COLODRA, origen incierto; es verosímil que sea voz prerromana de raíz probablemente indoeuropea.

1.ª doc.: colotra (forma latinizada), Sahagún, 1060, ‘calabaza grande para tener o medir el vino’, Vignau, p. 16; colodra, en el fuero fronterizo leonés-portugués de Castello-Bom, 1188-1230 (PMH, Leges I, 786); íd., doc. en bajo latín, de Santa María de Aguiar, 1230 (Viterbo); íd., doc. de Sahagún, 1245 (Staaff, 26.26; Vignau, número 1907).

En los citados documentos portugueses se trata de medidas para líquidos, y lo mismo dice Borao del masculino colodro. Por lo demás, lo común es que la colodra se empleara para contener vino; «Villanueva del camino, gran colodra e poco vino», refrán citado por un cazurro andaluz del S. XV (M. P., Poesia Jugl., 466), y Aut. explica que era una vasija empleada en Castilla la Vieja para medir vino, de donde la frase proverbial ser una colodra para ‘ser borracho’; o para ordeñar cabras, ovejas y vacas: Juan de Lucena, 1463, y otros testimonios citados por Aut., incluyendo el refrán la más ruin oveja se ensucia en la colodra; todos los datos concuerdan en que es una especie de barreño ancho y de madera (obras citadas y además «una colodra de fust», en inventario aragonés de 1368: BRAE IV, 345).

Las etimologías propuestas para colodra no se pueden aceptar. Diez, Wb. 441, pensaba, si bien con reservas, en un CAULAE ŬTERodre de establo’ (admitido por A. Alonso, RFE IX, 69), pero además de que esperaríamos *colodre y de que no es verosímil tal compuesto estereotipado desde el latín, formado con CAULA, que no ha dejado descendencia romance, la razón decisiva contra esta idea es que una colodra no tiene semejanza alguna con un odre. Viterbo redactó así el artículo de su Elucidario, donde explica y comenta el texto citado arriba: «colodra: Cabaça grande para ter ou medir vinho; ainda hoje se chama colondra, e a esta espécie de cabaços disseram colombros». Claro es que emplea cabaça en el sentido de ‘vasija para líquidos’, y cabaço en el de ‘cucurbitácea’, refiriéndose al cohombro, que en efecto lleva el nombre de colombro o colondro en Portugal, colombro en Salamanca, partido de Ledesma (Lamano). Las palabras «ainda hoje se chama colondra» no debemos tomarlas al pie de la letra, sino en el sentido de que para Viterbo (muy dado, como es sabido, a explicaciones seudo-etimológicas) colodra ‘vasija’ y colondro ‘cohombro’ tenían un mismo origen, como lo tienen cabaça ‘vasija’ y cabaço ‘calabaza’. Fig. y otros lexicógrafos copiaron literalmente las explicaciones de Viterbo, suponiendo la existencia de colodra y colodro en el sentido de ‘pepino, cohombro’1, y Spitzer (RFE X, 377-8) parece tomar en serio todo esto al explicar colodra ‘vasija’ por CŬCŬMĔREMpepino’ cruzado con CYLINDROS. Mas aparte de que no hay noticias de que el pepino se empleara jamás, como la calabaza, para hacer vasijas, y que al contrario su forma muy oblonga era inadecuada para obtener una colodra de forma ancha y plana, observemos que cruzando las dos palabras citadas se puede llegar a formas como colombro y colondro, pero de ninguna manera al tipo sin n, colodra. Por lo demás no parece que este vocablo haya sido jamás propiamente portugués, pues sólo se halla en textos fronterizos, y en el idioma vecino hubiera debido perder la -L- intervocálica. Más defendible que esto sería admitir que la etimología de Viterbo actuó ya en lo antiguo en calidad de etimología popular, y que a ello debemos el paso de cohombro a colombro y colondro en Salamanca y zonas portuguesas próximas2.

En investigaciones futuras todavía deberán tenerse en cuenta dos pistas. Covarr., citando un refrán del Comendador Griego († 1553) «andar de çocos en colodros», cree que se trata de un proverbio gallego, interpretando así çoco como la forma occidental de zueco, y cree que colodro significa ahí ‘género de calzado de palo’, quizá pensando ya en una etimología COTHŬRNUS, como la dice explícitamente Aut. al citar su testimonio. Grives serían las dificultades fonéticas que deberíamos superar si quisiéramos derivar colodro de COTHŬRNUSbota alta de cazador o de comediante’, ni sería fácil concebir cómo se pudo pasar de ‘zueco’ a ‘colodra (vasija)’, aunque ambos sean de madera, pero como COTHŬRNUS ha dado vocablos romances de significado bastante alejado del original3, valdría la pena meditarlo si estuviésemos seguros de que colodro significó efectivamente ‘zueco’, pero las interpretaciones que se han dado al citado proverbio son tan divergentes que bien podría creerse que la de Covarr. es una conjetura personal sin gran fundamento4.

