COBRE, del lat. CŬPRUM íd., procedente de Kύπρος, nombre de la isla de Chipre, donde se obtenía en abundancia este metal.

1.ª doc.: Berceo1.

Para la formación del vocablo en latín, vid. Ernout-M.; para testimonios acerca del aes cyprium, vid. Plinio, y San Isidoro, Etym. XVI, xx, 8; para testimonios en castellano antiguo, Castro, RFE VIII, 339; para los descendientes romances, M-L., ZRPh. XXXIX, 83-84, 379. El cast. y port. cobre presentan una irregularidad fonética en su -e, que Castro sugiere sea debida a influjo del cat. y oc. coure; éstos proceden de una variante vulgar *CŬBRUM, con tratamiento especial de la π griega como B latina: la voz hispanoportuguesa no puede ser mero catalanismo u occitanismo dada la discrepancia de la consonante interna, y hay cierta dificultad en admitir que un autóctono *cobro se alterara, y sólo en su vocal final, por este influjo forastero. Como no faltan otros casos parecidos (golpe, goldre, molde, rolde; vid. DOBLE), cabría imaginar una especie de disimilación vocálica; pero también es posible que cobre sufriera el influjo formal de su sinónimo y concurrente ALAMBRE.

DERIV.

Cobreño. Cobrizo. Encobrar, encobrado. Cultismos: cúprico, cuproso.

CPT.

Cuprífero. Cuproníquel.

1 También en el Concilio de Coyanca de 1050 (Cortes I, 26), pero la versión romance de ese texto debe de ser del S. XIII.