ESTRAMBOTE, ‘género de composición poética’, antiguamente estribote, del mismo origen incierto que oc. ant. estribot, fr. ant. estrabot, que designaban composiciones satíricas, e it. strambotto. nombre de una composición amorosa; como las formas más antiguas son las desprovistas de nasal, es poco probable como etimología el it. strambo ‘zambo o estevado’, lat. STRAMBUSbizco’; probablemente emparentado con estribillo, derivado de ESTRIBO, en vista de la antigüedad de esta denominación poética, documentada por el nombre árabe markaz ‘apoyo, estribo’ aplicado por Mucáddam de Cabra en el siglo IX al estribillo de sus zéjeles.

1.ª doc.: estribote, Berceo, S. D., 648; estrambote, 1445-9, Santillana, Proemio al Condestable de Portugal1.

Acerca de esta palabra han disputado los eruditos. Además de los diccionarios etimológicos de Diez (pp. 130 y 310), M-L. (n.º 8281) y Terlingen (p. 93), tratan el asunto varios artículos especiales de Gaston Paris (Journal des Savants 1889, 533-5; Rom. XXVIII, 480), Francesco Novati (Mélanges Wilmotte, 1910, 417-41), H. R. Lang (Scritti in onore di R. Renier, 1912, 613-21) y J. Brüch (Festschrift Ph. A. Becker, 1922, 199-215). A pesar de las discrepancias que los separan, algunos puntos están reconocidos por todos. Empecemos por la documentación de las formas del nombre. En español estribote aparece desde Berceo y sigue empleándose muchas veces en los siglos XIV y XV en el Libro de Buen Amor y en el Canc. de Baena; el Alex. traía estribot o estrimbote o estranbote2; sobre cuál de estas dos formas empleó el Marqués de Santillana discrepan los manuscritos, y la última se hace general en los escritores del Siglo de Oro.

En lengua de Oc la palabra estribot se emplea con frecuencia desde med. S. XII (Raimbaut d’Aurenga, Guerau de Cabrera). El fr. ant. estrabot es palabra muy rara, sólo registrada dos veces, la primera en la segunda mitad del XII y después doscientos años más tarde. En cuanto a Italia, la forma strambotto es general, pero ya veremos que no se halla antes del S. XIV. La historia del sentido es más complicada, pues se entrecruzan las cuestiones de forma métrica con el significado que iba tomando el vocablo por el empleo literario que se hacía del género. Berceo lo toma por ‘denuesto, frase de escarnio’3, y para el autor del Alex. es ‘réplica embarazosa’4, evolución secundaria del matiz anterior, que reaparece en el cat. estribot, estaribot o estirabot5, y ambas acs. viven actualmente en el francés dialectal de Bélgica: valón strabot «injure, mot piquant, pointillerie», rastraboter «rabrouer, riposter par des paroles piquantes», Lieja dire des strabotez «rudoyer quelqu’un». Se explica este matiz satírico porque el estribote era una combinación métrica eminentemente popular, adecuada para el canto individual coreado por un grupo, y por lo tanto oportuna para coplas y comentarios sobre gente conocida. De aquí la naturaleza del estribot galorrománico. En francés antiguo se trata de dichos o versos satíricos, pero no resulta claro si están en verso o son meras frases epigramáticas.

En la antigua poesía occitana designa un tipo de poema, de índole por lo regular no precisada, pero el único ejemplar conservado y a nuestro alcance, debido a Peire Cardenal, es una diatriba violenta y obscena contra curas y frailes; en otro texto, en Flamenca, el estribot es una de las poesías populares que se escriben sobre un marido muy celoso que tiene encerrada a su mujer, y en otras partes el vocablo va aparejado dos veces con el sirventés, poema político o satírico. A medida que el estribote se iba alejando de su patria, su sentido se iba haciendo más vago, hasta que en Italia ya sólo conserva como distintivo fijo su carácter popular: el it. strambotto es un género popular, de tema en general amoroso; pero algo conservó del tono satírico que había llevado consigo, pues siempre se movió, dice Vittorio Rossi6, «con disinvolta andatura e talora con plebei ardimenti di frase»; y en Sicilia, de donde todos lo consideran típico, todavía se le define como «poesia scherzevole» (Mortillaro); por otra parte, además del sentido lírico, los dialectos modernos le conservan la ac. ‘broma’, ‘tontería’, ‘extravagancia’7. El strambotto italiano alcanzó grandísimo desarrollo literario, y con su nuevo empuje renacentista volvió a España.