Por otra parte se deberá tener en cuenta la posibilidad de que colodro (ya S. XIII) venga de *corodro por disimilación y que éste salga del lat.COR?TUS ‘carcaj’, puesto que se trata también de un recipiente, y que el tipo de carcaj más corriente en la Antigüedad era de madera, como una colodra (Grande Encyclopédie, s. v. carquois); la repercusión de la líquida r tras la t es fenómeno corriente, que hallamos casi en las mismas condiciones en la voz CÓCEDRA < CŬLCէT(R)A. Sin duda la forma alargada del carcaj dista bastante de la achatada de una colodra, y como representante de la ? latina esperaríamos más bien una u romance que una o5, de suerte que sólo puede sugerirse esta idea bajo las mayores reservas.

Propone Giovanni Alessio (RFE XXXVIII, 228) partir del griego κóλυȎρος «fourreau, sac», sugestión tentadora por la ignorancia total en que nos encontramos en cuanto a la etimología de colodra, -dro. Pero ya sería algo sorprendente que un vocablo totalmente ajeno al latín (ThLL, CGL, Forcellini, etc.) hubiese pasado al romance y sólo al de España, y todavía lo sería más el paso de ‘saco’ o ‘funda’ a ‘vasija de madera para líquidos’. Pero Alessio no hubiera debido contentarse con el escueto informe de Bailly; los buenos diccionarios griegos (Liddell-Scott, Estienne, Demetrakos) están de acuerdo en que κóλυȎροι (que es hápax, por lo demás, sólo empleado por Aristóteles y sólo en plural) significa ‘testículos’ y no ‘funda’ ni ‘saco’ (V. en Estienne el contexto, clarísimo), y lo confirma otro hápax, éste de Ateneo, κóλυȎρον ‘higo maduro’, cuya acepción secundaria se explica fácilmente por comparación de forma y colocación. Desde luego es cierto que κóλυȎρος parece ser derivado de κóλε?ος ‘saco’, así que el sentido primitivo sería posiblemente ‘saco de los testículos, escroto’, pero salta a la vista que no es lícito admitir que pasara al romance una acepción ya no documentada en griego. Se impone desechar inapelablemente esta etimología.

Inspirándose en mi vacilante sugestión de partir de CORYTUS, con repercusión de líquida y disimilación, propone GdDD 1931a una base diminutiva *CORYTULUS, con metátesis *COLYTŬRUS, con lo cual mis escrúpulos no desaparecen (pues lo de menos era la -r-), antes aumentan, pues no estamos en el caso de palabra y peligro, en que los grupos BL y CL, fácilmente pronunciables en latín vulgar, no ofrecían resistencia, y el castellano tendía naturalmente a reemplazarlos por br, gr; en nuestro caso sería forzoso admitir una metátesis a distancia, consumada ya en latín, y ahí sorprendería que no la hubiese impedido la conciencia del sufijo frecuentísimo -ULUS.

POSDATA. Recapitulando, se trata de palabra que designa un objeto perteneciente a un nivel de civilización antiguo y netamente rústico, siempre una vasija de madera (rara vez de cuerno), de concavidad ancha y en general poco profunda, empleada para llenarla transitoriamente de vino, para poner el segador su afiladera, y, sobre todo y ante todo, de la «vasija que usan los pastores para ordeñar»6; se trata de un vocablo cuya área coincide casi enteramente con la de la lengua castellana lato sensu, ya que muestra firmes y antiguas raíces lo mismo en el Noroeste de su dominio, que en el Nordeste, y desde Castilla la Vieja a Andalucía, pero con antecedentes más copiosos en las zonas rústicas que en las adelantadas, en España más que en América, y con el centro de gravedad más hacia el Oeste que hacia el Este del territorio lingüístico, pero ajena a las demás lenguas romances, y aun al gallego y al portugués comunes, si bien con alguna leve y ya antigua penetración en la zona portuguesa oriental.

