CALA I, ‘ensenada pequeña’, voz común con el catalán, la lengua de Oc y el italiano, de origen seguramente prerromano, de una lengua anterior al celta y al ibero.

1.ª doc.: 1431-50, Díaz de Gámez1.

Port. cala [2.ª mitad del S. XV: Crón. do Conde D. Pedro, en Jal, 381], cat. cala [1.ª mitad S. XIV: Muntaner], oc. cala [h. 1225: D. de Pradas], fr. cale [1606], it. cala [fin S. XVI; caletta a princ. del mismo siglo: Zaccaria]. No hay duda de que en francés procede de la lengua de Oc, y en portugués ha de venir del castellano, en vista de la conservación de la -L-; también es posible que la voz italiana sea de origen hispánico teniendo en cuenta que todos los textos de los SS. XVI-XVII donde se cita (salvo el también hispanizante Buonarroti, 1618), son traducciones del español; del mismo origen son el sardo cala, en el sentido de ‘ensenada’ (Wagner, ARom. XV, 242), y el ár. qâla (SS. XI y XIV) aplicado a radas de la costa berberisca, y aun quizá en el sentido de ‘escollo’ (S. XII) si viene del de ‘paso estrecho entre rocas’ (Dozy, Suppl. II, 296; Simonet, s. v.). El único de los idiomas citados, donde el vocablo ha dado muchos derivados, y está arraigado en la toponimia del Interior, es la lengua de Oc, de suerte que ésta y el catalán, donde es también muy antiguo, constituirán el centro de expansión del vocablo, y es posible que la voz castellana sea catalanismo.

Baist, ZRPh. XXXII, 33, propuso como etimología el ár. kallâȐ ‘fondeadero abrigado’ (de la raíz k-l-Ȑ ‘velar por alguien y guardarle’, ‘acercar el navío a la costa, abordar’); aunque la ll hubiera debido dar ll en castellano, explicaba Baist esta irregularidad fonética admitiendo que en este idioma era de origen catalán, sin advertir que también en catalán el resultado había de ser ll; por lo demás, no hay noticias de que el árabe clásico kallâȐ se empleara en la lengua vulgar (falta en Dozy esta raíz), y la citada forma qâla prueba que los árabes no relacionaban este vocablo con la raíz k-l-Ȑ; por otra parte, el cat. y oc. calanca ‘caleta’2, con su sufijo prerromano, es desfavorable a un origen arábigo (Spitzer, ZRPh. XLVI, 595). La principal objeción es que cala, en Provenza, significa también ‘lugar protegido del viento’, ‘ladera soleada’; hay un verbo acalà ‘abrigar’, ‘apaciguar’, y el vocablo está muy difundido en la toponimia alpina: es más, el fr. chalet ‘abrigo’, luego ‘choza de pastor’ y ‘hotelito, casita pintoresca’ (tomado de un dialecto suizo), deriva del mismo vocablo3. En consecuencia, Dauzat (Z. f. Ortsnamenfg. II, 216-21) y con él Aebischer, Bottiglioni (Elem. Prelat. nella. Topon. Corsa, 37, 97), M. L. Wagner, Wartburg (FEW II, 50-51), etc., se pronunciaron por una etimología prerromana, quizá lígur; es posible que el elemento Cala-, que figura en muchos nombres de lugar del interior de España (M. P., Oríg. 341), de Córcega y de otros países mediterráneos, tenga el mismo origen; el significado primitivo debió de ser ‘lugar abrigado’, de donde, por una parte ‘ensenada’, y por la otra ‘choza’, o ‘cueva’ (así en Cerdeña). Comp. CALABOZO I, CALAHORRA.

No es verosímil la opinión de Spitzer (ZRPh. XLIII, 341) y de la Academia Italiana (Diz. di Mar.) de que cala ‘ensenada’ venga del verbo calar en el sentido de ‘bajar’. A esta opinión se ha adherido esencialmente Hubschmid (VRom. VIII, 142; ZRPh. LXVI, 73n.); en la ac. marítima vendría de calarse (gr.-lat. CHALARE) en la ac. ‘recalar’; en la alpina ‘desprendimiento de tierras’, de calar ‘bajar’ (V. CALAR). Aporta documentación antigua así en catalán como en italiano. Las dudas que inspiran varios factores contra esta explicación no quedan disipadas; las que nacen del carácter prerromano del sufijo -ANCA no son decisivas, es cierto (en el caso de avalanche muchos piensan también que la raíz es románica pese al sufijo).

Para la distinción sinonímica entre cala, ensenada, rada, bahía, etc., en castellano, vid. Pichardo, s. v.

DERIV.

Caleta [1535: Fz. de Oviedo], derivado muy antiguo y muy vivo, cuyo sufijo apoya el origen catalán de cala; el port. calheta ‘ensenada estrecha’, ‘boquete entre arrecifes, por donde se entra en un fondeadero’, muestra claramente su origen forastero al haberse prestado al influjo fonético del vocablo indígena calha ‘caño’. Calera ‘chalupa que sale a pescar desde una cala distante’.

1 Posteriormente, sale en 1492 (Woodbr.), en Guevara, en Pérez de Hita (ed. Blanchard, II, 88), en Cervantes (El Amante Liberal, La Española Inglesa, Cl. C., 103, 233), etc. Además V. caleta.―

2 Con el significado de ‘grieta en una roca’, se extiende por Cerdeña, Liguria, Toscana, Córcega y Sur de Italia; incalancare ‘meter el pie (el caballo) en una grieta’.―

3 De ahí el cast. chalet, que falta todavía en Acad. 1899.