BIZARRO, del it. biżżarro ‘iracundo, furioso’, ‘fogoso’, derivado de biżża ‘ira instantánea, rabieta’, de origen incierto, quizá voz de creación expresiva.

1.ª doc.: 15691.

Baltasar de Echaue, Discursos de la antigüedad de la lengua cántabra bascongada, fué el primero, en 1607, que afirmó la procedencia vasca de bizarro, procedente, en su opinión, del vasco «viçarra, hombre de barba o pelo en pecho» (Viñaza, col. 55), y está por demás decir que obtuvo la adhesión de Larramendi. Esta teoría de dos vascómanos, tomada del último por Diez (Wb., 56), tuvo la suerte, gracias al prestigio del gran romanista, de ser aceptada casi unánimemente (REW 1141; FEW I, 388; Gamillscheg, EWFS; Bloch; Zambaldi; Gonçalves Viana, Palestras Fil., 2 ed. 26-8; Migliorini; y con marcada reserva Battisti-A.)2, a pesar de que el vco. bizarr no significa lo que dice Echaue, sino sólo ‘barba’. La idea de M. L. Wagner, ZRPh. LXIII, 347-66 (en especial p. 350) de que el sufijo -arro (-orro, -urro) partió de bizarro, y éste del vasco bizarr ‘barba’ es enteramente equivocada; es indudablemente sufijo prerromano, aunque no sólo vascoide y ni siquiera solamente hispánico; el punto de partida del sufijo es prerromano, aunque haya tenido luego un gran desarrollo afectivo y moderno. Diez ya tuvo la idea de suponer primitiva la voz italiana, pero la rechazó porque en su opinión el sufijo -arro no existe en esta lengua. Hay que recordar, empero, ramarro ‘lagarto’3, tabarroTABARDO los dialectales somarro, Ficarra, zimbarru (Bertoni, l. c.), y tener en cuenta que las terminaciones en -rru, -rra eran características de los elementos etruscos pasados al latín: Volaterra, acerra, vacerra, caperrare, saburra, Suburra, Mamurra (baburrus quizá sea ibero)4. Sólo Prati en su reciente y excelente dicc. etimológico (publicado cuando ya se imprimía el mío) se da cuenta de que bizzarro no puede venir de España.

Lo grave es que partiendo de este falso supuesto los romanistas se han abstenido de indagar la historia de bizarro en los dos idiomas; de lo contrario no habrían podido cerrar los ojos a la evidencia de que el vocablo no pudo ser tomado por una lengua, el italiano, donde es de uso constante desde el S. XIII, a otra en la cual no aparece hasta el último tercio del XVI5. Es difícil comprender cómo nadie se ha alarmado ante el hecho de que el cast. bizarro no aparece en ningún autor medieval (V. los glosarios de autores), ni siquiera en los lexicógrafos de los siglos XV y XVI (APal., Nebr., PAlc., Sánchez de la Ballesta, C. de las Casas)6. Y se necesita tener muy poca percepción estilística para no sentir en los clásicos que lo usan, y en la vaguedad de sus variadas acs. encomiásticas, la afición encaprichada por el vocablo de moda recién traído del país del buen gusto: además de ‘valiente’ [Ercilla], pasó por ‘elegante’ (Quijote II, xxxiv, Cl. C. VI, 307; Vélez de Guevara, El Rey en su Imaginación, p. 62; Lope, Fuenteovejuna I, xii, etc.), ‘hermoso’ (Quevedo, Premáticas y Aranceles, Cl. C. IV, 38), ‘gallardo, garboso’, ‘generoso, liberal’ (DHist.), ‘cortés’ (G. de Alfarache, Cl. C. II, 142.26)7. De la idea de ‘valiente’ vienen seguramente todas las demás, comp. lo sucedido con bravo ‘excelente’, ‘suntuoso, soberbio’; en italiano y en francés, ‘egregio’, ‘honrado’, etc. F. Schalk, Fs. Wartburg 1958, 655-79, expone el sentido e historia del vocablo en el conjunto romance, adhiriéndose a mi juicio etimológico.

En lo que concierne al idioma de origen, no puede dudarse de que se partió de la ac. ‘iracundo’, bien documentada desde los SS. XIII y XIV en Dante, Boccaccio y Villani: el primero, al hablar del que llama spirito bizzarro, le califica de furioso y orgoglioso, y nos describe su rabia impotente, con la acción de herirse a sí mismo a dentelladas (a se medesmo si volgea co’ denti: Inf. VIII, 62)8. De este matiz peyorativo pronto se pasó al de ‘fogoso, brioso’ y ‘vivaz, agudo’ (que la Crusca documenta en los SS. XVII y XVIII), y también ‘pulido, pulcro’ (Las Casas): de éstas vinieron las acs. españolas. La primitiva italiana se explica bien siendo el vocablo derivado de biżża «ira istantanea ma non grave per cosa che ci dispiaccia» (que la Crusca ilustra con autoridades de los SS. XVI-XVII), de origen desconocido9. Desde esta ac. se llegó por otra parte al significado más común en el día de hoy, ‘extraño, fantástico, caprichoso, desusado’, con el cual pasó al fr. bizarre, ya en 1533, es decir antes que en España. Por lo demás, algo más tarde aparece también en Francia la ac. ‘valiente’, quizá de origen español, pues la emplea Brantôme (comp. Sainéan, Rabelais II, 81; Schmidt, BhZRPh. LIV, 183-4). En los dialectos de Italia10, se conserva biżarr ‘irritable’ en el Piamonte, Boloña y Romaña, biżaro ‘bueno’ en Génova, mientras que el napol. bizzarro ‘altanero’ puede ser debido a influjo del uso que del vocablo hacían los ocupantes españoles.