Claro está que entonces se hace general aquí la forma estrambote, más semejante a la italiana. Pero además el sentido es nuevo. En Góngora es un poema amoroso, que representa el poeta como escrito por Macías el Enamorado (V. el vocabulario de Alemany). A lo mismo se referirá Cervantes en los tres ejs. que de él se citan; en todo caso es claro el de la Tía Fingida, donde después de oír un soneto de esta naturaleza uno de los circunstantes exclama que no ha oído nunca mejor estrambote: desde luego no se refiere a una forma estrófica especial, pues es soneto de tipo corriente. No se trata de la ac. definida por Aut.: «versos o copla añadida al fin de alguna composición poética, especialmente en los sonetos, para mayor expresión, lucimiento y gracejo». Como observa Lang, esta ac. no se halla en Covarr., en Rengifo ni en fuente léxica alguna anterior a Aut.; este tipo de soneto no alcanza cierta frecuencia (sin que, por lo demás, sepamos qué nombre se le daba) hasta el S. XVII, y el ej. más antiguo es de 1569. Luego se trata de una evolución muy reciente8, que por consiguiente no puede tomarse como base de la etimología, según hizo Gaston Paris. Dejemos, pues, los avatares modernos del género y atengámonos a su contenido más antiguo, y especialmente a la antigua forma estrófica designada con este nombre.

Los estudios de Lang y M. P. pusieron en claro lo que en la España medieval se entendía por estribote. Se trata de un esquema métrico ejemplificado muchas veces en Juan Ruiz, en el Canc. de Baena y en otras fuentes: «compónese de un dístico o villancico donde se enuncia el tema lírico de la composición, y que luego es glosado en varias sextinas, cada una de las cuales se forma con estos elementos: 1.º tres versos monorrimos; 2.º un verso llamado ‘vuelta’, porque vuelve a la rima del villancico inicial, y 3.º repetición del dístico o villancico»: «es la forma más popular entre los juglares castellanos», «el metro más usado en los cantos populares hasta el S. XVI, la forma típica castellana anterior a la popularización de las seguidillas y coplas que en el XVII privaron»; «el juglar, solo, entona los cuatro primeros versos de la mudanza o glosa, y con la rima de la ‘vuelta’ da entrada al coro, compuesto de oyentes, para que canten en común el estribillo o villancico»9. El nombre estribote se halla, en efecto, cinco veces documentado, para este esquema métrico, en el Canc. de Baena, y a él se refiere sin duda el Marqués de Santillana. Los temas de estas composiciones eran siempre de tono popular, y de humor juglaresco: a Villasandino le sirven un par de veces para pedir dinero, se nota que uno de ellos es un violento cantar de escarnio (n.º 141), otro es una cantiga cazurra de J. Ruiz burlándose de sí mismo (115), el autor de otro lo sintetiza con las palabras «reíd con tal repullón»; luego la vena satírica no está ausente de ellos, y es natural que con este tono se trasmitiera a la poesía en lengua de Oc.

Este tipo estrófico era esencialmente propio de Castilla y Andalucía, región donde ya se localiza nada menos que a fines del S. IX. Desde allí, con el nombre de zéjel, se propagó por tierras musulmanas hasta el Irac, alcanzando boga extraordinaria en países tan lejanos desde algo antes del S. XII. En Occidente no abunda en el Cancionero portugués de la Vaticana, pero domina en el arte más popular de las Cantigas de Santa María. Al pasar los Pirineos se desdobla, apareciendo por una parte el tipo sin estribillo (también conocido en el zéjel musulmán) en la poesía más culta de los grandes trovadores, desde Guillermo de Poitiers; por la otra, la variante primitiva, con estribillo, aparece en cantos populares occitanos; en el rondel francés del S. XIII; y en Italia, en Fra Jacopone da Todi, coetáneo de Alfonso el Sabio, en laudes toscanas de los siglos siguientes, y en frottole de todas partes hasta el S. XVI.

