FARFOLLA, and., albac., ‘envoltura de las panojas del maíz, mijo y panizo’, en Murcia y Este de Andalucía perfolla y pellorfa, en Aragón barfolla íd. y ‘hollejo de la uva y de las legumbres’, en catalán pellofa y pellorfa ‘hollejo’, oc. perlofo, peloufo, probablemente derivados de PELLISpiel’, con sufijo -ofa; en castellano, donde ha de ser catalanismo o mozarabismo, de pellorfa o de *perllofa se pasó a perfolla y farfolla.

1.ª doc.: 1920, Toro Gisbert, RH XLIX, 449.

En el sentido de «espatas secas del maíz, que sirven para hacer jergones» anotó este autor el vocablo, tomándolo de viva voz, probablemente en Málaga, de donde procede la mayor parte de su información oral. Lo confirma Américo Castro, granadino1; la Acad. no lo recogió hasta 1925 o 1936: no le señala carácter dialectal, pero desde luego no pertenece al español común; también lo recogieron Alther2, que investigó en Jaén3 y Granada, y A. Zamora, en Albacete (RFB XXVII, 251). Perfolla ‘envoltura de la mazorca del maíz’ es murciano (así Acad., ya 1884; G. Soriano; Sevilla) y andaluz (A. Venceslada), pero creo que en esta región es propio de la parte oriental, pues Venceslada recogió mucho en Jaén, yo lo he oído en Almería y G. de Diego cita parfolla en Granada; de ahí el verbo desperfollar en Murcia, pero aquí también se dice pellorfa (G. Soriano). En la forma albaceteña perifolla ‘hojas que recubren la cebolla del azafrán’ (A. Zamora) hay confusión parcial con PERIFOLLO, aunque el influjo de las dos palabras pudo ser recíproco. Barfolla tiene en el Bajo Aragón el sentido de ‘revestimiento del maíz’ (Puyoles-V.), y en la Litera el de ‘hollejo de las uvas’ y ‘vaina seca de los cereales’ (Coll A.); gallarofa, otra variante aragonesa (Acad., después de 1899), sale de *barallofa, como gald(r)ufa de baldufa.

Estos mismos son los sentidos del cat. pellofa (o abierta), que es la forma más difundida en este idioma4, y está ya documentada en el valenciano Tirant lo Blanc (h. 1465); hoy lo general en el reino de Valencia es pellòrfa, como en Murcia (ya en Sanelo, S. XVIII), en Tortosa parallofa (BDC III, 104), y en Tarragona y otras partes pellerofa (BDC VI, 48; Aguiló; Amengual). Tenemos luego prov. Pelofo5, gasc. peloho, langued. pelhofo y peloufo «peau de fruit; écale de légume; pellicule; épluchures, pelures; spathe du maïs; balle de l’avoine; peau de grain de raisin, de châtaigne, de haricot», La Teste pelohe «peau des légumes, pois, fèves, etc.» (Moureau)6, Rouergue peloufo «balle d’avoine» (Vayssier), perlouófo «enveloppe, peau, pelure de certains fruits» (id., s. v. cufèle). Esta última forma nos sugiere el origen de la -r-, hoy tan extendida en España, pero ajena todavía a la forma valenciana del S. XV y hoy a la gran mayoría de las formas occitanas y catalanas: habría influjo del prefijo per-, pero en catalán *perllofa sufrió metátesis (pellorfa) o anaptixis (parallofa) seguida de otra metátesis (pellerofa); a no ser que pellorfa se deba al influjo del val. corfa ‘cáscara’, de origen arábigo (Corominas, BDC XXIV). El vocablo en Francia se extiende todavía más al Norte, pues palòf, palouhe y p྿lǖི se oyen en Lorena en el sentido de ‘mondadura de patata y de varias frutas’, ‘corteza’ (Horning, ZRPh. XXI, 194). En cambio es dudoso que tenga que ver con perfolla, a pesar del extraordinario parecido, el calabr. sept. prfúྊཙ m. ‘salvado’, pues tendría que ser hispanismo, pero no es improbable la etimología de Rohlfs (ZRPh. XLVI, 162) *FURFUREUS (> *PURFULEUS), derivado de FURFUR íd.