Bien estudiadas las demás pistas, al cabo de estos años queda sólo en pie la fuerte sospecha de que colodro y colodra sean de origen prerromano, de acuerdo por lo demás con los hechos que acabo de resumir. En vasco no veo nada análogo a no ser una palabra rara, registrada sólo por el lexicógrafo bajo-navarro Salaberry gathulutra «bolée» o sea, ‘escudilla llena de...’; pero es parecido meramente casual: es derivado, mediante el sufijo vasco -tara, del vasco oriental común gatkulu, gathilu, -tio ‘escudilla’, préstamo del lat. CATILLUS. Como por otra parte una palabra en k- tiene bien pocas probabilidades de haber pertenecido al viejo fondo euskera, no pensemos más en lo vasco, y fijémonos en el aire indoeuropeo que da a un nombre de objeto una terminación que tiene las máximas probabilidades de haber sido originariamente -TRO-, -TRA. Pensemos en el nombre de tantos utensilios y objetos de la vida material que, por el testimonio concorde de todas o las más antiguas familias lingüísticas, constan como existentes en indoeuropeo: ?ELU-TRO- (griego ?έλυτρον ‘envoltorio, cubierta’, scr. várutra), LO??-TRO- ‘baño, bañera’ (gr. λο?ετρóν > λουτρóν, galo lautro, isl. ant. laur), K?EL?-TRO- (scr. carítra ‘soporte, pie, pierna’), AR?-TRO-arado’ (ıροτρον, aratrum, etc.), célt. taratron, lat. rutrum, griego μέτρον, etc.; o bien en -DHRO-: lat. terebrum, lauabrum, gr. ıρȎρον, etc.

Por consiguiente existen en principio grandes probabilidades de que se trate de una reliquia céltica o sorotáptica. Pasemos revista, en consecuencia, a palabras del Este o del Noroeste de Europa que puedan guiarnos hacia un étimo, atendiendo mucho al peligro de las coincidencias histerogéneas. El ruso k?lódka y su primitivo kolóda, genéricamente ‘bloque de madera, zoquete’, toman acs. concretas que a menudo se acercan a las de un colodro7, pero según el vocalismo histórico del eslavo esto corresponde al paleoslavo klada, y continúa una base KջDA ~ KտDA, la que ha dado el germ. común holt ‘madera’, que en las demás familias indoeuropeas toma sentidos totalmente alejados (p. ej. irl. aill ‘bosque’, coll ‘destrucción, perjuicio’).

Hay, pues, mera coincidencia posterior. Bastante menos lejos quedamos con la familia del gr. kol, ‘saco, funda’, pues ahí el consenso de muchas lenguas nos mantiene dentro de la órbita de la idea de recipiente, del vocalismo básico KOLU- y con la aparición repetida de sufijos con dental más r: griego καλύπτω ‘yo cubro’, irl. culaid ‘cubierta’, celim ‘yo oculto’, KOLU-protección’ (irl. cul ‘protección’), y con tales sufijos: clithar ‘protección’ (Kջ-TRO- o Kջ-TU-RO), el hapax griego κóλυȎροι ‘(saco de) los testículos’ en que pensó Alessio, pre-germ. KOLESTRO- (gót. hulistr ‘cubierta’, escand. ant. hulstr ‘funda, estuche’, ags. helustr) y el a. alem. med. hulftr ‘aljaba’ supone una base KջPTRO-8 que no nos deja lejos de lo buscado9. Pero aunque la sensación es de que por ahí no andamos muy desviados, ninguna de estas palabras coincide bastante con la forma y sentido de colodro, -dra, para dar firme indicio de un origen común. A lo sumo pudo este grupo sumarse en nuestra lengua prerromana con una del grupo siguiente, que es donde veo muestras claras de afinidad.

Es común a todas las lenguas eslavas la palabra que en paleoslavo es kor?to «alveus»: en ruso ‘dornajo, artesa, batea’, en polaco y en servio-croato ‘amasadera’, en checo lo mismo y ‘colmena’, en esloveno ‘artesa de amasar’ y ‘colmena construida ahuecando un tronco o cepa de árbol’10: con lo cual tenemos casi el mismo objeto que un ‘colodro’. Ahora bien esta voz del eslavo común supone una base KORUTO-, próxima al *KORŬTRO- de donde partiría colodro: y aun pudo ser idéntica, suponiendo se perdiera una de las R por disimilación11. Que esta palabra eslava es elemento heredado del indoeuropeo no cabe duda, pues se le encuentra evidente parentela en la mayoría de las lenguas de la gran familia, con terminaciones, vocalismos y acepciones más o menos distintas: en la forma karta ‘dornajo, artesa’ perteneció al báltico común, pues de ahí lo tomó en préstamo el finés kartta íd., y de ahí, con igual sentido, son derivados el prus. ant. pracartis y el lit. prãkartas. Se trata de derivados de la raíz KER-cortar’, a la que pertenecen el paleosl. korĭcĭ ‘medida de capacidad’, rs. koréc ‘tolva de molino’, ‘cazo’, lit. kertù ‘yo corto de un hachazo’, eslavón Ƈrĭtu ‘yo corto’, scr. kntáti ‘él corta’, etc., con sustantivos derivados como scr. kartaɅ ‘hoyo, agujero’, lat. cortex, germ. com. *haruthjan ‘saco de piel’ y ‘escroto’ (ags. heran, isl. ant. hrejar), griego κǠρυτος ‘saco de cuero’, irl. ant. curach ‘canoa de piel’, etc.

