RFE I). Ganare hereditates ya en doc. portugués de 874, K. S. Roberts, Anthol. of O. Port., n.° 1, p. 30; en gallego-portugués, gãar es frecuente en la poesía arcaica del Cancionero de la Vaticana y de las Cantigas de Santa María (Nobiling, ASNSL CXXVI, 425), y aunque luego se tendió a arrinconar esta forma por las dificultades flexivas que causaba su hiato, persistió en los derivados port. gado, gall. gando ‘ganado’, port. ant. gaança ‘ganancia’, de donde a su vez el derivado gançar ‘ganar, adquirir’ en el Fabulario del S. XIV (publ. por Leite de V., RL IX, 25), y en otros textos de este siglo y del siguiente (con variantes gaançar, guançar, ibid.), gall. ant. gaanza d’avoengo (en una escritura monástica de 1299, Sarm. CaG. 88v).

El matiz semántico en la Edad Media puede ser ya casi el moderno en los textos arcaicos, pero con gran frecuencia se registra entonces un significado más vago ‘obtener, lograr’, que persiste hasta fecha bastante adelantada (Danza de la Muerte, v. 165): «ganavi de matre Regis nostri Domna Sancia ad decorem hujus Ecclesiae unum taregum argenteum... ganavi de filia ejus... unum frontalem» (en el citado doc. de 1073), «esto vos gané», «grant prez vos he gañado», «buen casamiento ganar» en el Poema del Cid, «tu me gana, Señora, perdón de mis pecados» (Berceo, Mil., 829c), y con este valor, equivalente del lat. eclesiástico impetrare, es sumamente frecuente en la Edad Media2; una frase como ganar amigos, tan clásica en español y ya encontrada en el S. XIV (Sem Tob, copla 307), no sería imposible en otros romances con su gagner o guanyar, pero desde luego allí es mucho menos frecuente; en textos arcaicos tenemos el matiz de ‘recabar’, que nos acerca todavía más al del gót. *GANAN3>: «renunciamos a toda letra del Papa que sea ganada o por ganar, por que se este fecho podiesse desfazer e... a toda letra del Rey que sea ganada o por ganar, etc.» (doc. de Sahagún, a. 1267, Staaff, 60.75). La idea de deseo o concupiscencia que era propia del étimo germánico parece conservarse todavía en la frase ganar fijos, que significaba precisamente ‘tener hijos en mujeres ilegítimas’: «El rey Priamus avya treynta e tres fijos bastardos... e todos los ganara en duennas e en donzellas de alto linage» (versión del Roman de Troie por Alfonso XI, RFE III, 136), de donde hijos de ganancia ‘hijos naturales, bastardos’ en la Historia Troyana de h. 1270 (86.3). De todo esto resulta claro que ganar presenta originariamente un contenido semántico distinto del de guadagnare y congéneres, como presenta también un tipo fonético inconciliable con la forma de este otro vocablo romance.

Los esfuerzos que han hecho varios romanistas4 por derivar ganar de WAIDANJAN fracasaron sin remedio, y ya Diez (Wb., 175) adivinó correctamente que ganar procedía de un vocablo germánico diferente, perteneciente a la familia léxica que primitivamente significaba ‘abrir la boca, bostezar’, pero cruzado luego con WAIDANJAN, que también existió en España. Este último punto fué demostrado por M. P. (Mod. Philol. XXVII, 413-4) en forma concluyente. El significado primitivo de la raíz germánica WAID- era ‘buscar comida’, en Escandinavia también ‘cazar (algo)’, de donde ‘cosechar’, ‘segar’: de ahí, por una parte, el cast. GUADAÑA, y por otra el ast. guañar ‘germinar la semilla’ (comp. Berry gaigner ‘labrar, practicar la agricultura’), ast. guañu ‘brote de una semilla’, guañín ‘segador’ (R)5; de este contenido agrícola se pasó luego a ‘hacer ganancias (con el trabajo agrícola, etc.)’, comp. la evolución paralela de granjear ‘cultivar la tierra’ > ‘adquirir’, y hoy cultivar amistades, etc.; mientras que ganar ‘codiciar’ pasaba a ‘obtener’, de la misma manera que alcanzar y conseguir (< ‘perseguir’), de suerte que este verbo y guaañar venían a codearse semántica y fonéticamente, resultando pronto formas intermedias, como el gañar que aparece junto a ganar en el Cid, la vecindad entre ganar y guadañar con repetición sinonímica en el doc. de 10556, la de gaanno y ganastes en doc. asturiano de 12737, y ya la forma mixta gaanavimus en el testimonio más antiguo de todos, el doc. portugués de 959 (M. P.).

Debe abandonarse el intento de explicación etimológica formulado por Cornu, GGr. I, § 2498.

Termino señalando la evolución semántica curiosa que ha conducido en la Arg. a que ganarse9 y luego ganar10 tomaran el sentido secundario de ‘meterse’, ‘penetrar (en un lugar)’11.

