CUERO, del lat. C֊RէUM ‘piel del hombre o de los animales’.

1.ª doc.: Alex., 2462a (P; coiro, O); Buenos Prov. 1.17.

En todos los romances ha tendido a tomar el significado ‘pellejo curtido de los animales’; la ac. etimológica ‘piel en general’ se ha conservado mejor en español y portugués que en las lenguas hermanas, pero existió en todas (en francés hasta el S. XVII, en catalán hasta el XV, en italiano no ha desaparecido aún del todo).

DERIV.

Cuerear, amer.; cuereada. Cuera ‘especie de jaquetilla de piel que se usaba sobre el jubón’ [1535, Fz. de Oviedo, según cita de A. Serrano, La Prensa de B. A., 27-VII-1941; ley de 1534-1623 en la N. Recop. VII, xii, 1; doc. de Alba de Tormes, 1595: RFE XXV, 602; por la misma fecha en Rosas de Oquendo, RFE IV, 350; Lope, El Testimonio vengado, Rivad. XLI, 408a]1; de ahí el cat. pallarés cuera ‘zamarra de pastor’ [Butll. del C. Excurs. de Cat. XLIV, 280). Cuerazo. Coracha [Aut.] ‘saco de cuero que sirve para conducir tabaco, cuero y otros géneros de América’, sería vocablo dialectal andaluz de origen mozárabe, procedente del lat. CORIACEAhecha de cuero’: que es antiguo lo demuestra su persistencia en judeoespañol (Wagner, RFE XXXIV, 71): corachín, encorachar. Coracha es además término arqueológico y de fortificación estudiado concienzudamente por Robert Ricard, Al-And. XIX (1954), 149-172: es un «éperon fortifié plus ou moins perpendiculaire à la courtine d’une enceinte et qui s’avance soit jusqu’au bord d’une rivière, soit vers ou dans la mer, pour assurer de façon permanente les libres communications de la place». Algunas veces tiene por objeto proteger el abastecimiento de agua, otras veces hace de escollera o malecón para proteger los desembarcos amigos o para defender de los del enemigo. El vocablo aparece aplicado desde antiguo a Sevilla, Málaga, Ceuta, Toledo, Montánchez y otras ciudades de la mitad Sur de España, también a alguna más, como Burgos (Fn. Pérez del Pulgar), y como la cosa existe en otras partes, los arqueólogos han aplicado más modernamente ese nombre a alguna ciudad de León o Castilla la Vieja. El dato más antiguo del vocablo parece ser el de fines del S. XIV, de López de Ayala, que he citado s. v. CALAHORRA; la misma forma coracha es la que emplean Pulgar y un doc. de 1503. Además corrió una variante coraza, empleada por Mal Lara en 1570, y con referencia a Ceuta, en 1648 y en el S. XVIII; coraxa en Gili. En port. era coiraça, que ya figura, en el S. XV, en Zurara y en Rui de Pina; hoy couraça ha quedado como nombre de una especie de calle, abierta, en ciertas ciudades, a lo largo de una antigua coiraça fortificada. En Portugal el vocablo arraiga sobre todo en ciudades del Norte del país, Coímbra, Melgaço, MonçƟo, Avô, Caminha, Alenquer, bocas del Mondego, aunque también en Silves (Algarbe), y se aplicó mucho a las plazas portuguesas de Marruecos en los SS. XV-XVI.

Torres Balbás ha dicho que viene del árabe, sin precisar la idea; pudo ser calco semántico del árabe, donde creo que labbûs ‘coraza’ debió de emplearse en el mismo sentido, a juzgar por su aparición en el nombre del pueblo árabe Allepuz, Teruel (Asín, Contr.). Ricard concluye que es de origen desconocido, pero diferente del port. couraça ‘coraza’. Sin embargo, no me cabe duda de que se trata de una variante de esta misma palabra, que de acuerdo con la localización, preponderantemente meridional en España, presenta ahí: la forma mozárabe del sufijo -ACEA, mientras que en Portugal tiene forma puramente portuguesa, de conformidad con la localización, sobre todo norteña, de su zona de arraigo antiguo. Pero también, como se ha visto, existió la forma propiamente castellana coraza: Mal Lara, que emplea ésta, tiene conciencia de su justificación semántica, a juzgar por la frase «una coraza de muro con tres torres» (Ricard, p. 156). La coracha protegía las comunicaciones de la plaza, como una coraza defiende el cuerpo del guerrero2.

