ESCALA, del lat. SCALA ‘escalón’, ‘escala’, ‘escalera’.

1.ª doc.: APal. 368b, 437b1; Nebr. («escala o escalera: scalae»).

En latín solía emplearse scalae en plural, en el sentido de ‘escalones’ o en el de ‘escala’ o ‘escalera’, pero ya ciertos autores tardíos emplean scala en singular para esta idea. Hasta hoy en Galicia se dice las escalas (o bien la escala) por ‘la escalera de una casa’ (Alvz. Giménez). La poca antigüedad de la documentación hallada en castellano2 se prestaría a la sospecha de que escala sea cultismo en castellano; sin embargo debe tenerse en cuenta que si escala estaba reservado para la escalera de mano, había menos ocasiones en los textos para que saliera escala que escalera, que reunía las dos acepciones. Para la lucha entre los dos vocablos en romance, y peculiarmente en Francia, debe verse el estudio de Jaberg, RLiR VI, 91-123 (para el español, pp. 91n. y 109); la razón de esta lucha se halla en la necesidad que sintieron varios romances de distinguir entre ‘escala, escalera de mano’ y ‘escalera de edificio’, y a la intervención de la idea de ‘escalón’, que a menudo se confunde con aquéllas. De ahí que la lengua de Oc prefiriera escalier o eschalier para ‘escalera’, desde sus orígenes, mientras otros romances (it. scala, cat. escala) siguen empleando el simple para ‘escala’ y ‘escalera’ sin distinción, como hacía el francés antiguo; el fr. escalier se introdujo en el S. XVI por influjo de la lengua de Oc, apoyado por la imitación de Vitruvio, donde se halla el plural SCALARIA (cuyo singular puede ser SCALARE o SCALARIUM, ambos en inscripciones) ‘escalera’. De éste ha de proceder también el cast. escalera, que contra la opinión de Jaberg, es de gran antigüedad, como lo comprueba su paso al mozár. escaláira ‘escala o escalera’ (PAlc.), marroq. isgalíra ‘escalera en los barcos’ (Lerchundi), y se extiende hasta el bearn. escalère «échelle courte qui chevauche une haie» (como nota Rohlfs, ASNSL CLXIV, 152-3); el masculino esqueiro o escairo ‘escala de mano pequeña’ se emplea en gallego y en el portugués del Minho, donde por lo demás se sacaría del femenino gall. esqueira ‘escala de mano’; el port. antic. y dial. escaleira es castellanismo o cultismo; este idioma echó mano del derivado escada ‘escala’ y ‘escalera’ (< escalada3), quizá más en razón de las dificultades morfológicas que ofrecía el anómalo femenino escá que por móviles de distinción semántica; escaada ‘escala de mano’ MirSgo. 51.13 y 20; escaeira ‘escala de subir a una embarcación’ Ctgs.. 383.41. De ahí el gall. escada ‘gajo o racimito de uvas o rama del mismo racimo’ (Sarm. CaG. 60v, 159v); con una variante escádea (ib. y 77v) que se deberá a una contaminación, quizá la de códea ‘corteza de pan’ (ib. 77v; V. CODENA). La distinción entre escala y escalera la observan los autores clásicos, si bien no con carácter absoluto («algunas veces» Covarr., «regularmente» Aut.), pues siempre se ha admitido también el uso de escalera para ‘escala de mano’, según hace ya Berceo («las tapias eran mucho alçadas, / non tenié por sobirlas escaleras nin gradas», S. Dom., 660d; pero escalera para la de los ángeles soñada por Jacob, S. Or., 42); en invent. arag. desde 1331 ‘escala de madera de 3 ó 4 escalones’ (VRom. X, 46)4.

En la ac. ‘paraje o puerto donde tocan de ordinario las embarcaciones’, la palabra tiene historia propia: en castellano se documenta desde Gz. de Clavijo (1406-12). Nació esta aplicación en el griego de Constantinopla, donde el latinismo σκάλα se aplica desde el S. V d. C. a una escala de piedra del muelle empleada para el desembarco, y después pasó a ‘muelle de desembarco’ y a ‘puerto de una ciudad’; de ahí irradió a los demás puertos griegos y pasó por una parte a Italia, donde no aparece hasta 1082 (Venocia) y en los primeros siglos se refiere siempre a los desembarcaderos de puertos orientales; por la otra al turco, que lo propagó por las lenguas balcánicas, y también pasó directamente al árabe, donde la hallamos desde 1154, en el Idrisí (nacido en Ceuta); de Italia se trasmitiría a España (vid. Kahane, Byz.-Neugriech. Jahrbücher, Atenas 1939, XVI, 33-58, que rectifica en parte las conclusiones de M. L. Wagner, ZRPh. XXXIX, 96-101, y de Simonet, s. v.).

DERIV.

Escalera [Berceo], vid. arriba; escalereja, escalerilla, escalerón [‘peldaño’ invent. arag. de 1397, VRom. X, 146]. Escalarescalar fortaleza», Nebr.]; escalable; escalada; escalado; escalador; escalamiento; escalante; escalo; escalona. Escalar m., arag., ‘paso angosto en una montaña’, del lat. vg. SCALARE ‘escalera’, citado arriba. Escaleta [Acad. ya 1843]. Escalinata [1803, Moratín; Acad. 1884, no 1843], del it. scalinata íd., derivado de scalino ‘escalón’. Escalón [Berceo, S. Or., 39], derivado común con varios romances: fr. échelon, oc. y cat. escaló (junto a graó y el cruce esglaó), y el cultismo o castellanismo port. escalão; escalonar, escalonamiento. Escalafón [Acad. ya 1843, como término militar, no 1832], palabra de formación oscura, quizá adaptación popular de una expresión francesa échelle de fonds ‘escala de los fondos necesarios para pagar a la oficialidad’ (del castellano procede el cat. escalafó).

1 «Los combatientes léganse al muro y embaracan a los defensores tanto que pueden poner las escalas», «scandere: subir arriba quasi por escala».―

2 Oelschl. cita escala ‘vaso’, ‘copa’, que ha de mantenerse aparte, y dos ejs. de scala en docs. del S. X, que serán más bien latinos.―

3 Éste penetra algo en las Asturias occidentales, donde lo recogió Munthe, pero no Acevedo, Fernández ni Rato. Figura también en el sentido de ‘escala de asalto’ en el ms. leonés del Alex. (2058b), pero el ms. aragonés trae escalera. En el Rimado de Palacio, 668a, podría significar ‘escalera’ o ‘acto de subirla’ y por lo demás quizá sea portuguesismo personal del autor, pues este pasaje lo escribió durante su prisión en Oviedes. No se comprueba, por lo tanto, el supuesto de Jaberg de que la innovación escalada ‘escalera’ sea común al castellano y al portugués.―

4 Por conducto del italiano (?) parece haber pasado escalera al gr. mod. Ƅσκαλιέρα ‘escala de cuerda’, de donde el turco iskalere (Kahane, Journ. Amer. Orient. Soc. LXII, 252-3).