CAZO, ‘vasija de metal con un mango para manejarla’, voz común a los romances ibéricos con la lengua de Oc y el italiano, de origen incierto.

1.ª doc.: caço, h. 1400, Glos. de Toledo1; comp. caça, abajo.

Port. caço, cat. y oc. cassa íd. (ambos ya en el S. XIV)2, it. antic. cazzo ‘vasija para fundir metales’, ‘artesilla de albañil’, it. cazza [1251]. M-L., Wiener Studien, XXV, 96, identificó con la voz cattia (variantes cazza, cacha), que aparece en glosas latinas traducida por trulla (‘espumadera’, ‘cazo para sacar vino’, ‘orinal’), panna («ferrum unde parietes liniunt») y voces análogas, pero se abstuvo de indicar etimología alguna, rechazando las que se habían propuesto hasta entonces. Más tarde, en el REW, 2434, quizá dándose cuenta de que no había fundamento semántico, como había dicho antes, para oponerse al gr. κυάȎιον o κυάȎειον (diminutivo de κύαȎος ‘vasija para sacar líquidos’, ‘especie de copa’), propuesto por Baist, RF I, 106, admitió que cattia era variante del gr. cyathos. El paso de cyathion a *cathion, por disimilación, no es inconcebible, pero sí algo extraño (a pesar de los esfuerzos de Brüch, ZRPh. LV, 504, para probar lo contrario); a ello se agrega el que las formas catalana y occitana (de acuerdo con la ç de Nebr. y APal.) postulan CATTIA y no *CATIA con T sencilla. Rohlfs, RLiR, II, 287, y EWUG, n.° 963, se inclina a favor de la etimología de Eguílaz, 366: ár. Ɋ⺆a ‘escudilla grande’, ‘cubo o gamella de madera’, ‘cuezo de la colada’, ‘artesa de albañil’, que se halla en textos vulgares modernos (Egipto, en especial, Dozy, Suppl. II, 359a), y en diccionarios clásicos, y que deriva de la raíz q-Ɋ- ‘tragar agua’, ‘calmar la sed’, etc. La fecha de las glosas latinas no es argumento decisivo contra la etimología arábiga, pues aunque una de ellas se atribuye al gramático Servio, el manuscrito en que figura es del S. XII, y las otras se encuentran en manuscritos de los SS. X (glosario de procedencia galorrománica) y XII; si es seguro que el κάτια que aparece en un papiro egipcio del S. IV, designa algo parecido a un cazo3, sí sería decisivo, y desde luego el origen arábigo me parece poco verosímil en vista de la extensión geográfica de la voz romance, pues en Francia llega hasta el Saintonge y el Delfinado (Mistral), y según Pottier (BHisp. LVII, 452) el área del tipo caza se extiende hasta la Vendée, Côte-d’Or y Saône-et-Loire; en Italia hasta los Alpes tiroleses y vénetos (REW; también su. alem. gatze, sobreselv. caz, cazza, ‘vasija para sacar líquidos’) y se ha corrido hasta el serviocroato kaƇa ‘artesa de albañil’ (Skok, ZRPh. XXXVIII, 547). Cierto es que tratándose del nombre de un utensilio, que puede haber viajado, el argumento geográfico no es enteramente decisivo. Inaceptables del todo otras etimologías: a. alem. ant. chazzi (Diez; pero viene del lat. CATզNUS); ár. kâs (Devic); derivado del radical de CATզNUS (DGén.; Salvioni, KJRPh. IX, i, 111)4. Para cazo ‘recazo’, V. RECAZO.

Llamativo es el parecido del gr. micénico haza con el cat.-oc. cassa e incluso con el cast. cazo y demás formas romances; adjetivo femenino aquél (y aun seguramente sustantivado) con el sentido de ‘broncínea, de bronce’ (Lejeune, Phon. Myc. et Gr. Anc. §§ 101, 263 y n. 5): cambiemos el bronce en cobre y más o menos tendremos ya el sentido de la palabra romance. Pero no nos hagamos ilusiones: ka-za, transcrito así desde el silabario cuneiforme, no es más que una grafía aproximada, pues el cuneiforme micenio, despreciando la parte implosiva de las sílabas, no daba representación a su consonante final5 y ka-za no es más que una representación de un khalttsa < gr. χαλκjα (= ático χαλκεία, eolio χαλκία) con el grupo -k- cambiado en una africada sibilante sorda y muy fuerte, más o menos tts. Ahora bien, ahí también la chocante desaparición de la -l- provocaría casi tantas dudas fonéticas como las que nos obligan a desechar el étimo κύαȎος.