En conclusión, no hay testimonio celta de ningún sustantivo de sentido o forma análogos a los de colodro, pero sí lo hay, y de formas muy cercanas, en todas las lenguas baltoeslavas, con cuyo léxico muestran tan repetidamente especial afinidad las supervivencias sorotápticas; y estando fuera de dudas que esta raíz fué común a todas las ramas de la familia indoeuropea, es verosímil que de ella formaran un derivado KORU-TRO- los más antiguos indoeuropeos hispanos, con sentido análogo al del KORU-TO- conservado en las lenguas eslavas; el elemento formativo -U-T- o por lo menos -U- reaparece ahí, según hemos visto, en el germ. *haruthjan y en el gr. κǠρυτος.

DERIV.

Colodrazgo. Colodro [S. XIII: «omne cargado de colodros, 1 dinero» en el Portazgo de Sahagún, Vignau, RABM 1871, 269, probablemente con el mismo sentido de colodra]; en Aragón es ‘taza ancha y de poca altura, sin asas’ (Borao) y allí mismo significó antiguamente ‘medida para líquidos’, según la Acad. (ya 1832); en Santander es una ‘vasija de madera’ (G. Lomas); para la supuesta ac. ‘zueco’, vid. arriba. Colodrillo ‘cogote’ [colodrieillo, 2.ª mitad S. XIII, Vidal Mayor 4.12.10; fin S. XIII, Tratado de las Enfermedades de las aves, p. p. B. Maler, Filologiskt Arkiv IV, 90; h. 1400, Glos. del Escorial; APal. 113b; Nebr.; y clásico: Aut.], se explica semánticamente por la concavidad del occipucio, comp. el b. arag. hoyeta o foyeta ‘nuca’, cat. clotell, clatell ‘cogote’, derivado de clot ‘hoyo’; de colodrillo vendrá seguramente colodro en el sentido de ‘golpe dado en la cabeza’, que el vocablo tiene en Aragón y la Rioja según Terr., colodrón ‘porrazo con la cabeza’ en Aragón según Cej. (La L. de Cervantes, s. v. colodra).

1 Vieira da «colodra, ant., cabeça grande», donde parece haber errata por cabaça.―

2 Es muy dudoso que CYLINDROS dejara descendientes romances (a no ser el logud. acchilandrare), pues el tipo colonda, -ondra, que M-L. deriva de esta base, parece venir sencillamente de COLUMNA, con diferenciación -MN- > -nd-. Véase aquí CORONDEL.―

3 Además del it. merid. cuturnu ‘botina de señora’ y del port. coturno ‘especie de media corta, borceguí’, port. dial. coturno ‘especie de polaina’, tenemos el gall. y port. codorno ‘especie de pera de invierno, redonda como naranja y a propósito para compota’, que ya se halla en D. Sánchez de Badajoz (cita en RFE IV, 19), en Tras os Montes ‘cantero o zoquete de pan’, en el gallego del Limia ‘hielo’ (VKR XI, glos., s. v.), en el Brasil ‘siesta, sueño’, y por otra parte el aran. kudúrna, Vallée d’Aure coudourlo, Gers, Toulouse, Castres, Gard couderlo ‘especie de hongo de tallo largo’ (Cénac, Doujat, Couzinié, Sauvages), que fonéticamente tienen aires de representar COTHURNUS.―