M. P. expone detenidamente esta expansión en su libro Poesía Árabe y Poesía Europea (pp. 18-66), y documenta la exportación de cautivas andaluzas al Sur de Francia en el S. XI (pp. 32-35), cantoras que según testimonio de los contemporáneos conquistaron para su arte a los nobles occitanos de la época. Dudo que persista todavía el escepticismo con que algunos críticos acogieron las primeras demostraciones dadas por Ribera de una temprana influencia hispánica en la lírica de los trovadores. El testimonio lingüístico de los varios préstamos españoles en nombres occitanos de instrumentos musicales (V. GAITA) las corrobora útilmente. Y con ello cobra todo su significado aquella cançon de razon espanesca a que ya se refiere por el año 1000 el Poema de Santa Fe.

Esta expansión literaria y musical, y el paso consiguiente del tipo estrófico del estribote al mundo transpirenaico, ¿fueron acompañados o no de la exportación de su nombre? Un hecho hay que parece indicar que sí. Por Abenbassam (1109) y Abenjaldún sabemos que tradicionalmente se miraba al ciego andaluz Mucáddam de Cabra como el inventor del zéjel; Mucáddam vivía hacia el año 900, y según Abenbassam inventó para el estribillo de su zéjel la denominación arábiga márkaz, que significa precisamente ‘apoyo, estribo’ (M. P., op. cit., p. 20)10, adecuada perfectamente a este pareado que iniciaba todo el poema y era el punto de partida de cada una de sus mudanzas. Ahora bien, como el márkaz era elemento extraño hasta entonces a la poesía árabe, su nombre debió ser ya traducción del romance estribo, pues nos consta que Mucáddam era poeta bilingüe; o si realmente se inventó esta denominación en árabe, muy pronto sería traducida al romance. Aunque no podamos documentar estribillo como término poético antes de Polo de Medina (hacia 1650), hallamos estribo en este sentido algo antes ya, en la Pícara Justina, año 1605 (ed. Rivad., 64-65); y aunque de todos modos sea fecha tardía, no podemos extrañarlo demasiado en vista de las tinieblas que envolvieron la poesía popular romance de Andalucía, primero por la dominación arábiga y después por las tendencias aristocráticas de la escuela poética andaluza de los períodos clásico y preclásico11. Siendo esto así es sumamente probable que estribote se formara en castellano como derivado de estribo, en el sentido de composición caracterizada por este elemento poético, y es natural que el derivado aparezca antes que el primitivo, gracias a su importancia mucho mayor. El sufijo -ote, aunque bastantes veces sea de procedencia galorrománica, también aparece en multitud de voces estrictamente castellanas, algunas ya documentadas desde muy antiguo: chacota [con chacotares, S. XIII], capote [S. XIV], capirote [1295], cogote, cascote, barrote, gañote, garrote, mazacote, mogote, tagarote, picota, chirigota, pingorota, gaviota, maniota... Mucho menos probable es que estribot se formara en lengua de Oc, aunque partiendo del español estribo ‘estribillo’.

Pero lo que ya no es posible es que estribot se hubiese formado en la lengua de los trovadores, como derivado autóctono a base de la misma comparación que se hizo en España; pues entonces, como derivado de estreup (o estriup), nombre occitano del ‘estribo’, deberíamos tener *estreubot. Es verdad que un verbo occitano estribar parece hallarse, aunque una sola vez, en la frase mal estribatz clergues, precisamente en el estribot de Peire Cardenal (v. 38); el sentido es oscuro: Levy declara no entenderlo y Appel sugiere con dudas ‘clérigos que dan pasos en falso (que no se apoyan o estriban bien)’. Hay por otra parte estrubar en Sordel, y los derivados en estreub- o estriub- son lo normal. Así, aunque admitiéramos el estribar de Cardenal como forma válida, sin poner en duda lo correcto de esta lección, y por lo tanto concediéramos la posibilidad de un estribot occitano, siempre deberíamos hallar variantes como *estreubot o *estrubot, que en realidad no existen. La conclusión es que lo mismo el nombre que el género han de ser de importación hispánica.

