CANTIL, ‘cortadura vertical en un terreno, especialmente en la costa, o escalón alto en el fondo del mar’, derivado de CANTO I, ‘esquina, ángulo recto’, o de su original latino.

1.ª doc.: 1803; acantilado, ya 1542.

Comp. port. alcantil ‘cantil’ [med. S. XVI: Castanheda, D. de Goes], alcantilar-se ‘acantilarse’, ‘elevarse (una persona) hasta una gran dignidad’ [1544: Palmeirim], alcantilado adj. [med. S. XVI: Castanheda, Pinto Pereira], alcantilada f. ‘acantilado’ [1552: J. de Barros]. En la lengua vecina, en gallego y en el Occidente de Asturias se halla también cantil m. en el sentido de ‘instrumento de carpintero para cortar tablas en ángulo recto y prepararlas para el machihembrado’ (Moraes, Fig., Vall., Acevedo-F.), ‘instrumento para escuadrar piedras’, de donde serras lavradas a cantil o acantiladas ‘montañas cortadas a pico’, ya en JoƟo Bermudes (1565). La historia de cantil y acantilado no puede trazarse con seguridad por escasez de datos. Al parecer se trata de vocablo fundamentalmente gallegoportugués, procedente del vocabulario técnico de canteros y carpinteros, y formado con el sufijo instrumental -զLE, comp. *FOCզLE, *CARRզLE. Partiendo de lavrado a cantil, formaría en época posterior el lenguaje náutico el derivado acantilado, conservando gracias a esta formación tardía la -l- intervocálica (comp. port. encarrilar, fuzilar). Por influjo de las palabras arábigas aparecería luego la primera -l- portuguesa, con carácter secundario, como en alcaldar ACCAPITARE (Cornu, GGr. I2, § 154). La inexistencia de cantil como nombre de instrumento en español y el carácter marítimo del vocablo1 inducen a creer que se tomó del portugués. En cuanto al término topográfico cantil, port. alcantil, lo tardío de su aparición en español y la inicial portuguesa al- son indicios de que se derivó secundariamente de acantilado. Esta historia es perfectamente coherente, pero hay otras posibilidades, que me parecen más aventuradas. Que cantil como término topográfico puede venir directamente de canto, lo indica el cat. occid. cantera ‘borde acantilado de una meseta’ (oído en Almatret, La Granja d’Escarp y Sarroca, al Sur de Lérida; en el último pueblo también decantera), a. arag. cantera ‘sierra de montañas’, ‘peña’ (BDC XXIV, 164), comp. pallar. y ribag. cantill ‘cresta de tierra que separa dos grietas(Alcover). La inicial del port. alcantil podría ser indicio de origen mozárabe (comp. mozár. capil = CAPILLO), y cabría también mirar la terminación -il como forma mozárabe del sufijo -ELLUS, igualando cantil a cantillo, forma muy extendida en romance: cat. cantell ‘canto, ángulo’ y sus hermanos oc. cantel, fr. chanteau, it. antic. cantello, etc. Sin embargo la existencia de la forma acantilado en el portugués del S. XVI y la de cantil como nombre de instrumento me hacen dudar mucho de esta explicación. No creo que cantil sea derivado de CANTO II ‘piedra’ según admite Wartburg, FEW II, 234b. Para el a. arag. cantilada ‘viga’, vid. CANTERIO.

DERIV.

Acantilado (V. arriba). Acantilar [1831], sacado secundariamente de acantilado.

1 Hoy acantilado se emplea de preferencia con relación a costas escarpadas o a la configuración del suelo submarino. El especial arraigo del vocablo en América es también favorable a la procedencia marítima y portuguesa. En castellano acantilado aparece primeramente en un cronista de Indias, Garci López de Cárdenas (cita de Friederici, Am. Wb., 128b; otro ej. de Cárdenas en DHist.). En Honduras cantil es el borde de un despeñadero cualquiera, según Membreño (comp. mi estudio acerca de términos marítimos empleados en América con relación al interior, AILC I, 9-13, 25-29), y en Chiloé se emplea la forma alterada candil para un escalón submarino (Cavada). En Asturias se llama peces de cantil a un grupo que abarca el róbalo, la dorada y otros (vid. Rato, s. v.), y que se hallarán en aguas profundas.