DERIV.

Caza arag. [caça, en inventarios de 1331 y 1374: BRAE II, 553, 347]. Cazáu ast. «el cazo lleno de algunas cosas» (V). Cacear. Cacerola [Terreros], tomado del fr. casserole [1583]6, y éste, por conducto de la lengua de Oc, del cat. casserola íd. [1593]7, diminutivo de càssera ‘vasija para sacar agua’, derivado de cassa ‘cazo’. Caceta [1680], del cat. casseta. Cacípiu ast. (Llanes) «cesta de mimbre o ripias, con asa y sin tapas, que sirve para recoger frutas» (R), cacipleru «aficionado a meterse en cosas del cargo de las mujeres» (R), «el que tiene la costumbre de caciplar» (V), caciplar «meterse en todo sin ser llamado, esp. en el manejo de la casa» (R), «resolver algo entremetiéndose para ello» (V). Cacíu ast. ‘cacharro’ (R), ‘vasija de vidrio o de barro’ (V)8. Cazarro ‘tronco de árbol ahuecado para desalojar agua sobrante’, alav.; cazarra, cazarrica, ibíd. Cazuela [1438: Corbacho; con -ç- en G. de Segovia, 88; APal., 345b; cazuela, íbid. 96d]; cazolada [1605, López de Úbeda, p. 81b (Nougué, BHisp. LXVI)]; cazoleja (Ruiz de Alarcón, La Verdad Sospechosa, ed. Reyes, 30-31; DHist.); cazolero; cazoleta; cazoletear, cazoletero; cazolón.

1 Es muy dudoso, por el sentido del contexto, que la forma caço, que en el ms. T de J. Ruiz, 1618b, corresponde a maço de S, sea la forma original. También en APal., 284d, «cucharón... instrumento con que mecen las ollas en la cozina. En Castilla llaman caço»; Nebr., «caço de hierro: fuscina».―

2 Eiximenis, Terç del Crestià (1381-6), N. Cl. VI, 109, 111; doc. de Barcelona, a. 1481, en la ed. del Consulado de Mar por Moliné, p. 233. Oc. cassa en un inventario de Moissac, a. 1349, en las Cuentas de los Hermanos Bonis, etc.―

3 Walde-H. y Souter (Gloss. of Later Latin) sacan el dato de Wessely, Wien. St. XXIV, 131, quien da el vocablo como latinismo, pero el contexto que cita (κ. εƄς πράσιν ‘para la venta’) está lejos de ser decisivo; quizá sea variante del gr. κατιάς ‘lanceta, estilete’.―

4 Battisti-A. dicen que el b. lat. catia ya aparecería en Roma en el S. VIII, lo cual descartaría el origen arábigo; pero no lo puedo comprobar. El nuevo étimo griego que ellos proponen, ęκάτιον ‘especie de copa de forma alargada’, que junto con su primitivo ıκατος aparece con este sentido en citas que da Ateneo (S. III d. C.) de escritores anteriores (ambos significan propiamente ‘barco’ y en este sentido son voces bien conocidas), es decididamente improbable, por tratarse de palabra mal documentada (no está tampoco en Rohlfs, EWUG, y puede no ser más que una metáfora de poetas) y por no explicar la ç sorda.―

5 Cf. el micénico su-za ‘higuera’ < σύκjα y el comparativo micénico ka-zo-e ‘peores’ < κάκjοες < κακ-jοσ-ες, donde el cuneiforme silencia la -s final y donde k da el mismo resultado tts (transliterado z). Sólo que aquí la hipótesis verosímil de una transmisión de esa forma arcaica de los griegos focenses, junto con la cerámica y cacharrería que las factorías griegas del Mare Nostrum despachaban a los iberos, los tirrenos y los oscos, deja, al pasar desde ellos al lat. vg., el amplio margen de anomalías fonéticas que permite siempre la transmisión a través de una tercera lengua, y la simplificación de un grupo complejo como ltts en ts es una posibilidad nada forzada.―

6 Del francés viene el it. cazzaruola, cazzeruola, de aparición moderna, sin autoridades en Tommaseo.―

7 Creo que el equivalente mozárabe de cacerola será el arag. cacherulo, cachirulo, ‘vasija de licor’, ‘pañuelo que se lleva atado a la cabeza’. Mozár. -ûl es igual a cat. -ol, y Ƈ = cat. ç. Comp. lo dicho sobre este vocablo en CACHO I.―

8 Acentúan la i lo mismo V que R, s. v. cacíu, permediar y sedáu.