DROGA, palabra internacional de historia oscura, que en castellano parece procedente del Norte, probablemente de Francia; el origen último es incierto, quizá sea primitiva la ac. ‘cosa de mala calidad’ y proceda de la palabra céltica que significa ‘malo’ (bret. droug, galés drwg, irl. droch), que se habría aplicado a las sustancias químicas y a las mercancías ultramarinas, por el mal gusto de aquéllas y por la desconfianza con que el pueblo mira toda clase de drogas.
1.ª doc.: fin del S. XV, doc. en Fz. de Navarrete, Col. de los Viajes y Descubr., citado en Zaccaria, s. v.; 1523, N. Recopil., III, xvi, 21.
En Portugal, además de García da Orta (1563), figura en Freire de Andrade (med. del S. XVII), y el derivado drogaria está ya en Mendes Pinto (1541) y en Juan de Barros, poco más tarde. El cat. droga ya aparece en 1437 y en otros textos del S. XV, y drogueria es frecuente en Jaume Roig, a. 1460 (Alcover); la variante adroga está ya en Onofre Pou, cuya primera edición es de 15752. Oc. droga está ya en los Fueros de Bearne (S. XV?) y drogaria en un cartulario que parece de la misma época; el primer ej. fechado con seguridad es de 1507. Del fr. drogue se cita ej. en poesía del S. XIV y en Rabelais (1552). El it. droga, según Baist, aparecería en el S. XV, pero no da pruebas; los testimonios de la Crusca y Tommaseo no son anteriores a 15203; hay además testimonio del b. lat. droga en texto de 1526 escrito en Savona. En alto y bajo alemán el vocablo y sus derivados no aparecen antes de 1505, y allí son de origen francés, según Kluge. Sólo del ingl. drug tenemos información abudante, gracias al NED, y así sabemos que es allí muy frecuente desde 1377 (variantes drogges, dragges, variante que suele explicarse por confusión de los escribas con una vieja palabra anglosajona) y que drogges se halla ya en un texto latino de Inglaterra tan temprano como 1327; sin embargo, los filósofos ingleses se inclinan a creer que la fuente inmediata de este vocablo es el francés.
Aun cuando, desde luego, no será posible asegurar nada mientras no contemos con una averiguación sistemática, la información disponible lleva a sospechar un origen septentrional. No es imposible semánticamente la idea de Baist de que el vocablo se extrajera en Francia o Inglaterra del neerl. y b. alem. droghe vate ‘barriles de mercancías secas’ (documentado con frecuencia en textos del S. XIV), donde drogue es adjetivo en el sentido de ‘cosas secas’ y vate ‘barriles’; separando esta palabra conocida, los mercaderes extranjeros habrían entendido que droghe significaba ‘drogas, mercancías’. Es muy cierto que no todas las drogas son secas, pero una generalización de esta índole es fácilmente concebible, y como las especias se transportan desecadas, es muy natural que un documento italiano del S. XVI, hablando de la importación de drogas, emplee la frase cose secche di levante, que apoya esta etimología4; nótese también que el francés posee un derivado indudable del neerl. drōghe en droguerie ‘pesca del arenque’ y drogueur ‘pescador de arenques’ (frecuentes desde el S. XVI: Jal, God.). El punto flaco de esta etimología está en que el tráfico de drogas, al menos tal como hoy concebimos esta noción, en la Edad Media se practicaba sobre todo y casi únicamente por el Mediterráneo y no por el Báltico o el Mar del Norte; una investigación encaminada a confirmar el étimo germánico deberá, por lo tanto, abordar el problema desde el punto de vista de la historia comercial o averiguar si inicialmente se entendió por droga algo diferente de lo que hoy (p. ej. pescado en salazón)5.
Bloch que también se inclina por la etimología neerlandesa, se hace eco sin embargo de una tentativa reciente de derivar el it. droga de un b. lat. farmacéutico drogia (de donde también el gr. bizant. droggaia, droggarios), alteración de dragea, del mismo origen que nuestra gragea (en su opinión, del gr. τράƔƓμα ‘golosina’); aunque esto es apoyar lo desconocido en lo problemático (vid. GRAGEA), y aunque por ahora no parece el vocablo ser muy antiguo en Italia (falta en Edler, Gloss. of Medieval Terms of Business, y en el Lexicon Imperfectum de Arnaldi), la idea de relacionar droga y dragea no es absurda, y la existencia del vocablo en el griego medieval sería argumento grave contra el origen nórdico, pero el hecho es que no se halla en diccionarios bizantinos ni romaicos (Suidas, Sophocles, Du Cange, Somavera, etc.); en definitiva, no es posible tomar en serio la idea no conociendo el texto original de esta tentativa etimológica, y no tengo por qué dudar que Wartburg ha tenido buenas razones al borrarla en la nueva edición de Bloch.
