DOLAR, ‘desbastar madera o piedra’, del lat. D֊LARE íd.

1.ª doc.: Berceo, S. Mill., 227, 228.

También figura en Calila y Dimna (ed. Allen, 54.1122), en la Gr. Conq. de Ultr. (p. 215) y véanse más ejemplos medievales en el artículo precedente; duela ‘golpea con la azuela’ h. 1460, Martínez de Toledo, op. cit., 133.4.

No en portugués, pero gallego doar y adoar ‘pulir, redondear los cortes de la madera’, ‘afilar instrumentos cortantes’ (Sobreira, DAcG.), de donde seguramente doas o adoas ‘cuentas de rosario’ (ib. y Vall.), ‘cuentas, abalorios de vidrio’ (Castelao 182).

DERIV.

Doladera. Dolado. Dolador. Doladura. Dedolar ‘cortar oblicuamente alguna parte del cuerpo’ [para el Alex., vid. DOLAMA]. Dolobre [como ant. en Acad. 1817 (no 1783) y 1884, mención que se quitó en 1899], del lat. vg. DOLŬBRUM íd. (documentación de éste y de dolubra en Schuchardt, Vokal. d. Vglat. I, 170; dolobrum en el glos. del seudo-Cirito, ms. S. VII; dolubra y dolobra en otros glosarios latino-griegos; dolabrum en otros y dolabra en latín clásico; para la explicación fonética, vid. AILC II, 141-2), quizá por conducto de una forma catalana, en vista de la -e (aunque en este idioma no me es conocido el vocablo, pero comp. allí canelobre ‘candelabro’).

Dolabra, por lo demás, sólo ha dejado alguna descendencia en francoprovenzal de Suiza (REW, FEW). Recogió Sarm. una interesante voz dialectal gallega: «brós, abros: es la hacha castellana o machado en tierra de Mirandela, hacia el origen del río Neira [al E. de Lugo y SO. de Fonsagrada]. Acaso es voz cortada del lat. dolabra». Descartadas las imposibles etimologías que agrega1, ésta sería más o menos un cruce defendible si admitiéramos que de *doabra (que habría sido la forma gallega) con el sinónimo aixoa ASCIOLA (vid. Crepo Pozo, s. v. azuela), de donde un doabroa, reducido por una especie de deglutinación (a causa de la apariencia absurda de *do abroa como si fuese *del abroa). Idea rebuscada y con muy escaso fundamento en lo documentado en la Península. Me inclino más hacia dos alternativas. Si abrós sale de un plural de *abroa (cf. ASCIOLA > aixó, MOLA > , Queiroas > Queirós, etc.), no quedaría esto muy lejos del germ.-románico HAPIOLAhacha pequeña’, conservado en la zona alpina lombardo-piamontesa, donde ha dado piola y el dim. piolet (tan difundido luego por los alpinistas); REW 4035. HAPIOLA es diminutivo del germ. occid. HAPJA > fr. hache (> cast. hacha) (cf. REW, etc., y Kluge, Et. Wb., s. v. hippe), diminutivo formado con sufijo puramente romance. Sin embargo no sería desmesurado suponer que los longobardos emplearan este diminutivo híbrido, y ni siquiera podríamos mirar como absurda la hipótesis de que los suevos (al fin y al cabo altoalemanes como los longobardos y aun vecinos de ellos en la alta Renania) acarrearan tal formación hasta Galicia. Como resultado hispánico esperaríamos más bien una forma con -p- conservada, pues ante J pronto se geminó esta consonante (cf. hippe); sin embargo la comparación con el gall.-port. saiba = cast. sepa, nos autorizaría, a pesar de todo, a admitir un resultado gall. abiola > abo(l)a (cf. AVIOLA > aboa, aboo ‘abuela, -lo’). Habría que suponer todavía una temprana repercusión de líquidas acaso ya en el habla sueva *hapriola o en un pregallego arcaico *abriola > abroa. En resumen, esto es también rebuscado y se presta a objeciones diversas.

Quizá se trate pues de un vocablo prerromano. A sospecharlo nos anima el caso del celtismo gallego cardeña ‘especie de hoz’ y de muchas herramientas rústicas. Sólo en forma lejana percibimos alguna base para este supuesto. Nos consta que el céltico primitivo tuvo una palabra BROGI o BROGA en el sentido de ‘linde, frontera’: MROG-, del ieur. MER(E)G- (de donde salen lat. margo, germ. mark > gall. marco y el sorotápt. KOMMER(G)O- que he postulado para explicar el gall.-port. cómaro, comareiro ‘linde’), vid. IEW 738.13ss.: irl. ant. mruig, britón. bro, galo broga. Pasar de la idea de ‘corte, cortadura’, admitiendo que se hiciera primero abstracta, a ‘herramienta cortante’ es por lo menos concebible: se trataría de una evolución semántica propia del celta ártabro. En lo fonético, por lo menos, estamos en regla: BROGA > bro(a); de a bro(a) con artículo, dado el aspecto masculino de la terminación -o, es natural que la aglutinación hiciera abró, plural abrós, junto a la otra variante brós registrada por Sarm. Al fin nada nos prohibe suponer que ahí registró Sarm. las formas de plural que le trasmitieron sus informantes (quizá sin mucho detalle). Es cierto que algún diccionario (Vall. y los que le copian) ha registrado una palabra bròsa ‘machado’. Como Vall. se limita a hacerlo remitiendo a machado sin aclaraciones, como pasando sobre ascuas, tenemos derecho a dudar. Pensado nos ha dado muchas docenas de pruebas de que esos diccionarios se fundan a cada paso en una mala interpretación de datos de Sarmiento; y ni siquiera nos impresiona el que el DAcG agregue brosear ‘desbastar con el hacha’ y un brosedo, pues también hubo académicos que elaboraron el material de Sarm. Algo más me impresiona que Acevedo-Fz. también nos dé brosa y aun brosada como gallego-asturiano (zona unos 20 km. al N. del alto Neira); y aun ahí nos quedan algunas dudas, mientras no tengamos otras confirmaciones. Pero sobre todo, es que es posible que una palabra de terminación algo anómala para un femenino, como era abrós, se volviera singular (cf. Queirós < Queiroas, que los portugueses escriben como si fuese singular) y que por influjo del género se cambiara (a)brós, en el lenguaje real en brosa.

1 Entre ellas toda conexión con el fr. brosse ‘cepilio de cepillar’, puesto que ni tiene nada que ver eso con cualquier herramienta cortante, ni ha existido nunca tal palabra en España, ni de haber existido podría haber dado tal resultado fonético.