Desde tierras de Oc se propagó la voz al Norte de Francia y a Italia, y allí hubo de sufrir influencias perturbadoras. La alteración italiana strambotto es fácil de comprender: el carácter juglaresco y satírico del género permitió que se le viera una relación ideológica con el it. strambo ‘de piernas torcidas’, friul. stramb íd., venec. ant. stramo ‘extraño, extravagante’, veron. ant. íd. ‘burlesco, divertido, retozón’ (en glosario del S. XV: Mussafia, Denkschr. d. Wiener Akad. XXII, p. 211). Sin embargo, nótese que estos vocablos pertenecen especialmente al italiano en sus hablas septentrionales y toscanas, pero estranbote ya aparece en el manuscrito O del Alex., escrito hacia 1300, y en el Marqués de Santillana. Como en la primera de estas fuentes todo influjo italiano es imposible, y difícil en la segunda, debe creerse que ya fuera de Italia se vió una relación entre estribote y un derivado romance de STRAMBUS, concretamente el término poético provenzal rims estramps ‘versos sueltos, sin rima’. Ya hemos visto que fuera de España se aplicó estribote a combinaciones estróficas diferentes del zéjel, conservando sólo el valor de composición popular, juglaresca o satírica12; ahora bien, una de estas combinaciones, la representada por Peire Cardenal, es una larga tirada monorrima seguida de un verso estramp y más corto, que debe ser una reminiscencia de la vuelta del estribote español: hubo, pues, influencia de este término poético occitano, y en una época en que toda Europa estudiaba con ahinco la terminología trovadoresca, es natural que esta contaminación obrara en Italia, en el Norte de Francia (estrabot) y aun en la propia España, ocasionalmente. Nada de extraño tiene que los franceses e italianos confundieran en parte dos vocablos aprendidos conjuntamente en la poética provenzal13.

Derivar estribote de estribo es tan natural que asombra pensar que sólo lo hizo Diez. La explicación está en que los romanistas suelen ser ante todo especialistas del francés y el italiano, con frecuente propensión a mirar como secundarias las formas de todos los demás romances. De ahí que casi todos se inclinaran por derivar de STRAMBUSbizco’ o ‘estevado’. Nada se opondría a esta etimología si sólo existiera la forma italiana, mas partiendo de strambotto sería muy difícil explicar las demás, mientras que el camino inverso está expedito. Como es imposible que strambotto perdiese su m por vía fonética, según parece dispuesto a admitirlo Gastón Paris, sería preciso creer en una alteración por etimología popular, debida al influjo de otra palabra, o mejor dicho otras, pues ninguna podría explicarnos estrabot y estribot al mismo tiempo14.

Siendo esto así sólo podríamos insistir en tal empeño si se lograse demostrar que el strambotto italiano es más antiguo que sus hermanos romances. En realidad parece lo contrario, aun prescindiendo de Mucáddam de Cabra y limitándonos al S. XII, en que ya lo vemos bien afirmado en el Sur y aun el Norte de Francia. Alessandro d’Ancona, que en su libro La Poesia Popolare Italiana sentó firmemente las bases del estudio de nuestro género, cree que se extendió desde Sicilia al resto de Italia en el S. XIV, pero en realidad los autores conocidos de strambotti pertenecen ya al XV: en Venecia, Giustiniani, que escribía en la primera mitad; en los Abruzos, Serafino, y en Toscana el Poliziano, correspondientes al final de la misma centuria (Rossi, op. cit., 223-5, 272; Ancona, 1.ª ed., p. 304); las dos grandes colecciones de strambotti estudiadas por Ancona (p. 431 y ss.) corresponden a los SS. XV y XVI. Por lo demás en este diccionario lo que más nos interesa es el nombre y no el género, que pudo haber tenido primero otra denominación. Ahora bien, de la palabra strambotto no recoge Tommaseo ej. anterior al Morgante de Pulci (1483); otro que hallo en Ancona (p. 435b), en una de las colecciones citadas, a lo sumo podría ser del mismo siglo. Mis esfuerzos por hallar testimonios más antiguos han sido inútiles. En verdad, la naturaleza de las fuentes a mi alcance no me permite asegurar nada, pero esta indicación provisional del S. XV puede asegurarse que no dista mucho de la verdad en cuanto a la fecha de la palabra15. Y aunque fuese bastante anterior siempre podría creerse que lo llevaran a Sicilia los provenzales de Carlos de Anjou, en el S. XIII, cuya influencia dejó tantas huellas en la escuela poética siciliana; de ninguna manera creo en la teoría de G. Paris, que atribuía el préstamo a los normandos invasores de Sicilia en el S. XI, puesto que el vocablo alcanzó tan poca boga en el Norte de Francia.