Como etimología de nuestro vocablo, lo más natural es admitir que viene de PELLISpiel’, cat. pell, con un sufijo despectivo, que se halla también en el cat. butllòfa ‘ampolla’ (BULLA) y en la familia del fr. med. baloffe ‘cascabillo de la avena o del trigo’, hoy frprov. baloufe, Var baloufo, Perigord boloufo, Tarn-et-G. balofo, Gers baloho, Landas baluhe7, y la de oc. galhofo, calhofo, calo(u)fo ‘cáscara verde de la nuez’, Morvan y Lorena calof, Poitou chalofre íd., Quercy golofo ‘hollejo del grano de maíz’8; que este sufijo sea de origen gálico dialectal (según admite Gamillscheg, ZRPh. XLIII, 563-5, como alteración de -USTA), O apofonía de los no menos oscuros y frecuentes -ufa (cat. baldufa, barrufa, magarrufa, castellufo), -ifa (cat. espellifar, empastifar, esborifar, esgarrifar), -afa (oc. pelafo, palafo «pelure de châtaigne»), el hecho es que tal sufijo existe, y la sinonimia con el ampurdanés pellòina «les pellofes del raïm trepitjat» (en Llofriu, BDLC IX, 94) comprueba que es realmente sufijo agregado a pell y no elemento radical. No creo en la idea de Horning de que el tipo palòf, peloufo, sea metátesis del oscuro FALUPPApajita’, ‘objeto sin valor’, documentado en un glosario del S. X y hoy conservado en el Norte de Italia, al que Horning por una serie de metamorfosis y avatares extraordinarios supuso padre de varias series de vocablos galorrománicos (frippe, frapouille, feupe, pelfre, frapper, envelopper...), pues a su vez este FALUPPA es forma (romance al fin y al cabo) inexplicada, y más sencillo que echar mano de un cruce con PELLIS para explicar la -LL-, es partir simplemente de este otro vocablo. Pero más increíble todavía es basarse en MALA FOLIA, ‘hojas malas’, ‘hojarasca’, conforme a la idea de G. de Diego (Contr., § 385), con extraño cambio de M- en b- y luego en p-, lo cual además es poco satisfactorio para el sentido y se oponen a ello las formas catalanas y galorromances, que G. de Diego no toma en consideración. La semejanza de perfolla con FOLIA ha de ser secundaria, en vista de éstas y del vocablo documentado en el Tirante. El and. farfolla será alteración de perfolla por dilación consonántica, o será idéntico al arag. barfolla con el cambio regular de las barfollas en la(h) farfollah. En cuanto a la forma aragonesa puede ser de origen mozárabe o debida a una contaminación.

1 Lengua, Enseñanza y Literatura, 1924, p. 72.―

2 Beitrdge zur Lautlehre der südspanischen Mundarten, Zürich, 1935, p. 57.―

3 De ahí el derivado farfollar ‘preparar la hoja para el jergón’ en Quesada (Jaén), Rodr. Castellanos, RFE XXIV, 227.―

4 Oído en Esterri de Cardós (Pallars), en Barcelona y en general en el centro y Norte del Principado. También en Benavarre (Huesca), BDC VII, 76 (pallofa), en Mallorca (Amengual) y en el Rosellón (ALF, mapas baile, bogue, brou de la noix, cosse).―

5 Es la forma que encabeza el artículo de Mistral, y hay cita de un autor de la Vaucluse.―

6 La -l- de esta forma gascona, de la citada por Mistral y de Gers pelouho «épluchure» registrado por Palay, está en desacuerdo con la -LL- postulada por las formas languedocianas, catalanas, españolas, a la que correspondería -r- en gascón. Como lo muestra la ac. «épluchure» ha habido cruce ahí con PILAREpelar’.―

7 Para cuya terminación supone Wartburg una combinación con ULVA, fonéticamente inadmisible (FEW I, 221, n. 20).―

8 Desde Schuchardt, Roman. Etym. II, 51, y ZRPh. XXIX, 327, se suele explicar esta familia por el gr. κέλɄưος, -ους , ‘corteza o piel de un fruto’, ‘cáscara’, pero como reconoce M-L. (REW, 4688) hay dificultades tan graves y complicadas, que será mejor abandonar la idea, como lo ha hecho Wartburg, que no estudia esta familia en su letra K o C. Si se insistiera en la idea de Schuchardt se podría admitir que desde este vocablo se extendió el «sufijo» a los demás, pero será preferible explicarlo como derivado del fr. écale, écaille, pues el modelo calofo falta del todo en iberorromance, donde pellofa, perfolla y congéneres tienen tanta extensión; el cat. clova y clofolla ‘hollejo’, ‘cáscara’, que Schuchardt derivaba del mismo tipo griego, queda muy alejado fonéticamente de todo esto, y presentaría otras dificultades para derivarlo de κέλυưος; vendrá del céltico (vid. NUEZ).