BOSQUE, tomado del cat. u oc. b྿sc íd., palabra común a estas lenguas con el francés, las hablas del Norte de Italia y los idiomas germánicos, de origen incierto.
1.ª doc.: Mena, Coronación; Nebr.1; boscaje, 1.ª mitad del S. XV, Rodríguez de la Cámara, Santillana.
Vocablo ajeno a la generalidad de los textos medievales, que no reemplazó a los autóctonos
soto y
selva hasta fecha tardía; al ser expulsados los judíos todavía no debió de ser de uso general, pues los sefardíes de Monastir lo evitan sustituyéndolo por
šáre (=
JARA) (Luria,
RH LXXIX, 532)
2. También es tardío en gallegoportugués, como lo muestra la vacilación entre la forma moderna
bosque y la anticuada
bosco, en textos de fines de la Edad Media (Cornu,
GGr. I
2, § 20; Moraes; Nascentes,
s.
v.)
3. En cambio son antiguos el cat.
b྿sc, oc.
b྿sc, fr.
bois, it. sept.
b྿sco, como lo indica la presencia del bajo lat.
boscus en los documentos de estas zonas lingüísticas, desde 987, 874, 949 y S. IX respectivamente; en Italia los documentos medievales sólo lo emplean hasta la línea Toscana-Umbria (Aebischer,
ZRPh. LIX, 417-30; comp. Bosshard,
VRom. III, 201). Esta extensión geográfica es poco favorable a la hipótesis de un origen griego, defendida por Baist,
RF XV, 317-8;
ZRPh. XXXII, 426-8; hipótesis que es inverosímil sobre todo en vista de que el gr.
βοσκƲ sólo significa ‘pasto’ (y ‘pastizal’ en la baja época): esta ac. no se halla en romance. Discrepan los lingüistas acerca de la antigüedad del germ.
BUSK ‘bosquecillo’ (hoy alem.
busch, ingl.
bush, etc.), que se halla documentado en alto alemán y en sajón antiguo desde el S. XI, y algo más tarde en las demás lenguas germánicas occidentales y escandinavas: Kluge, Skeat y Gamillscheg opinan que viene del romance, mientras que Braune (
ZRPh. XXXVI, 713-6) y el
FEW I, 453, seguidos por el
REW, creen, al contrario, que las formas romances son germanismos. Las recientes ediciones del dic. de Kluge admiten que el alto alem. ant.
busk y sus congéneres son una creación del germano occ. por ampliación de una raíz germánica
BUS- ‘hinchar’, semántica poco convincente; pero Pokorny no ha admitido ni este vocablo germánico ni el romance en su dicc. indoeuropeo. Desde luego en romance es inadmisible la base
BUSK de la que parte el
REW3, explicando la
྿ romance por introducción tardía de una forma francesa, ya que la vocal abierta es constante y común al italiano, retorrománico, lengua de Oc y catalán
4; Braune y Wartburg admiten para el romance una base germánica
BOSK, que está menos extendida que la otra, pues sólo se halla en el neerl.
bosch y como variante en alto alemán. Kaufmann,
Die gallo-romanische Bezeichnungen für den Begriff «
Wald», 44-57, se inclina a creer, no sin buenas razones semánticas y geográficas, que el vocablo sale de una lengua prerromana (céltica o lígur), pero faltan puntos de apoyo en lo que sabemos de los idiomas celtas. No puede aceptarse la etimología
*ARBUSCUM (cruce de los lat.
arbustum ‘matorral’ y
arbusculum ‘arbusto’) que proponen Kluge y, con algunas variantes, Carnoy,
MLN XXXII, 385-94.
DERIV.
Boscaje [1.ª mitad S. XV; 1566, en el tudelano Arbolanche «por boscajes se mete» 106v 12]. Boscoso, muy vivaz en la Arg., Chile, Perú y otros países de América y no inusitado en España, está rechazado por la Acad., que sólo admite arbolado, selvoso y poblado de vegetación. Emboscar, ya Nebr. en las acs. ‘meter en el bosque’, ‘convertir en bosque’, pero en la de ‘poner en emboscada’ no aparece hasta Hurtado de Mendoza (1571-75)5 y es copia del it. imboscare; el mismo Mendoza atestigua, en cuanto al sustantivo emboscada, que entonces se introdujo en lugar del antiguo celada (Terlingen); emboscadura. Embosquecer. Desemboscar [Nebr.]. Y vid. BOSQUEJAR.
1 Boxque en APal. 218c, 453d, 454d. Ej. suelto de bosco («un carro... de madera de bosco») ya en el Cuento leonés de Otas, princ. S. XIV (f°59v°); al que hay que añadir otro ejemplo en el aragonés Fernández de Heredia, Grant Crónica, ed. R. af Geijerstam, p. 274.― ↩
2 Los nombres de lugar mozárabes que Simonet, s. v. boxcolar, quiere derivar de bosque, son de significado desconocido y seguramente no tienen nada que ver con esto. Dos de ellos por lo menos tenían P- originaria y conservada hoy: Pescozar y Alpujarra (aunque no dice claramente que este último venga de bosque).― ↩
3 Como prueba de la introducción tardía del vocablo cita Leite de V., Opúsc. II, i, 11, la forma popular estropeada brosque, que ya tiene cierta antigüedad.― ↩
4 El fr. bois es equívoco desde este punto de vista, pues no consta que la tardía i salida de -SC’ pudiera cambiar la ྿ en u. Debe rechazarse el esfuerzo de Wartburg por explicar los varios casos de -SC’ > -ଖs por medio de analogías y variantes flexionales (bois como procedente del plural BOSCI), pues se trata de una evolución fonética normal y sin excepciones.― ↩
5 Vid. Cuervo, Bol. C. y C. II, 526-8; pero se encuentra ya en 1549 (Gillet, HispR. XXVI, 276). ↩