Sólo se apartó de STRAMBUS Brüch, para proponer una temeraria etimología germánica *STRÂPA ‘vituperio’ (de donde el alem. strafe ‘castigo’), cuya imposibilidad nos revela su mismo artículo: se trata de un vocablo exclusivo del alto alemán, que según él hubo de pasar al francés desde el Rin medio en el corto espacio de tiempo (si tal tiempo hubo) en que ya en Francia la -P- latina había llegado a -v- y la -P- alemana no había sufrido todavía la segunda mutación consonántica; entonces se habría cambiado en -b- al pasar al francés, por una imitación imperfecta de la articulación peculiar de las oclusivas alemanas. Desde el francés se habría extendido a los demás romances. No sólo es hipotética la forma *STRÂPA, sino también el significado ‘vituperio’. Y aun si olvidáramos por un momento que el vocablo es más raro en el Norte de Francia que en ninguna parte, deberíamos reconocer que es imposible acumular más condiciones inverosímiles.

DERIV.

Estrambótico ‘extravagante’ [Aut.], quizá vino ya formado de Italia (se emplea por lo menos en Calabria, según Rohlfs), donde corresponde bien a las acs. dialectales de strambotto ‘broma, tontería, disparate’, citadas arriba16.

1 Ahí dice el autor que su abuelo Pero González de Mendoza († 1385) «usó una manera de decir cantares, así como scénicos Plauto e Terencio, también en estrambotes como en serranas». Otro manuscrito trae estrimbotes. Según Willis estranbote figura ya en el ms. O del Alex., escrito h. 1300.―

2 En el ms. de París (2371a) hay que enmendar evidentemente escribot en estribot, y el de Osuna trae en su lugar estrimbote según Janer o estranbote (lección de Willis).―

3 «Dávanli prisión mala los Moros renegados / ... / Dávanli a las vezes feridas con açotes, lo que más li pesava, udiendo malos motes, ca llamávanlos canes, ereges e arlotes, / faziéndolis escarnios e laydos estribotes», S. Dom., 648d.―

4 Después de afirmar que nadie pudo ser convertido en piedra, añade: «Sé que querrá alguno darme un estribot, / querráme dar enxenplo de la muger de Lot».―

5 La primera de estas formas en Ibiza, según Aguiló, en sentido de «tornada», ‘estribillo’; en el Canc. Satíric Valencià del S. XV parece tener ya el sentido moderno, que puede ser ‘réplica desconcertante o incongruente’ o bien ‘salida inesperada, ocurrencia chistosa’. Las otras dos formas son usuales hoy en Barcelona; y, según Moll, en el Continente en general (AORBB III, 69).―

6 Il Quattrocento, en Storia Letteraria d’Italia, 1933, p. 233.―

7 «Ciance e panzane», «baggianata», «discorso fuori di proposito», «strafalcione», en los Abruzos y en todas las hablas de la Alta Italia, vid. Novati. Otra forma, con cambio de sufijo, strambóccolo, era «a kind of base railing or filthy composition», según el diccionario de Florio (161 l).―

