DESCENDER, tomado del lat. descĕndĕre íd., derivado de scăndĕre ‘subir, escalar’.

1.ª doc.: decender, Berceo (la grafía descender, que también se halla en este autor, debe pronunciarse probablemente igual).

Es ya frecuente en toda la Edad Media. Cuervo Dicc. II, 998-1001; un ej. suelto de que aparece en el Cid, es probablemente ajeno al original, que por lo demás sólo emplea el cast. ant. deçir (vid. M. P., Cid, s. v.). Nebr. y autores del S. XVI (Fr. L. de Granada, Mtro. Venegas) emplea decendir, que todavía se halla en Oudin, 1607. Nada en la evolución fonética DESCENDERE > cast. decender denuncia un vocablo erudito; sin embargo, es seguro que no era enteramente popular (a diferencia de oc. ant. deissendre, it. scendere y otras formas romances); así lo dan a entender la existencia de sinónimos más vulgares (deçir, baxar), las formas sin diptongación en la Edad Media decenda, Cortés de 1268, decende, Partidas), la vacilación en la desinencia del infinitivo y la existencia de formas cultas en otros romances. Sin embargo, existió una forma leonesa enteramente hereditaria: deisenda, 996 Sahagún; dexendat 1030 Liébana, 1082 Toro (M. P., Oríg., 377).

Lo popular y antiguo en castellano y en gallego-portugués fué, además de baxar, el verbo cast. deçir, gall.-port. deçer. Se distinguió siempre rigurosamente, del DզCERE cuasi-sinónimo de hablar que era dezir con -z- sonora, por tener desde el origen ç sorda constante, vid. M. P., Cid s.v., que detallla la vida del vocablo: ésta en castellano fué vigorosa en los SS. XII y XIII pero pronto decayó aquí, mientras que se mantuvo en plena vigencia en la lengua vecina, en el Norte y en el Sur: discrepancia mantenida gracias al no ensordecimiento de la -z- en portugués y ayudando allí la diferencia de terminaciones conjugacionales entre los dos verbos. En gallego donde se da esto pero no aquello conserva hasta hoy el uso de decer pero con carácter menos general que en portugués1. En la Edad Media el gall.-port. decer es pujante en todas partes y no lo es menos en los escritores gallegos que en los portugueses [SS. XV y XVI, ejs. en Moraes y CortesƟo en toda la gama semántica] pues figura copiosamente en las Ctgs. y en los MirSgo2.

En cuanto a la etimología se ha pensado en los insostenibles DECEDEREalejarse, retirarse, morir’ (GdDD 2131), DESIDRE ‘quedarse inmóvil’ (Diez), y se ha vacilado seriamente entre DECէDĔRE ‘caerse abajo’, ‘decaer’, DEJICERElanzar abajo’ (REW 2530) y el más natural DESCENDERE. Admitieron aquél Cornu, Mz. Pidal (Cid s.v.) y otros, pero aparte de otras dificultades fonéticas y semánticas queda eliminado por un dilema sin escape: o persistió la conciencia de que era un cpto. de CADERE y entonces se habría vuelto DECADERE ya en latín vulgar como acontece por lo común en tales casos, o se había perdido conciencia del carácter cpto. y entonces indefectiblemente se habría sonorizado la -c- en -z-; peor es DEJICERE, por el mismo dilema (ahí salta a la vista que la -C- se habría sonorizado) y por toda clase de razones. Contra DESCENDERE hay la objeción poderosa de la dificultad en explicar la desaparición de ND. Pero como ya indicó Spitzer, ASNSL CXXXVI, 29 y reforzó este diccionario (en la 1.ª ed. s. v. DESLEÍR) hay que partir del infinitivo DESCIDISSE creado por el latín vulgar, que pasaría a *DESCէDERE, pretérito *DESCDI y formas análogas, y ahí era regular el paso a *deceer (*deciir), pronto reducido a deçer ~ deçir. Como indiqué ya entonces varios verbos de la 2.ª conjugación latina sufrieron en latín vulgar refecciones análogas en su conjugación sobre todo cuando se prestaba a ello además una estructura consonántica complicada (como lo es la de DESCENDERE) y con la decisiva influencia de las antiguas alternancias del tipo findere ~ fīdī, tundo ~ tutudi, pango ~ pepigi, tango ~ tetigi, fingo ~ fictum, stringo ~ strictum, prehendere ~ praeda y tantos otros en que una d del tema de presente desaparece en el resto de la conjugación y de todo el conjunto del grupo léxico; en particular se dieron casos de este tipo en CONTINGIT convertido en CONTէGIT (vid. ACONTECER) en DELERE, DELEVI que pasó a DELEIT (DELEISI, DELEERIT, etc.) y en los múltiples cambios de los verbos en -eir, -eer (reír = gall.-port. rir; leer, creer ~ ler, crer, etc.).