DERIV.

Ganable. Ganada. Ganado [ganato, h. 950, Glosas Emilianenses, 8412; ganado, 1074, vid. Oelschl.], significó primitivamente ‘ganancia’ y ‘bienes’ (en las glosas de S. Millán traduce pecunia ‘dinero’; kanato mobivile vel inmobivile doc. leonés de 1030; sinónimo de bienes muebles en doc. de 1105, vid. M. P., Oríg., 266), y de ahí se especializó en el sentido de ‘riqueza pecuaria’, ‘ganado’ (ya en el Cid, junto al significado originario, que M. P. ejemplifica copiosamente en este y otros textos, en el vocabulario de su edición)13, por el mismo proceso semántico en virtud del cual hacienda ha tomado el sentido de ‘ganado’ en gran parte de América (comp. vasco abere ‘ganado’ < HABREl> ‘bienes’; azienda ‘ganado’ es también vasco, Michelena, BSVAP XI, 292; cat. averia ‘cabeza de ganado mayor’; también fr. ant. che(p)tel (norm. ketel) significó primitivamente ‘bienes’ ‘caudal’ (< CAPITALE), pero ya en 1114 aparece con el sentido de ‘ganado’, único conservado en el ingl. cattle); es evolución semántica fácil de comprender en economías rudimentarias como la de los primeros siglos de la Reconquista o de la Colonia americana, en que el ganado era casi la única forma de riqueza existente, mientras que en sentido contrario14, al crearse la moneda por primera vez, en la Italia prehistórica, un derivado de pecus ‘ganado’, a saber, pecunia, tomó el sentido de ‘dinero’; del mismo origen y significado son el port. gado y su variante fonética gall. gando (ya gaando en el fragmento gallego de las Partidas, publ. por Martínez Salazar, vid. RL XIV, 67-69)15; ganado es de uso tan universal en el catalán de Valencia (desde el Norte al extremo Sur) que no es frívolo sospechar mozarabismo y no castellanismo, sin embargo hay que contar también con la posibilidad de que sea aragonesismo de los pastores, o que por lo menos los dos factores colaboraran: en el Thes. Puerilis, p. 40, de On. Pou (1575), que aunque sea gerundense, refleja más bien el uso valenciano, se habla del bestiar menut, lo bestiar pastura lo prat, bestiar que se ha de partir ab lo senyor, pero ya también «lo mostí del ganado: canis pecuarius» (lo cual parece reflejar un uso especialmente pastoril). Ganadero [S. XV, Biblia med. rom., Gen. 29.3; 1605, Quijote], ganadería. Ganador. Ganancia [doc. de 1131, Oelschl.; Cid; Berceo, Mil. 877d; Alex., 1340; tiene el sentido arcaico de ‘despojo, botín, saqueo’ en la Gr. Conq. de Ultr., p. 560]; ganancial (falta Aut., Covarr.); gananciero; ganancioso [Apol., 422d; APal., 254b; Nebr.]. Gano, ant. ‘ganancia’. Ganoso, aunque derivado de gana, presenta una evolución semántica paralela a la de ganar en los refranes aragoneses del S. XIV: «más vale estonda ganosa, que día perezoso», es decir, ‘laboriosa, provechosa’ (RFE XIII, 368).

CPT.

Ganapán [1454, en Antón de Montoro; para documentación abundante, vid. J. E. Gillet, Mod. Philol. XXVII, 495-8, Hisp. R. VI, 163; Nykl, RH LXXVII, 172n.; y la bibliografía anterior allí citada] se explica semánticamente, como ya apuntó Covarr., por alusión a la maldición bíblica «ganarás el pan con el sudor de tu frente», pues el vocablo designa fundamentalmente a los que hacen pesados trabajos corporales, y ha sido tradicional presentar al ganapán lleno de sudor («veréis debaxo un ganapán sudando», cita de Esquilache en Aut.); debe contestarse negativamente la cuestión planteada (dubitativamente, por lo demás) por Gillet, de si ganapán podía ser alteración del fr. galopin ‘galopín, golfo, mozo de recados’, pues si era fácil pasar de galapán a ganapán por etimología popular, no se explicaría el cambio espontáneo de las dos vocales necesario para llegar hasta aquella forma (la variante galapán, que aparece en texto de 1535, se explica muy naturalmente por una disimilación de tipo frecuentísimo); las formas jergales francesas galapian, -apiau, -opiau, se explican por cruce del hispanismo ganapán con el autóctono galopin (galopeau, -piau = cast. galopillo); y la catalana ganàpia (M. L. Wagner, Notes Ling. sur l’Argot Barc., 60) es debida a intrusión del sufijo caló -àpia, -ípia (narípia, etc.), comp. gíria port. ganapa ‘muchacha desvergonzada’, ‘meretriz’ (Fig.). Yerra M. L. Wagner, ZRPh. LXIII, 343, al insinuar que ganapán viene del fr. chenapan, voz mucho más moderna, con la cual no hay relación alguna.