8 Sin embargo, aun en este desarrollo reciente reaparece el sentido burlesco. Ya Juan de la Cueva manifestó que los sonetos con estrambote habían de ser cómicos, y aunque E. Buceta (RFE XVIII, 239-51) no cree que esta norma sea general, reconoce que se aplica a la mayoría de los casos.―

9 M. P., Poesía Juglaresca y Juglares, 273-8; Estudios Literarios, 310-11, 332-3.―

10 Comp. Dozy, Suppl. I, 555a; y Ribera, La Música de las Cantigas, 1922, 66a, 69b, n.7. Márkaz significa ‘apoyo, punto de apoyo’, ‘punto fijo’, ‘lugar para descansar’, en el árabe moderno, y particularmente en el de Egipto (Bocthor). No hay por qué dudar de que sea ac. antigua, pues es la que corresponde al sentido de la raíz rákaz ‘clavar, plantar en el suelo’, ‘estar fijo, firme’, ‘apoyarse (un arco)’, etc., tan clásica como vulgar.―

11 En el sentido de ‘estribo para montar a caballo’ estribo y su derivado estribera son frecuentes en la Edad Media, desde el Cid.―

12 En Italia son estrofas endecasílabas en varias combinaciones de rimas, de las cuales, en su orden de sucesión cronológica, las más típicas son abab, abababab y abababcc.―

13 En lengua de Oc esta variante es sólo moderna: rodanense estrambord, marsellés estrambot ‘extravagancia’, ‘entusiasmo’; un «mall[orquín]» estrabot, citado por M-L., no existe: es errata por «wall[onisch]».―

14 Tampoco hay que pensar en la variante latina STRABUS: 1.º porque no ha dejado descendientes populares en romance, 2.º porque si éstos hubiesen existido tendrían -v-. Como cultismo es palabra reciente en todas partes, y siempre ha pertenecido sólo a la técnica científica. Basta la -b- intervocálica del fr. ant. estrabot para comprender que ha de ser extranjerismo, si ya no nos advirtiera lo mismo la rareza del vocablo.―

15 No figura en los diccionarios y concordancias dantescos y petrarquescos; tampoco en el glosario de la Crestomatía de Monaci, ni en los citados glosarios de Mussafia. No están en Chicago las monografías de Tullio Ortolani, Studio Riassuntivo sullo Strambotto, Feltre, 1898, y Giovanni Giannini, Sulla Forma Primitiva dello Strambotto Siciliano, Lucca, 1910. Ya redactado este artículo, y publicado su núcleo en los Estudios M. P. I, 30-39, he recibido el excelente trabajo del Prof. E. Li Gotti (Convivio 1949, 698-708), donde se hace el balance de las investigaciones de varias generaciones italianas: a pesar de los esfuerzos dedicados a la historia de este género en Italia, no se ha encontrado allí composición de este nombre anterior a una de 1375, escrita en Toscana, y el vocablo, sin aplicación poética, aparece por primera vez en Génova h. el a. 1300 (en carta particular me habla el autor de un descubrimiento reciente en Génova y en el S. XIII, que no parece ser diferente). El Sr. Li Gotti llega a la conclusión de que el nombre llegó a Italia desde Provenza. Se refiere además a un trabajo reciente de Toschi donde se propone una etimología nueva, fr. estrif ‘disputa’, que no se puede aceptar, por evidentes razones fonéticas (haría falta *estrivot y no estrabot en francés) y geográficas (estrif no existe en el Sur de Francia, pues es dudosa la forma estrit ―que además termina en -t― citada en el REW, 8316). Sobre el it. strambotto (en parte en su relación con el estribote o estrambote castellano), V. ahora además el artículo de Ruggero M. Ruggieri en Studi di Filologia Italiana 1953, y los de Li Gotti en Idea (Roma, settimanale di cultura), 22 y 29-III y 5-IV-1953.―

16 La deformación estrambólico, corriente en Méjico, Sto. Domingo, Chile, Arg. y Paraguay (BDHA I, 179), y también en el portugués del Minho (Leite de V., Opúsc. II, 442), se debe, como indicaron Alonso y Rosenblat, a influjo de retólico y melancólico.