Otras etimologías pueden rechazarse sumariamente. Contra la de Saleman y Bartholomae (ZFSL XXX, 354), de que viene del iránico medio dārūk (más tarde dārōg, y después del S. VIII dārū) ‘hierba’, ‘hierba medicinal’, ‘medicina’, ‘pólvora’, está el hecho de no encontrarse huellas de este vocablo en árabe, turco ni griego, lenguas que hubieran debido servir de intermedio hacia Occidente. La de Seybold (Zeitschr. f. deutsche Wortforschg. X, 1908-9, 218-22), ár. dawâȐ ‘medicamento’ (también pronunciado dowâȐ), tropieza con la imposibilidad de explicar la r6. Pero mucho peor es la de Kluyver (ibid. XI, 7-10), ár. ȝurâwa ‘granzas, tamo, paja y polvo que vuelan al beldar’, pues a la dificultad fonética invencible7 se agrega aquí la total inverosimilitud semántica: que el tamizado de especias como la pimienta tiene importancia, es cierto, pero Kluyver no logra aportar prueba alguna de su idea de que droga significó primitivamente ‘cerniduras de especias’, y el propio Wartburg (FEW, III, 189-90), a pesar de aceptar con reservas esta etimología, sienta categóricamente el carácter secundario, y por lo general muy reciente, de las demás acs. del fr. drogue, que Kluyver quería explicar directamente por el árabe, y que constituían el argumento máximo en que basó su etimología; en cuanto a droe, drogue, droge, ‘joyo’, ‘cizaña’, que tan importante pareció a este autor, hoy sabemos que es palabra distinta, procedente del galo DRAV֊CA. Pero también es inaceptable partir de éste para droga, como sugiere Spitzer, ZRPh. XLII, 194n., pues aparte de que es arbitraria la base semántica de Kluyver, que él acepta al mismo tiempo que rechaza su étimo, necesita Spitzer suponer un oc. ant. *drauga, que no ha existido nunca. En definitiva, pues, no había aparecido hasta ahora otra etimología razonable que la neerlandesa, que está mal apoyada en su aspecto semántico e histórico-cultural, y salvando la posibilidad de que investigaciones futuras rectifiquen la creencia general de que no puede ser de origen anglosajón8, no se ve entre las pistas exploradas hasta ahora ninguna que pueda conducir a alguna parte.
Ya que así está el problema, convendrá indagar la verosimilitud de otra idea nueva. Hasta ahora se han considerado secundarias las varias acs. peyorativas con que aparece el vocablo desde antiguo, así en francés como en inglés y en castellano. En Francia vale en general «ce qui est de mauvaise qualité» y «personne de peu de valeur», con ambos valores desde el S. XVII, y acs. semejantes están extendidísimas en los dialectos («mauvaise marchandise», «vieille ferraille», «mauvaise boisson», etc., droguer «frelater, falsifier», «vagabonder», «perdre du temps»), y de la fecha temprana de tales expresiones son prueba drogueries «menus objets», documentado en el S. XV, así en francés (vid. Littré) como en catalán (Spill, v. 2521), y el fr. droguet «grosse étoffe, sorte de drap léger» [1554]; en inglés tenemos drug en el sentido de «an unsaleable commodity» [1661] y el verbo to drug «to mix or adulterate» [1605]; en cast. droga ‘embuste’ [Quevedo, Fcha.] y ‘trampa’, ac. que ha de ser antigua, pues de ahí viene la de ‘deuda’, hoy tan extendida por América; en fin, el cat. drogant ‘bribón’, corriente en el S. XVII, y que ya aparece encontrarse en Eiximenis, fin S. XIV (Alcover, s. v. drugat), extremo que hace falta comprobar.
Puede concederse a W. von Wartburg y a otros la posibilidad de que todas estas acs. deriven de la de ‘droga’ por el gusto desagradable de las drogas y medicamentos, mas por lo menos es seguro que el traslado semántico no puede ser directo, en el caso de droguet o de drogant. Por otra parte, sería tan verosímil y seguramente más el suponer un proceso semántico en dirección opuesta, de suerte que un viejo adjetivo drogue se sustantivara como nombre del medicamento, no sólo a base de la idea de ‘brebaje desagradable’, sino también por la idea popular de que los medicamentos y ultramarinos poco conocidos son sustancias extrañas y perjudiciales, al menos poco dignas de confianza.
Así podríamos partir de un adjetivo bien arraigado en las lenguas célticas, general a todos los idiomas de esta familia: bret. droug, drouk adj. «mauvais», m. «mal», galés drwg, córn. drog, irl. y gaél. droch íd. (base DRUKO- o DRUKKO-, quizá emparentada con el ingl. dry, alem. trocken ‘seco’, V. Henry). Del bretón o del galés se habría propagado por Francia e Inglaterra, tomando el sentido de ‘droga’ en los puertos occidentales de estos países, centro mundial del tráfico de drogas, y de ahí lo habría propagado el comercio por todo el mundo. Que no tengamos documentación tan antigua del sentido etimológico como del que supongo secundario, ni es muy significativo, dada la escasa diferencia, de un siglo o menos, ni es extraño en vista de la poca atención prestada hasta ahora a aquel significado, y en todo caso se explicaría por ser más fácil de hallar en los docs. el nombre de un objeto de comercio que una expresión de carácter afectivo.
