ESQUIRLA ‘astilla de hueso’, probablemente tomado del francés, donde hoy es esquille íd., pero debió ser primero *esquílie, pues viene por vía semiculta del lat. tardío schĭdĭa ‘viruta’.

1.ª doc.: Terr.; Acad. 1884, no 1843.

El port. esquírola íd., aparece ya en Moraes (fin del S. XVIII); la vocal postónica será secundaria, por influjo de los numerosos cultismos en -ula, -ola. En el Yucatán se emplea una variante esquila, según Ramos Duarte. La identidad semántica con el fr. esquille (también voz de cirujanos) es demasiado completa para que pueda ser debida a una casualidad; en francés el vocablo se documenta desde 1503 (RF XXXII, 60). Para otros descendientes romances de SCHIDIA, vid. REW 7689; se trata en definitiva de un helenismo, perteneciente a la familia de σχίζειν ‘rajar, dividir, partir’, comp. σχίƌαξ ‘astilla’, ‘viruta’. Al entrar en la Península Ibérica, el vocablo francés sufrió una alteración por influjo de otra palabra, quizá chirlo ‘cicatriz’, que pertenecía al mismo orden de ideas: de ahí la r española (por lo demás, también pudo ocurrir algo análogo a la transformación sufrida por BIRLO, birla < fr. bille, o por chirla < SCILLA); comp. CARLETA. Aun si existiera el gr. skyros ‘desecho, residuo’ (¿o skiros?), que M-L. (REW 8017) admite como étimo de esquirla ―pero falta en los diccionarios, véase lo que dice Nascentes a este propósito―, faltaría explicar la l, y desde luego es inverosímil que esquirla tenga otro origen que el fr. esquille.