1 «Quantum ibi ganare et amplifigare potuerimus», M. P., Oríg., 249.―

2 «Porque Santa María / vos gane de su fijo, que es madre complida, / que nos guíe a todos en esta vida», Vida de S. Ildefonso, v. 749. Comp. la imprecación «assí los diablos te ganen», todavía en la Celestina, Cl. C. I, 35.1.―

3 En apoyo de esta forma y contra el sinónimo germánico *GAINÔN, defendido como étimo por M-L. (REW, 3637a) y Gamillscheg (R. G. I, pp. 195 y 392), V. lo dicho en el artículo GANA.―

4 Por ej. Nunes, RL XIV, 67-69, o De Forest, Old French Borrowed Words in Old Spanish (comp. RFE VI, 330). Éste cree que se trata de un galicismo, con el objeto de explicar la inicial ga-; aquél llega a admitir que ga- es lo regular, y los casos de gua- (guarnir, guardar, etc.) se deben, por el contrario, a falsas lecturas, luego generalizadas, de grafías sin valor fónico. Ideas descabelladas, que por lo demás no explican en absoluto la n en lugar de ñ, y ni siquiera lo intentan. Últimamente Pottier insiste de nuevo, y en vano, en la idea, Rom. LXXV, 533; nada o muy poco se gana con partir de un *WAIDANÔN (a base de la variante alto-alemana weidenôn ‘apacentar’); la comparación con GUADAÑA muestra cuál hubiera sido en castellano el tratamiento fonético de la W- y de la dental. Por otra parte, tal forma germánica no habría podido existir en España, pues el gótico responde con -TH- a esta -d- alto-alemana.―

5 Vigón: guñar y guañar ‘echar brotes las semillas, esp. de las patatas y cebollas’, ‘impacientar, inquietar’, guñu y guañu ‘brote de una semilla’.―

6 «Quantum ibi abeo ganatu et adhuc potuero guatanigare».―

7 «Perdiemos pel vuestro gaanno que ganastes el portazgo del pescado de alta mar», cita en Fz. Guerra, Fuero de Avilés, p. 80.―

8 Partía este erudito de una forma GANAVARE sólo documentada en dos glosas (CGL IV, 346.20 y V, 502.20: «ganabat: fortiter exsequitur»), como variante del arcaico GNAVARE, clásico NAVARE ‘trabajar activamente’; el presente ganava se habría tomado falsamente por un imperfecto, y de ahí se dedujo un nuevo infinitivo ganar. Pero GNAVARE es forma olvidada desde antes de la época ciceroniana y sólo resucitada artificialmente por lexicógrafos y glosadores curiosos; la forma accidental GANAVARE resulta de un esfuerzo individual imperfecto por articular el grupo inicial desusado GN-: claro está que tal forma no pudo pertenecer jamás al lenguaje hablado, además de que NAVARE no ha dejado descendencia romance en ninguna parte.―

9 «Entre aullidos del perro que quisiera ganarse en la pieza», H. Carpena, La Nación, 29-IX-1940. También en B. Lynch, La Nación, 1-I-1940; etc.―

10 «Pero el diablo que miró / el sable aquel y el escudo / lo mesmito que un peludo / bajo la tierra ganó», A. del Campo, Fausto, v. 1256. También en el Martín Fierro, vid. el vocabulario de Tiscornia a su 1.ª ed.―

11 Es difícil que el hispanoárabe ġáȬȝan ‘robar’, en R. Martí, tenga algo que ver con nuestro verbo, según quisiera Simonet (s. v.). Si acaso deberíamos admitir que un guadañar, después de arabizado en *ġáȝan, fué contaminado por ġáȬn, para el cual V. el artículo GANA.―

12 Íd. en doc. de 1044 de la Rioja Alta, M. P., D. L., 71.21, y ya en 952 (Neuvonen, p. 266).―

13 Secundariamente puede llegar a perder el sentido colectivo y designar animales individuales: ganados fieros, Cid, 2789; «unos guantes de ganato», invent. arag. de 1406, BRAE III, 361. En la Arg., Ecuador, Colombia, Méjico y Canarias se tiende hoy a especializarlo para el ganado vacuno: BRAE VII, 626.―

14 No en sentido contrario, sino en el mismo sentido que en castellano, fué la evolución semántica del ieur. peku en el lat. pecu, pues aquél, según ha demostrado Benveniste, Voc. Inst. Ie. I, 60, significó primitivamente ‘dinero, fortuna’ (cf. gót. faíhu ‘dinero’, ingl. fee ‘paga, honorario’ ‘posesión’, fris. ant. fio ‘dinero’, y el fránc. fihu ―de donde fr. fief, oc.-cat. feu ‘feudo’― debió significar primero ‘bienes muebles’ > ‘bienes feudales’).―

15 Inadmisible y superflua la etimología ár. ġánama‘ganado menor’ propuesta por Steiger, Contr., 87.