DERIV.

Bizarría [1569]. Bizarrear [Lope]. Bizarrón ‘candelero grande’ [Acad. 1936, falta aún 1899].

1 Como demuestra J. A. Pascual (p. 97) la aparición esporádica de bizarro en la trad. de la Div. Comedia atribuída a Enrique de Villena, sólo prueba que era entonces palabra desconocida en Castilla, pues está claro que el traductor no la entiende.―

2 M. P., Manual, § 4.1, se abstiene, sin embargo, de mencionar bizarro entre los elementos iberovascos del español, a pesar de que entre ellos destaca especialmente los de sufijo -rro. Tampoco sé que la máxima autoridad en materia de vasquismos, Hugo Schuchardt, haya tratado de este caso. El silencio que guarda en sus dos artículos acerca de los elementos vascos en español (ZRPh. XXIX, 552-68; XXIII 174-200) me parece significativo.―

3 Unos derivan de rame ‘cobre’, por el color del lagarto (comp. alem. kupfereidechse), otros de ramo ‘rama’, pero se está de acuerdo en que es voz que contiene un sufijo -arro (vid. Bertoni, Rom. XLII, 171).―

4 Justamente ramarro es exclusivo de la zona de substrato etrusco, con lo cual debe relacionarse el dato de Boccaccio de que en su tiempo bizzarro era sólo florentino. Para ejs. en -arro en el Sur de Italia, vid. Rohlfs, ASNSL, CLXXXII, 121-122. Rohlfs (Roman. Philologie, 1952, vol. II) admitió ya el origen etrusco de ramarro, llamando la atención hacia su variante dial. toscana Ƿamarro.―

5 Sólo Sainéan (Sources Indíg., I, 419; II, 443) reconoció que nuestro bizarro es italianismo. Seguramente fué demasiado lejos al admitir que el vco. bizarr ‘barba’ viene del castellano. No hay por qué creer que la palabra vasca tiene que ver con el adjetivo romance. El tránsito ideal de ‘barba’ a ‘bizarro’ es concebible, pero de ninguna manera necesario, y debe desecharse desde el momento que se sabe que esta última palabra sólo significó ‘furioso’ en la Edad Media. El propio Zaccaria, preocupado por hallar muchos iberismos en Italia, no pudo dejar de retroceder ante la imposibilidad cronológica. Nótese además que la -z- vasca es sonido sordo, mientras que bizarro tiene sonora en italiano, portugués, francés, y en el castellano clásico solía escribirse con z y no con ç.―

6 Este último, aun en 1570, tenía conciencia de que bizzarro es italiano, pero no español, pues sólo traduce por «alocado, bravo; polido», bizzarria «locura, braveza». Registran bizarro como castellano Covarr. y Franciosini, pero pertenecen ya al S. XVII, y aun aquél parece tener barruntos del origen al agregar en seguida el significado de la palabra italiana: el primer lexicógrafo que trae el cast. bizarro es Percivale, en 1599.―

7 Esta vaguedad de sentido la conserva bizarría en las Azores: Como vae essa bizarría? Isto é que é uma bizarria d’um homem! Pero el lexicógrafo puntualiza (RL V, 217): «sempre em sentido levantado». En este rincón isleño sigue, pues, siendo la palabra a la moda, como en el S. XVII. En portugués general es ‘varonil’, ‘airoso’, ‘generoso’, según Gonçalves Viana, l. c.―

8 Boccaccio explaya la idea: «cioè iracundo; e credo questo vocabolo bizzarro sia solo de’ Fiorentini, e suona sempre in mala parte; perciocchè noi tegnamo bizzarri coloro che subitamente, e per ogni piccola cagione, corrono in ira, nè mai da quella per alcuna dimostrazione rimuoversi possono».―

9 Sainéan, ZRPh. XXX, 566, cree que significó originariamente ‘avispa’, comparando con rum. bîză ‘abeja’, flamenco bize ‘tábano’. Pero esto es puramente hipotético. No puede tener que ver con INVIDIA ni con izza, sinónimo de bizza, como han dicho otros, pues hay disparidad fonética, ya que izza, que Gamillscheg cree de origen germánico, tenía zz sorda a juzgar por el derivado aizzare. Migliorini llega a suponer que bizza se extrajo de bizzarro (de origen vasco!); Battisti-A. parten de VITIUM achacando la żż sonora al influjo de bizzarro: esta etimología es también indefendible.―

10 Nótese esta popularidad en los vernáculos, completamente inaudita en la Península Ibérica, donde sólo es palabra literaria. Este pretendido iberismo, por lo demás―cosa notable―es completamente ajeno al catalán, al gascón y al vasco, las lenguas ibéricas por excelencia. Para palabras catalanas semejantes, vid. BECERRO.