ENCONAR, ‘inflamar una llaga’, ‘irritar el ánimo’, primitivamente ‘manchar, contaminar’, ‘infectar’, probablemente del lat. էNQUէNARE ‘manchar, mancillar’, ‘corromper’.

1.ª doc.: Berceo.

Del uso vulgar de INQUINARE en la España medieval son testimonio las Glosas de Silos (2.ª mitad del S. X), que emplean la forma inquinaren, ya medio castellana por su terminación1. Enconar conserva con frecuencia el significado ‘manchar’, ‘ensuciar’, ‘corromper’, en el castellano arcaico: «Virgo, madre gloriosa... / Tú guia nuestra vida, que non la enconemos, / tu sei nuestra via, que non entropeçemos» (Berceo, Himnos, 13a), «Senyor, la tu vertud me deve anparar / que no·m puedan el alma garçones enconar» (Apol., 403d; con ej. semejante del Cavallero Zifar en el glosario de Marden); «descendió al infierno recabdar su mandado... / parósse a la puerta, so rostro enboçado / que no la embargasse el infierno enconado / ...non querié longamiente morar enna sentina / ca toda era llena de mala calabrina», Alex., 2261d; esta acepción se conserva todavía en el Canc. de Baena («en viles pecados jamás non te encones», p. 631) y en APal. («incestare es enconar o ensuziar», 207b, «obsolutatus... por ensuziado y enconado, no limpio», 318b; mismo sentido o el de ‘infectar’ en 92d, 204d, 213b, 501d) y modernamente en el judeoespañol: enconar ‘manchar, deshonrar, profanar’ en las Biblias de Ferrara y Constantinopla (BRAE IV, 331) «enconarse las manos por haber tocado algo impuro, tal como las partes vergonzosas o un cadáver, lo que exige una ablución inmediata para quitar el encono, (Yahuda, RFE II, 349), incunadu «to leave letrine without washing one’s hands», incunade «menstruating woman» (Luria, RH LXXIX, 539); en Santander hoy un prado enconao es el que está lleno de malas hierbas (G. Lomas); es decir, lleno de impurezas, sucio.

El derivado enconamiento ‘mancha, deshonra, mancilla’, confirma este significado: hablando del famoso tributo de las cien mujeres que los castellanos debían entregar a los moros de Abderramen, escribe Berceo «nunqua fue en christianos tan fuert quebrantamiento / por meter sus christianas en tal enconamiento» (S. Mill., 373b; el mismo hecho se califica de suziedumne, manziella, una mala postiella, andaban afontadas); en la Biblia de Ferrara el mismo vocablo corresponde a suciedad de la versión de Cipriano de Reyna, y otras veces el mismo vocablo hebreo se traduce por boñiga (L. Wiener, MLN XI, 89); en el manuscrito bíblico escurialense del S. XIII enconamiento es justamente el vocablo con que se traduce el inquinamentum ‘inmundicia’ de la Vulgata (Oroz, n.° 1025). Como notó Spitzer, de la idea de ‘manchar, ensuciar’ viene la ac. ‘cargar la conciencia con una mala acción’, que la Acad. registra todavía y que es conocida principalmente por un pasaje cervantino («se havía de enconar ―como suele decirse― en tomarme a mí una sola oveja», Quijote I, xxvii, fº 124), pero que se halla también, refiriéndose a hurtos, en Sebastián de Horozco2 (med. S. XVI) y en otras partes. De ‘ensuciar, corromper’ se pasó a ‘infectar’, como define Nebr. («enconar: contagio inficere; enconamiento: contagiosa infectio»), y así se halla ya en Alex.: «dieron salto en ellos unos mures granados, / eran los maleditos suzios e enconados, / tamaños como vulpes, los dientes regañados, / los que prendien en carne luego eran librados» (P, 2145b). Y desde ‘infectar’ o ‘envenenar’3 se pasó a las acs. modernas ‘inflamar o irritar una llaga o herida’ (que ya se halla una vez en Alex., 984c, en la Celestina, ed. 1902, 3.27, y en el propio Nebr.) e ‘irritar o exasperar el ánimo’ (así, al parecer, ya en J. Ruiz, 356c); enconado tiene ya muy comúnmente en los SS. XIII y XIV el sentido de ‘venenoso’, material o figuradamente4 (yerva fuert enconada, y las bestias enconadas, hablando de culebras, en Berceo, Mil. 507c y S. Mill. 30d; Libro del Caballero e el Escudero, 249a; J. Ruiz, 187a, 418d), aunque muchas veces no resulta claro si la idea es ‘envenenado’ o ‘corrompido’ y puede haber algo de las dos (S. Mill., 118a, 171d; Duelo, 95a).

