DOLAMA, ‘enfermedad oculta de las caballerías’, ‘achaque que aqueja a una persona’, origen incierto; probablemente del ár. Ƿulâma ‘injusticia, perjuicio’, que es verosímil significara también ‘queja’ y ‘enfermedad’.
1.ª doc.: 1613, Cervantes1.
En vista de la antigüedad mucho mayor de la primera acepción, y siendo imposible que el sufijo -ame o -ama se agregara al verbo doler, me incliné en RFH VI, 174-5, a considerar el vocablo como leonesismo, con la forma que en este dialecto y en gallegoportugués revistió el sufijo colectivo latino -AMEN2, y a identificar el radical con dolo ‘engaño, fraude’; las acs. ‘achaque’, ‘dolor’ y ‘queja’ serían entonces secundarias y debidas al influjo semántico de doler y dolor. Puede pensarse en otras explicaciones romances: derivado colectivo de duelo ‘dolor’, como quiere Spitzer, RFH VII, 281n., aunque duelo tiende pronto a especializarse en el sentido de ‘dolor por la muerte de alguien’; procedencia de DOLଵMEN ‘acción de dolar’, puesto que este verbo además de su ac. carpinteril, ha significado ocasionalmente ‘herir, magullar’: «sincipitis vetustissima particula mille plagis dolata» en Petronio, CXXXV, 4, y cinco ejs. en Alex. (970d, 1597c, 1852a, 1894b, 2075b3), pic. douler «frapper, battre»; mas es probable que en todos estos casos haya coincidencia de un uso metafórico (como está patente en el pasaje paralelo de la 1.ª Crón. Gral. citado por Cej., Voc.), y -AMEN no es sufijo postverbal en romance. En definitiva, si el origen ha de ser europeo, la derivación de dolo es la menos objetable. Su punto débil es que dolo, al parecer ha sido siempre vocablo de técnica curialesca, carácter que se compadece mal con el sufijo vulgar y dialectal -ama; de suerte que para asegurar esta etimología habría que dar más pruebas de que el sentido básico de dolama fué el de ‘fraude’.
Sin embargo, el caso es que existe otra posibilidad, que Dozy apuntó en las adiciones manuscritas a su ejemplar de mano del Glossaire: la raíz árabe Ƿ-l-m ‘abusar de algo, defraudar, perjudicar, acusar de injusticia’, «injuriǝ afficere», bien viva y productiva en el lenguaje vulgar (R. Martí, s. v. injuria, injuriari, tenebrae; Beaussier). En efecto, hay un sustantivo Ƿulâma, que en la lengua clásica significa «tort, injustice causée à qn.», ac. que nos explica las dolamas cervantinas tan satisfactoriamente como un derivado de dolo. Desde el punto de vista fonético es normal que la fricativa dental sonora enfática Ƿ se represente por d en castellano, vid. Steiger, Contr., 170-2 (nadir, anadel < nâǷir)4. De hecho la misma raíz dió descendencia romance con esta evolución: judesp. adolme ‘violencia, opresión’, judeocat. adolmar ‘hacer violencia’ < ár. Ƿulm ‘injusticia, opresión’ (Blondheim, Les parlers Romans et la Vétus Lat., 41). Ahora bien, con esta base arábiga se explican directamente las varias acs. de dolama. Sinónimo de Ƿulâma en la lengua clásica es otro vocablo de la misma raíz, máǷlima, que en vulgar significa ‘queja, querella’: «plainte, l’exposé qu’on fait en justice du sujet qu’on a de se plaindre» (Dozy, Suppl. II, 85c), y es probable que lo mismo ocurriera con Ƿulâma. Recordemos, sobre todo, la historia semántica rigurosamente paralela de ACHAQUE, cuyo étimo era propiamente ‘acusación’, ‘queja’, y desde esta última ac. pasó ya en árabe a significar ‘mal corporal’, ‘enfermedad’. De la idea de queja, se pasó por lo tanto a la de ‘dolencia que aqueja’. No descarto, sin embargo, del todo (para esto y para dolobre, V. más abajo en DOLAR) una etimología sorotáptica (que convendría estudiar más despacio) relacionada con el eslavo común *dəlb྿ «meisseln», ‘aushöhlen’ y checo dlubati ~ dlabati, rus. ant. nadolob(a) «stadtumzäumung», rus. doldo ~ bulg. dlató «meissel», sbcr. dúpsti «aushölen» y prus. dalptan (< dolb-ta) «durchschlag», relacionado con el lit. délba, dalba «brechstange» y otras palabras bálticas (Pokorny, IEW 246), de aquí cast. ant. *dolma y de éste un *dolmar y judeoesp. adolmar ‘hacerse violencia’, y entonces el cast. clas. y amer. dolama.
1 Dolamas es la forma que figura en la edición príncipe de la Ilustre Fregona, 178vº. Aut. al citar este pasaje da la forma dolames, m. pl., que no hallo confirmada en otras fuentes, ni figura en diccionarios anteriores (el vocablo falta en APal., Nebr., PAlc., C. de las Casas, Percivale-M., Oudin, Covarr. y Franciosini). La Acad., desde entonces, ha dado dolames como forma normal, agregando dolama (ya 1843) como variante. Pero la única forma que logro documentar es esta última.― ↩
2 A los ejs. allí citados de -ama, pueden agregarse los azorianos molhama ‘mucho caldo (= môlho)’, dinheirama ‘mucho dinero’ (RL II, 53).― ↩
3 En O leemos parcialmente dedolar, pero P tiene siempre dolar, lección preferible métricamente.― ↩
4 Es verdad que en posición de tarqîq se esperaría el cambio de â en e (alquilé, algazel, arancel, alfajeme). Pero en el lenguaje jurídico y en el habla arcaica la a se conservaba (alcabala, alcaraván, fulano), y nuestro vocablo puede hallarse en estos casos. ↩