DERIV.

Descendencia. Descendente, descendiente. Descendida. Descendimiento [Nebr.]. Descensión. Descenso [decenso ‘catarro’, Covarr., etc.]. Condescender [princ. S. XV: Canc. de Baena], tomado del lat. condescendere ‘ponerse al nivel de alguien’, comp. Cuervo, Dicc. II, 340-2; condescendiente, condescendencia.

Ascender [1555, Viaje de Turquía; aparece también en Cervantes y en varios autores del S. XVII], vid. Cuervo, Dicc. I, 674-5, más culto que descender, tomado del lat. ascĕndĕre íd., otro derivado de scandere; ascendente, ascendiente; ascendencia; ascensión, ascensional; ascenso [Santillana; vuelve a aparecer en el S. XVII], Cuervo, Dicc. I, 675, tomado del lat. ascensus, -ūs; ascensor.

Trascender o transcender [traçenda por ‘trascienda’ ya en J. de Mena, Lab. 60h, 1499, Hernán Núñez; la ac. ‘oler mucho’, 1571, trad. del texto port. de Héitor Pinto], tomado de transcendere ‘rebasar subiendo’, ‘rebasar’; trascendente [h. 1440, A. Torre (C. C Smith, BHisp. LXI)], trascendental [princ. S. XVII, Paravicino]; trascendencia.

En la acep. en que toma trascender Héitor Pinto, es inseparable este vocablo del ast. arrecender ‘despedir olor las cosas’ (V), con sus derivados arrecendor ‘fragancia’, arrecendura ‘tufarada’, arrecendosu ‘oloroso’ (Junquera Huergo); también se dice recender y en algunos pueblos pasa a tener sentido de ‘olfatear’ (M. P., RFE VII, 7-8). La voz asturiana a su vez es inseparable del port. recender ‘despedir olor’, y especialmente ‘oler mucho y bien’, documentado con frecuencia desde el S. XVI y del gallego arrecender ‘oler deliciosamente, embalsamar el aire’3. De la amplia extensión en el Norte de España es testigo el alto arag. recendíu ‘caliente’ (aplicado al macho cabrío primitivamente, y después al hombre, en Ansó y Loarre, ZRPh. LV, 621). No puede desdeñarse la sugestión de M-L. (REW 4346) de que se dijese recender por re-encender aplicado primeramente a la acción de hacer olor quemando incienso y otros pebetes, y sólo posteriormente se tomara la sustancia olorosa como sujeto; entonces trascender en esta ac. resultaría de un cambio de prefijo semejante a trasquilar por esquilar. Por otra parte, la opinión de M. P. de que se trata originalmente de TRANSCENDERE (con cambio de prefijo; o quizá más bien de DESCENDERE, que vale ‘penetrar’ en Salustio, Livio, Virgilio y otros) encuentra un fuerte apoyo en el primer testimonio español del vocablo, que se halla en Calila e Dimna: «como el musgo, que maguer es çerrado e sellado, por eso non dexa su olor de reçender» (ed. Allen 82.103, ed. Gayangos 42), de donde resulta probable que primitivamente fuese ‘pasar (el olor) a través de algo’. Provisionalmente podemos atenernos a esta opinión (en todo caso el grupo formado por RECENTES HERBAShierbas frescas’, recencio ‘airecillo fresco’ y cencío ‘frescor de ribera’ ―vid. G. de Diego, RFE XV, 232-3― queda alejado por razones morfológicas, fonéticas y semánticas).