La etimología էNQUէNARE es absolutamente clara y convincente desde el punto de vista semántico y conviene asimismo al cat. enconar, que significa, desde el S. XIV por lo menos, ‘dar la primera leche a un niño, darle el primer alimento’5, ‘limpiar con alcohol los toneles antes de ponerles vino’, es decir, propiamente ‘embadurnar la boca al niño con leche, etc.’; ac. que se generalizó posteriormente, según nos informa el diccionario Torra (1651): «enconar: ensenyar principis ad algú; imbuo: ut imbuo puerum litteris; mentem, animum religione, pietate, bonis moribus; imbuo testam, vas, dolium, uticulum bono odore, sapore, bono vino» (la ed. de 1757 agrega: «enconar la nafra: fer la primera cura; exulcero», que llegó a significar la idea opuesta a la castellana); pero esta generalización ‘iniciar’ la hallamos también en latín vulgar, en boca de Trimalción: «volo illum... aliquid de jure gustare. Habet haec res panem. Nam litteris satis inquinatus est» (Satyricon, XLVI, 7). Anoté esta etimología en una papeleta de mayo de 1926, y me alegré luego de ver que Spitzer había llegado por su cuenta al mismo resultado (RFE XII, 238); mas posteriormente este erudito se arrepintió de su idea, por razones fonéticas, pues en su opinión los casos como contía por ‘cuantía’ o el vulgar custión por ‘cuestión’ no bastan para justificar el cambio de էNQUէNARE en enconar; sin embargo, nada sorprendente hay en la hipótesis de que la pronunciación del latín vulgar enkwenare condujera a enconar, y aparte de los ejs. CINQUE > cinco, VENUէT > vino y ECCUM էLLAC > acullá, que son más o menos discutibles (V. aquí s. v. CINCO), el fenómeno es normal y general en catalán ―engonal էNGUէNALE, sangonera SANGUէNARIA (y sangonent, sangonós, ensangonar, todos derivados de SANGUէN-), el nombre de lugar Rigolisa LIQUIRITIA (comp. fr. ant. recolise, ingl. licorice ‘regaliz’)― y en otros romances: port. íngua ‘infarto de las ingles’ < éngoa < էNGUէNA, gall. ant. sangõento SANGUINENTUS (Crón. Troyana I, 240.29), siciliano sangu SANGUIS, cincu CINQUE, etc.

Lo raro del grupo QUէ hace que casualmente no tengamos otros ejemplos castellanos, pero no me parece lícito dudar de la posibilidad del fenómeno cuando ya lo hallamos en fecha latina, alternando sterculinium con sterquilinium6, acufolium con aquifolium, inquilinis con incolinus, y junto al propio inquinare está el vocablo infantil cunire = cacare (Heraeus, ALLG XIII, 168n.).

En cuanto a la otra etimología que propuso después Spitzer (RFE XVIII, 237), la verdad es que carece de toda verosimilitud semántica: el lat. CONARI ‘intentar, probar’, que parece haberse conservado en sardo (única huella romance, por lo demás), habría dado el sentido catalán de enconar pasando por ‘ensayar’, y el cervantino enconarse en tomar sería ‘hacer la prueba’ [?]; en cuanto a la ac. más antigua ‘contaminar’ vendría de la de ‘hacer pujos o esfuerzos para vomitar’ que tenemos en el uso médico latino y que se ha conservado en Cerdeña. Claro está que hay que abandonar esta idea forzadísima.

La antigua etimología de enconar (Diez, Wb., 446; M. P., Man., § 70; Cuervo, Obr. Inéd., 233) es ingeniosa, pero nada convincente. De MELANCHOLIA ‘hipocondría, melancolía’ salió en castellano malencolía y malenconía, de donde por un falso análisis del vocablo se dedujo un nuevo simple enconía ‘irritación, inquina’, que por lo demás es muy poco frecuente y tardío, y parece exclusivo y típico del lenguaje villanesco, como corresponde bien a una falsa creación de este tipo7, y de este enconía se sacaría enconar y encono8. Pero una de dos: o enconar viene de enconía y entonces esperaríamos *enconiar; o viene de encono, y éste de enconía, por una especie de cambio de sufijo abstracto, pero entonces es chocante hasta lo inverosímil la fecha extraordinariamente tardía de encono (sólo en Aut., y sin ejs.; falta en APal., Nebr., Oudin, Covarr., etc.), posterior en quinientos años a la de enconar, al que debería preceder lógicamente9. Sobre todo es increíble que el cast. y el cat. enconar no tengan relación etimológica, y salta a la vista que éste nada tiene que ver con MELANCHOLIA.

En cuanto a la etimología de Brüch (Misc. Schuchardt, 29), galo *KUN-, deducido del galés cynu ‘levantarse’, indoeur. *kewā ‘hincharse’, es demasiado arbitraria y poco fundada en céltico para tomarla en serio10.

DERIV.

Enconado (V. arriba). Enconadura. Enconamiento (V. arriba). Encono [Aut.; comp. arriba]. Enconoso [1542, D. Gracián]. Desenconar [Nebr.; Celestina, vid. arriba; Fr. Luis de León; J. de Torres].

