CACHALOTE, origen incierto, probablemente del port. cachalote íd., derivado de cachola ‘cabezota’, por el gran tamaño de la cabeza de este cetáceo.
El nombre de este cetáceo no parece tener gran arraigo popular en castellano, lo que es ya fuerte indicio de que no procede de esta lengua, como lo indica también la falta de una etimología autóctona razonable. Como además los cachalotes son propios del Atlántico y no del Mediterráneo, está claró que el vocablo ha de venir, sea de Francia, sea de Portugal (también gall.,
DAcG, pero no Sarm.), países ambos donde se hallan datos más copiosos e indicios más claros de autoctonismo. La etimología más natural es la propuesta por Sainéan (
ZRPh. XXX, 569) y aceptada por Bloch, según los cuales se trata de un derivado portugués de
cachola ‘cabeza grande, cabezota’ (cruce, probablemente de
cabeça con el popular
chola = cast.
CHOLLA, cf. por otra parte n. 10, s. v.
CACHA), ya que, como es sabido, el cachalote tiene una gran cabeza (V. los diccionarios castellanos, portugueses, etc.), así lo hace observar el inglés C. Bell en 1883 (
NED) y lo confirma el propio nombre científico
Physeter macrocephalus. La forma más antigua y mejor documentada en portugués es
cachalote, con la cual lo dan dos diccionarios: Moraes (1890, no sé si figura ya en la 1.ª ed., de 1789), Vieira (1871) y Roquete (1855); el primero lo cita de la traducción portuguesa de Cuvier, de 1815. Por desgracia nadie ha buscado documentación portuguesa algo antigua, y esto hace que no podamos descartar otra etimología. Anderson,
Hist.
Naturelle de l’Islande et du Groenland (Hamburgo, 1746) asegura que procede del «vasco»
cachau ‘diente molar’, etimología que en lo fundamental fué aceptada por Littré, Gonçalves Viana (
Apostilas L, 188), etc.; otros han hecho notar que tal palabra no es vasca sino catalana (
queixal, pronunciada igual que
coxal, con
š) y Tobler (
ZRPh. IV, 376) objetó que mal podía venir
cachalote de este idioma cuando no es palabra existente en él; en lo esencial tiene razón, aunque alguna vez se ha empleado un cat.
catxalot (Verdaguer, en
Dalc.), mas puedo asegurar que no es voz empleada en la costa de Cataluña: los peces más semejantes son los llamados allí
mular (
molà) y
cap-d’olla, denominaciones ambas con viejo arraigo en catalán y en el Mediterráneo (oc.
mular, it.
capidoglio). De todos modos, en gascón se emplea también
cachau ‘diente molar’ (y aun en el gascón marítimo de Bayona y de la Gironda:
FEW II, 316
a), del cual habría derivado
cachalot normalmente; y si bien es verdad que falta en los diccionarios gascones (y su presencia en el dicc. de Mistral, con cita de un felibre de Provenza, no tiene ningún valor para el caso), hay un hecho que parece dar gran apoyo a la procedencia gascona: el más antiguo dato europeo sobre la palabra dice que el cachalote se pesca en Bayona, Biarritz y San Juan de Luz, y que allí se le da el nombre de «cachalut» (el
NED cita esta fuente como
Miscellanea Curiosa publicada en Francfort en latín en 1670; Rolland,
Faune Populaire VIII, 154-5, cf. I, 174, le da la misma fecha y lo atribuye al libro de Elsner). Hay otros datos franceses tempranos: Richelet cita
cachelot en 1708, la
Encyclopédie en 1751, Bloch-W. lo documentan allí en 1730, autores ingleses de 1747 y 1769 lo citan de fuentes francesas y como voz francesa (
NED); y aun puede utilizarse en el mismo sentido el hecho de que pasara pronto a las lenguas del Norte de Europa: el inglés Nemnich (1793-8) lo da ya como usual en holandés, alemán, danés y sueco. Sin embargo, la mayor parte de los datos franceses proceden de autores de carácter enciclopédico cuyo testimonio vale poco para probar un uso popular. En el aspecto semántico se apoya esta etimología en el hecho bien asegurado de que el cachalote se distingue de la ballena por tener dientes en lugar de las barbas o ballenas típicas de ésta. Y en último término podría decirse que la aplicación de tal derivado de
cachau a un ser viviente está documentada por el menorquín
queixalot, pues
-ot es sólo sufijo diminutivo (o a lo sumo despectivo) en gascón y no se ve cómo podría aplicarse un derivado así a un animal caracterizado por grandes y poderosos dientes. Partir de
cacho, nombre castellano de un pez, como quiere Tobler, es inaceptable por la razón dada arriba y por el hecho de que
cacho es un pez fluvial.