Y sin embargo, no me atrevería a descartar otra posibilidad: al alto alem. ant. rouhhan, alem. riechen ‘oler’, b. alem. med. rēken, rūken ‘oler’, ags. rēocan ‘heder’, correspondería una base germánica REUKAN, que pertenecía al germánico común, pues está bien representada la misma palabra en escandinavo (si bien allí sólo en el sentido de ‘humear’), y aunque no la tengamos en los textos de Ufilas, es bien posible que viviera en gótico4. En todo caso, existió sin duda alguna en suevo, y allí o en visigótico pudo figurar esta raíz germánica en una forma participial *REUKJAND (o al menos *REUKAND). Como es común que el diptongo germánico EU se romanice en e (cf. Tederic de THEUDERIKS, etc.), no sería forzado admitir que REUK(J)AND se romanizara en RECENDU y más existiendo RECENTEM y siendo -ENDO y -ENTE terminaciones tan adecuadas en romance: esto pudo pasar a recendo ‘olor’ y formarse de ahí el verbo recender, según el modelo de encender (~ incienso), trascender, etc. Hay una objeción fonética: ¿no habría debido esta -C- intervocálica sonorizarse en -z-? No es objeción decisiva, ni mucho menos, pues el prefijo romance RE- daría la sensación de que la -C- era inicial, y además un germanismo es una voz siempre tardía. Desde luego existen otros escrúpulos que hacen difícil favorecer esta etimología y desechar la otra.

Escandir [Scandir, 1449, Santillana, en Viñaza, col. 779; princ. S. XVI, Guevara], tomado de scandĕre ‘escalar’, ‘medir versos’; escansión [1611, Covarr.], de scansio, -onis, íd.

1 Desde mucho antes del S. XIX en que lo documentan el Cancionero Popular y muchos escritores como A. Camino se emplea en gallego baixar no sólo como transitivo (Curros) sino también con el valor intransitivo, vid. DAcG y Crespo Pozo, hasta el punto que los más antiguos diccionarios gallegos, y aun Vall., el menos malo y el menos incompleto, ni siquiera registran de(s)cer (sí los más recientes desde Lugrís y las IrmFa.). Pero lo emplean escritores castizos y no aportuguesados, como Castelao («descer á cova» 218.4f, etc.) con -sc-, pero es nuevo asunto ortográfico y artificioso sin eficacia alguna en la lengua real. Por los demás son muchos allí y los más en Portugal los que grafían descer.―

2 Intransitivo: «morrer en cruz e deçer aos infernos quiseste»; reflexivo: «enno carcere... a torre mergense atanto... que o mercador... se deçere dela solto de perigoos»; transitivo: «poso enno asno os fíllos e foyse... et quando chegou a sus casa deçeu os moços do asno» traduciendo «depositis ab asino puerulos suos» 127.18, 35.24, 28.4. En las Ctgs. cuento, entre muchos más, 5 casos claros de intransitivo (243.20, etc.), dos de transitivo y uno de reflexivo; otros en el glosario de Mettmann. Los cita además Crespo Pozo de otros textos gallegos de los SS. XIV y XV (no faltando ―en la Biblia― aguno del más raro decerse que ya hemos observado en las Ctgs. y los MirSgo.).―

3 Así en portugués como en gallego es palabra vivísima, muy genuina y castiza. Además de la gran variedad de ejemplos clásicos que pueden verse en el diccionario de Moraes, tenemos prueba de que es tan antigua, por lo menos, como la lengua literaria, pues ya figura un ej. en las Ctgs.: «dizían todos: que ben recende!» (6.75). Del hondo sabor de la vieja y castiza palabra que se le percibe en Galicia, nos dan amplio testimonio Rosalía (y las canciones populares citadas por el DAcG. s. v. arrec-) y esos ejemplos: «no galego, como en vaso sagrado, en que s’axuntan todo-los recendos, áchanse os principaes elementos da nosa nacionalidade» M. Murguía (discurso presidencial de los primeros Juegos Florales, 1891), «a terra arrecende o colo de nai», «hoxe é víspera de San Xoán: mañán lavaremo-nos con herbas arrecendentes», «teñen os nosos Cancioneiros un arrecendo bucólico», «morreu en arrecendor de santidade» (Castelao, 156.27, 264.21, 182.13) y en su cantar del pueblo «o caravel cando nace / logo ule que arrecende», ponderación que no carece de interés etimológico.―

4 En este sentido, quizá podría argumentarse a base del prusiano antiguo naricie glosado t[e]ufelskin en el glosario de Elbing 664, y estando en la lista de animales podría entenderse que es el nombre del turón (stinktier, putois, skunk) el animal maloliente por excelencia; pues el prefijo na- es sumamente productivo en prusiano y en todo el báltico y es el gótico sobre todo el que dió al prusiano y al báltico los préstamos germánicos que allí pululan. Es apoyo muy incierto, porque no tengo bien averiguado si teufelskin (‘piel del diablo’) se ha empleado como nombre del turón en el antiguo aleman, además de algunas otras razones.―