1 «Pueri adulescentes se invicem coinquinantes, XL dies peniteant», glosado con las palabras «uno con altro -sese inquinaren» (138).―

2 «Si el mochacho de chiquito, / en tomar algo se encona, / desde aquello que es poquito, / después viene a lo muchito, / y a nada después perdona», «nadie se debe enconar / en lo ajeno y mal ganado, / porque al fin, a bien librar, / lo tiene bien de gormar / pagando mal de su grado», BRAE III, 717, 597.―

3 Los enemigos de Alejandro decidieron «buscar como le diessen collación enconada», P, 2310d.―

4 Desde ahí se pasaría quizá a ‘escarpado, enriscado’, hablando de lugares (Gr. Conquista de Ultramar, «se uviaron a coger a las montañas o se asconder por los risquillos e por los lugares enconados» (I, 60r°a1, ed. de Cooper).―

5 Ejemplos en Ag.; además: «maleit sia qui m’enconà, com no m’hi mesclà realgar», B. Metge, Fortuna e Prudencia, 76.16; «lavats, bolcats, / o enconats / alguns ab mel, / los més ab fel», J. Roig, v. 8990; «pres al petit infant per los cabells e lancà·l damunt lo moro e freguà·l fort que los ulls e la cara tot stava ple de sanch; e les mans li feu posar dins les nafres, e axí lo enconà en la sanch de aquell moro», Tirant IV, 74.―

6 Benveniste, Or. F. N. en Ie., p. 9, deriva esta palabra de un arcaico *sterquen con sufijo alternante r/n junto a stercus, stercoris, y gr. dial. στερƔανος κóπρων (Hesiquio). Luego sería QUI lo originario.―

7 No conozco otros ejs. que el de una égloga pastoril que cita Cuervo de la biblioteca de Gallardo, uno del romancero en Pagés, y éste de las Coplas de unos Tres Pastores de Rodrigo de Reynosa (fin del S. XV): «pues por esta cruz jurada / que has d’ir ante el alcalde. /―Ahotas que sea embalde / tu jornada / pues que no te devo nada. / ―No toméis más enconía, / havé gasajo y solaz / y conchavans en paz, J. E. Gillet, Philol. Q. XXI, p. 33, v. 188; a lo cual se debe agregar el b. nav. enkoniatu «s’attrister» (también en Ainhoa, S. del labortano) y enkoniadura «tristesse». No niego que estos vocablos vascos y del castellano pastoril vengan de malenconía, pero bajo el influjo de enconar INQUINARE; son, pues, productos secundarios de escasísimo interés etimológico.―

8 Indudablemente Cuervo razona su etimología intachablemente desde el punto de vista sintáctico aduciendo pruebas de que malenconía significó ‘ira, enojo, disgusto’ en los SS. XIII-XV, y probando que mal era de uso frecuente en Berceo como mero intensivo (mal espantado, mal embargado); por lo tanto un *malenconiado (que sólo se documenta en lengua de Oc) pudo fácilmente desdoblarse en mal y *enconiado. ¡Pero el caso es que se trata de enconado y no de *enconiado! En cuanto al influjo que la medicina antigua atribuía a la atrabilis en el enconamiento de las heridas, da una cita tardía y aislada, que puede fundarse en el sentimiento popular de que enconar era pariente de malenconía.―

9 Los testimonios de enconía aumentarían y se harían más antiguos si fuesen auténticos los dos del manuscrito P del Alex. («cogió con esta paz una mala enconía», «avié en essa quexa muy mal enconía», 316b, 2103a). Pero ambos son ajenos al ms. antiguo O (que da malanconía, malancolía), y por lo tanto sólo corresponden al S. XV, en que se escribió aquel manuscrito. Julia Keller supone que en el verso 1663a (de O), en que hablando de la simonía de los clérigos se dice que «ennas elecceones anda grant brenconía», la forma correcta sea la de P, beniconía, y que aquí se trate de una bien enconía, opuesta a mal enconía. Quizá fuí yo responsable de esta idea al recordarle que en el Valle de Arán, donde se ha producido el mismo falso análisis que en español, dicen bona encolia junto a mala encolia, en el sentido de ‘buen’ o ‘mal humor’. Pero el caso es que según el metro la forma beniconía ha de ser una mera errata, y no está fuera de razón la idea de Morel-Fatio de que brenconía está por brinconía o briconía, derivado del fr. ant. y oc. ant. bricon ‘bribón’. Por otra parte, es verdad que brenconía nos recuerda la forma minhota branconia que el REW (5470) cita como descendiente de MELANCHOLIA. Pero no hallo confirmada esta forma en ningún diccionario portugués ni en numerosos glosarios de la RL. M. P., Antol. de Pros., p. 71, llama la atención acerca de la forma desanconar que figura en el pasaje citado de la Celestina, aunque sólo en la ed. de 1499 (pero desenconar en las demás, desde 1501), y la relaciona con el punto de partida mal-anconía; pero además de que está fundada en una sola edición y contradicha por el enconar precedente, en todas las ediciones, claro está que la alternancia en- § an- (como en amparar ~ emparar, asperar ~ esperar, etc.), podría explicarse de muchas maneras.―

10 Trató también de enconar, C. C. Rice, Language XIII, 18-20.