ENDRIAGO, ‘monstruo fabuloso combatido por los caballeros andantes’, parece resultar de un más antiguo *hidriago, cruce de hidria ‘hidra, serpiente de muchas cabezas’ con drago ‘dragón’.
En el
Quijote es nombre genérico: «matar
endriagos», «peleando con algún
endriago» (I, xxv, fº 108; xxxi, fº 153). La fuente del
Quijote es el
Amadís de Gaula, según el cual nació el Endriago de la unión del gigante Bandaguido con su hija, y le describe como un monstruo de rostro y cuerpo cubiertos de pelo y protegidos por conchas, con brazos de león, manos de águila y grandes alas. Según Spitzer,
ZRPh. LV, 172, resultaría
endriago de un cruce de
drago con
diablo. Pero, aunque en el
Amadís se emplean las expresiones
este diablo y
esta endiablada bestia hablando del Endriago, el hecho es que es un monstruo y no un diablo, y además de que tal cruce habría debido producirse mediante un complicado proceso
1, la combinación ideada no nos explica la sílaba
en-, cuya adición es difícil de explicar no tratándose de un término verbal ni relacionado con verbos. Por otra parte, la relación con
drago, forma antigua de
DRAGÓN (véase), es evidente, y la confirma todavía la variante portuguesa
endriaco, citada por Fig. Pero tratándose de un monstruo es más probable que el cruce se produjera con el nombre de otro monstruo, la
HIDRA, cruce tanto más fácil cuanto que los dos animales fabulosos solían identificarse («
hydra, draco fuit multorum capitum» en las glosas de Plácido,
CGL V, 26.4, 74.5, 109.34). Ahora bien,
hidria se empleó como variante de
hidra: «tal fayçó ha lo coratge com la serp que appellen
ídria, que havia moltes testes», en una hoja catalana del S. XV (Ag.); variante que resulta de la confusión de
hidra con
hidria ‘jarro’
2. De la combinación de ambos vocablos salió primero
*hidriago,
*hedriago, y después el vocablo fué incorporado a las palabras de
en- inicial (como
embriago por
ebriago, o
enmienda por
emienda, p. ej.).