4 Lo que dice exactamente Covarr. es «colodro, género de calçado de palo; el Comendador Griego en refrán gallego dize: andar de çocos en colodros, salir de un negocio peligroso y entrar en otro de mayor peligro». Parece por lo tanto que la interpretación del Comendador era esta última y no consta que entendiera colodro como ‘calzado de palo’. Sabido es que este refrán forma parte de la locución empleada por Sancho en el Quijote, I, cap. 18, «andar de Ceca en Meca y de zoca en colodra», que se ha entendido de diversas maneras: el Maestro Correas traduce ‘baldíamente, de una parte a otra’ y otro paremiólogo, citado por Rodríguez Marín a propósito del mismo pasaje, el doctor Luis Galindo, explica «dezimos vulgarmente del que sus andanzas son de la plaza (que el Arábigo llama zoco) a la colodra y calabaza de vino, y assí a la taberna». Clemencín, aceptando la identificación de zoca con ‘zueco’, observa que era fácil pasar de ceca a zoca, y de éste a colodra por ser ambos instrumentos pastoriles. Nótese además que podría tratarse del arag. zoca ‘cepa, tocón’. En resumen, no hay nada que pruebe necesariamente que colodro o colodra en este refrán tienen otro significado que el ordinario de ‘vasija’.―

5 La cantidad está bien documentada en hexámetros de Virgilio y de Ovidio, ante los cuales la escansión corǰtus de Sidonio Apolinar no tiene valor. En latín procede del gr. Ɣωρυτóς (Homero, Licofrón, Luciano), χωρυτóς (Hesiquio), que según Bailly tendría υ breve. Como la ypsilon se pronunció ö en época tardía―de donde el romance fégato < σɄωτóν, oc. bodér ‘manteca’ < βούτɄρον, y quizá prov. nerto < μǯρτος―, no sería imposible que en algún caso se hubiera transcrito en romance por o, aunque bien parece, que los únicos casos comparables que conozco ―λάƔɄνος > lat. lagōna, ıƔκɄρα > lat. ancŏra― tienen explicación diferente.―

6 Es como la emplea y explica, p. ej., Fernán Caballero en Clemencia II, cap. 8, p. 248.―

7 Leskov aplica aquél al tronco o madero que emplea el sastre rústico para pruebas, a modo de maniquí (štopálšƇik, cap. 5), y su comentarista Struve da como más conocida la aplicación a una pierna u horma de bota; kolóda ‘hombre inerte, flojón’ en Tolstoi, Kavkazski Plénnik, cap. V, etc.―

8 Claro que no habiendo modelo adecuado en las lenguas célticas conocidas sería más prudente pensar en lo sorotáptico. Precisamente el prus. ant. kelmis es indicio casi directo y muy probable de la vida de esta raíz en sorotáptico, aunque con un sentido análogo al de ‘casco, protección de la cabeza’ que ha tomado en germánico y balto-eslavo: gót. hilms (> fr. heaume, cast. yelmo), lit. šalmas, prus. ant. salmis, que suponen todos un KEL-MI-S o KEL-MO-. Pero K- se vuelve s- o š- en balto-eslavo, y por lo tanto el prus. ant. kelmis, que a diferencia del autóctono salmis, significaba ‘sombrero’, tiene que ser un préstamo del sorotáptico a su próximo vecino el prusiano antiguo.―

9 Muchos indólogos suponen que existió un scr. védico kadrū-Ʌ f. como nombre de una especie de barril o vasija, que sobre todo teniendo en cuenta que saldría probablemente de un más antiguo *kwodlu-, nos recuerda también colodro. Pero sería imprudente partir de ahí, no sólo porque no hay noticia de tal vocablo en las demás familias indoeuropeas, sino porque en los propios Vedas (6 veces ya en el Rig Veda, X 14.16a, etc.), y en los Brahmanas, lo único documentado es un compuesto tríkaduka- que aquellos eruditos interpretan como aplicado a los dioses que se beben el Soma o néctar contenido en tres (tri-) vasijas (cf. Macdonell, A Vedic Reader, pp. 175, 153). Sin embargo además de que caben otras interpretaciones de esos pasajes, lo único documentado en forma no compuesta es el adjetivo kadru- ‘pardo, amarillento’ y tri- ‘tres’ podría aludir a los tres Vedas, o bien tener valor aumentativo, refiriéndose al color del Soma, que suele describirse como pardo (babhrúɅ, hárik).―

10 Meillet, Études sur le vocab. du v. slave, 301; Berneker, Slawisches Etym. Wb., p. 579; Pokorny, IEW 942.23ss.―

11 Aun si la acentuación heredada hubiese sido en la primera sílaba, el latín vulgar atrajo el acento a la segunda ante toda terminación -TR-. Y nótese que admitir disimilación R-R > l-r es forzoso en nuestro vocablo si el portugués colodra es regionalismo autóctono (como nos lo haría suponer el hallarse en documentos portugueses de 1188 y 1230), pues de otro modo una -L- intervocálica habría caído en portugués, mientras que a la -l- portuguesa entre vocales (si no es una r disimilada) corresponde en castellano -ll-.