Sólo quedaría por aclarar la duda de si hay que partir del francés o del inglés: en favor de éste habla la abundante documentación temprana de drug (circunstancia que puede ser accidental, pero no lo parece) y el mayor contacto del inglés con lenguas célticas modernas (aunque es sabido que los celtismos ingleses no son numerosos), mientras que la mayor abundancia de drogue en las acs. peyorativas parecería sugerir más bien una procedencia francesa.
El vocalismo inglés se explicaría más fácilmente como préstamo directo del galés, que el vocalismo francés como préstamo directo del bretón; faltaría examinar mejor si la o francesa (admitiendo que en francés fuese anglicismo) podía explicarse por diferencias de timbre entre la u del francés y la del inglés de los SS. XIII-XIV, aunque esto desde luego es verosímil.
DERIV.
Droguero; droguería. Droguista. Droguete ‘cierto género de tela’ [Aut.], del fr. droguet, así llamado por ser tela de calidad inferior. Endrogarse, amer.
1 También en Oudin (1607) y en Minsheu (1623). Aunque es sumamente inverosímil toda relación con droga, llamo la atención acerca del nombre de Druguiella, que Oelschl. señala en 1148, en el Cartulario de Covarrubias. Tampoco tendrá que ver el toledano drugo ‘burujón, peladilla’ (Terr.), Maestrazgo íd. ‘pedrusco, canto rodado’ (G. Girona), que creo procedentes de adruba, variante antigua de JOROBA (comp. Cespedosa drobillo ‘rebujón en el vestido mal puesto’, de adrobilla). Kluge, ed. 8.ª, 10.ª y 11.ª, habla de un cast. y port. droga en el S. XIV, sin citar fuente. Puede deducirse que se trata de una interpretación de la frase de la 6.ª ed. del mismo diccionario, donde se dice que en estos idiomas el vocablo es más antiguo que en inglés, y que en éste aparece a fines del S. XIV; sin embargo, a continuación no se cita otra prueba que los Collóquios dos Simples e Drogas da Índia de Garcia da Orta, que son de 1563. Este pasaje parece ser de Baist, a quien había consultado Kluge; ahora bien, aquel autor, en su artículo posterior, de la ZFSL XXXII (1908), 298-301, dice categóricamente que en España el vocablo no se halla antes de la 2.ª mitad del S. XVI. Luego aquella frase debe entenderse sólo en el sentido de que Kluge consideraba que en inglés la palabra es de origen romance.― ↩
2 Debió ser forma arraigada y antigua, pues de ahí vienen los derivados adroguería ‘tienda de comestibles’ y adroguer ‘tendero de esa tienda’, muy populares y vivos.― ↩
3 Giovanni da Empoli, que se refiere a flotas portuguesas. También aparece en Ramusio, en traducción de un original portugués de 1516, y en otros textos del S. XVI que se fundan en fuentes hispánicas, por lo cual cree Zaccaria que en este idioma es de origen español o portugués.― ↩
4 La explicación que sugiere Seybold para esta frase que él cita, contraria a su teoría, es que habría nacido por la etimología «popular» que relacionara el vocablo con el alem. trocken, neerl. drogue, ‘seco’. Pero el conocimiento de las lenguas germánicas que esto supondría en el redactor del documento italiano es completamente inverosímil.― ↩
5 Para la etimología neerlandesa, vid. además Valkhoff, Mots Français d’Origine Néerlandaise, que no he podido consultar.― ↩
6 Steiger, Contr. 85n.5, rompe una lanza en su favor haciendo notar que el cambio de acentuación a la sílaba penúltima es normal en voces de tal estructura. Pero está claro que no se halla ahí la dificultad. El paso de dawâȐ a *doa y de ahí a *doga sería en rigor posible, pero es imposible llegar hasta droga no habiendo razones objetivas para admitir un cruce, pues sólo así se podría explicar la aparición de una r, en palabra donde no existen otras líquidas (por lo tanto, el caso de aldraba, estrella, etc., a que se refiere Seybold, no es comparable.).― ↩
7 La vocal de la sílaba inicial desaparece en dialectos árabes modernos, como dice Kluyver, y por lo tanto una forma ȝrâwa (> droga) sería hoy posible. Pero dudo mucho que esto tenga antigüedad en ninguna parte. Desde luego, no se puede admitir tal fenómeno en el árabe de España. No hay caso alguno de ello en hispanoárabe, ni aun en su fase más tardía, representada por PAlc.― ↩
8 Los anglistas afirman unánimamente que drug es vocablo de importación continental, pero quizá debe insistirse en buscar alguna relación entre dragges, la antigua variante inglesa de drug, y el ingl. dredge, y ver si no debe revisarse la opinión admitida ―que supone a esta palabra origen romance― en vista de que Baxter-Johnson han hallado dragium «dredge, mixed corn» en el bajo latín británico desde 1291 (y en 1317, 1341, 1370), a pesar de que el fr. dragée no aparece hasta el S. XIV (¿no podía haber parentesco anglosajón con to dredge, a base del sistema trillar grano por arrastre, o con to dry?). ↩