CIERZO, del lat. CĔRCէUS, variante antigua de CIRCIUSviento Noroeste’.

1.ª doc.: S. XIII, Biblia Escurialense (glos. de Oroz, núms. 1273, 1276); 1.ª Crón. Gral. (çierço 5a 56, sierço 401a26).

CERCIUS se halla ya en Catón y Plinio, y de esta forma vienen, al parecer, todas las romances: cat. occid. cèrç, oc. cèrs; he anotado s?rs con vocal abierta y para el viento Noroeste en Massalió y en otros varios pueblos del Bajo Aragón catalán, Campo de Tarragona y Urgel. Comp. ZARAZAS. El cambio del significado a ‘Norte’ ya estaba consumado en el S. XIII, pues en la Biblia del Escorial traduce a septentrio, aquilo y boreas, y Nebr. explica que «corre del Norte»1. En ambos textos aparece escrito con las dos ç sordas.

DERIV.

Cercear. Cercera [¿S. XV?; 1600, Sigüenza, DHist.; zarcera, 1604, Pícara Justina, y hoy así en la Rioja, Palencia y Zamora, FD], ‘agujero de ventilación en las bodegas’, así llamado porque se abre de la parte Norte para refrescarlas mejor2. Zarzagán ‘cierzo muy frío, aunque no muy recio’ [zarzaganillo, 1464, Coplas de Mingo Revulgo, 23; «a cold winde» 1599, Percivale; Oudin; çarçagán, Covarr.], según propone este autor, es probable que venga de *cerzagán, derivado de cierzo; el sufijo sería cerç-eg-án (comp. haragán, junto a harón; BARRAGÁN; holg-az-án), y habría habido doble dilación de las vocales3; zarzaganete, zarzaganillo.

1 También en varios dialectos catalanes y occitanos se define como ‘viento Norte’; otras veces, como ‘Noroeste’. El Coll de Bocacerç (antiguamente Bucca de Circio) en el Canigó, deja entrar la tramontana en el Vallespir, aunque no puedo asegurar ahora si se trata precisamente del Norte o del Noroeste. Falta averiguar hasta qué punto influye en los lexicógrafos el significado latino y hasta dónde puede haber casos de conservación de éste en castellano. Los romanos citan el circius como típico del Sur de Francia, donde hoy es famoso el mistral o mestral ( = NO.). Por lo demás, parece que el vocablo no es de origen latino, donde no tiene enlace etimológico, ni aun griego; aunque se ha pensado si era un término helénico de las colonias de Occidente, tampoco ahí vemos pista clara, pues si la geografía semántica apunta hacia Provenza y Marsella, la documentación más antigua está en Sicilia (Teofrasto), pero ni la exclusión que sufre el vocablo en griego normal, ni la doble forma circ- ~ cerc-, son favorables a esta idea; cf. Terracini, Riv. di Filologia XLIX, 413, y la Real Encycl. de Pauly-W. Más bien voz aborigen mediterránea, y al fin obsérvese que en romance el vocablo es casi sólo hispánico (también oc. ant.) y con mayor arraigo en el Sudeste y Oeste que en el Nordeste, cf. mis Est. de Top. Cat. II, 217-218.―

2 Nótese el pasaje de la Bibl. de Gallardo, que cita Cej., IX, p. 581: «desa bodega podéis haber abundancia, la cual no se suele dañar con solanos, nin le es menester abrir las cerceras», pasaje que pertenece a una obra de Fernán Pérez de Guzmán (S. XV), RFE XXX, 348.―

3 Falta comprobar si las ç son sordas en los manuscritos antiguos de las Coplas, pues los lexicógrafos citados carecen de autoridad en este punto. En el comentario de Pérez de Guzmán a aquella obra, se corrige en zarzaganillo la errata -villo de Aut., pero según la ed. de los Cl. C., aparece con dos zz; sin embargo, esta edición tiene la ortografía modernizada (hace, dice, etc.).