Corambre f. [1503, N. Recopil. VII, xix, 5; colambre: Cortes de 1528 y Quijote II, liv, fº 206; vid. R. J. Cuervo, Obras inéditas, 222]; corambrero. Coraza [J. Ruiz, 924c], tomado de oc. ant. coiraça [S. XII], o de fr. ant. cuirace [1266], cat. cuirassa, que continúan el adj. latino CORIACĔAhecha de cuero’; como coraça se escribe con ç sorda en la Edad Media (J. Ruiz; APal. 504b; PAlc.), no puede ser autóctono en español, come ya indicó Cuervo, Disq. Filol. II, 152; coracina, coracero, acorazar, acorazado, encorazado. Corete. Ast. corexa ‘costal pequeño’, ‘faltriquera que llevan las mujeres debajo de la saya’, escorexar ‘dejar a uno el bolsillo sin dinero’ (V). Corezuelo o cuerezuelo. Corito [el asturiano R, s. v. coita, lo emplea como sinónimo de ‘pusilánime’, y Vigón lo da como apodo de los habitantes de un pueblo ast.; R da variante coita]. Coriza (R) o coricia (V) ‘abarca’ ast. (comp. COTIZA). Coriáceo, tomado del lat. coriacĕus íd. Encorar [Berceo, Mil. 213; Buenos Prov. 1.17]. Encuerar. Encorecer [ej. de la Celestina en DHist. s. v. bolo]. Encoriación. Excoriar [Terr.], tomado de excoriare ‘sacar la piel’; excoriación [1555, Laguna].

CPT.

Igual que el cast. en cueros se dice en gall.-port. em coiro3, y luego gall. encoiro, -a, adj., ‘desnudo’: «unha muller encoira» (Castelao 39.9, 41.22, 70.4) o sustantivado un encoiro ‘pintura de una persona desnuda’ («a castidade de un encoiro clásico» íd. 41.23, 39.7).

1 Según Oudin (1607) «un collet de cuir; il se dit aussi bien d’un collet de toute autre estoffe, comme una cuera de terciopelo».―

2 En cuanto al nombre del barrio granadino de la Cauracha (p. 158), me inclinaría a creer que su nombre nada tiene en común, si no es el sufijo, con el que aquí interesa; al fin y al cabo, ni siquiera está asegurado arqueológicamente que allí hubiese una coracha, aunque ciertos eruditos lo afirman. Simonet y Saavedra creen que es de origen arábigo; aquél dice que caura era ‘cueva’ en árabe vulgar, del cual cauracha sería derivado mozárabe. No es éste el lugar de averiguar si Simonet está en lo cierto. Pe todos modos, en mozárabe o en hispanoárabe, sería por lo menos difícil justificar el cambio de oi en au, así que la Fonética se opone a identificarlo con coracha. El área del vocablo entraba algo hasta el dominio catalán. He visto dos corachas típicas en la zona Valencia-Morella: una en Olocau de Carraixet, una 25 km. al NO. de la capital, la otra en Coratxa, entre Morella y Benifassà: esta interesante aldea fortificada consta de dos cerritos murallados ―fortificación hoy arruinada― desde los cuales descendían los sitiados, al parecer por una vía subterránea y defendida por baluartes, a abastecerse de agua al arroyo que discurre al pie, por un barranco; aunque por falta de tiempo no pude observar los detalles arqueológicos, lo que está bien claro es que Coratxa (Corachán en aragonés, y como apellido) es el dual hispanoárabe qaȬraƇâni ‘las dos corachas’. Otro dato catalán del vocablo al parecer lo tenemos ya en un doc. relativo al recinto fortificado de Lérida: «in rocha que est subtus coiraza judeorum», donde B. de Alguara cede en 1181 unas casas a J. de Montanyana (Miret i Sans, Templers i Hosp., página 140).―

3 «A xente, en coiro ... derretendo as suas mantegas» Castelao 60.4.