APAÑUSCAR y APEÑUSCAR, de estos dos verbos, con frecuencia confundidos en el habla popular y en los léxicos, el primero deriva de PAÑO, directa o indirectamente, y el segundo es de origen incierto, quizá derivado del cast. ant. peña ‘piel de abrigo’, lat. PENNA.
Cuervo,
Ap., § 700 (comp.
Disq. 1950, 561-3), hizo notar la confusión sufrida en
Aut., donde se tradujo
apeñuscar por ‘apretar entre las manos ajando’, cuando en los autores y en el uso americano
apeñuscarse es sólo ‘apiñarse, agruparse, amontonarse’, y lo comprobó con citas de autores de los SS. XVI y XVII, desde el P. Las Casas (h. 1560); en América el vocablo se ha conservado en Méjico, Cuba, Honduras, Venezuela, la Argentina y el Ecuador (Lemos,
Sem.)
, y alterado en
apuñuscar corre además en Guatemala, el Salvador y el Perú; por otra parte
apeñuscar es de Canarias (Millares), Andalucía (Toro,
RH XLIX, 339-40) y Cespedosa (
RFE XV, 259)
1. En cuanto a
apañuscar, según las ediciones posteriores de la Acad., es el que significa ‘apretar entre las manos ajando’ y además ‘apoderarse de algo ilícitamente’; de una de estas dos acs., quizá de la 2.ª, ha de venir
apañuscador de voluntades en Polo de Medina; hay pocas autoridades y pocos testimonios populares de la forma con
a, sólo confirmada por el diccionario centroamericano de Salazar («apretar»), escasamente fidedigno. No hay dificultad en derivar
apañuscar de
PAÑO, en la 1.ª ac., expresado el matiz de ajar por el sufijo peyorativo
-usc-; y la 2.ª ac. viene evidentemente de un derivado del mismo sustantivo,
APAÑAR. Por lo demás, que las interferencias entre los dos verbos no sólo existieron en
Aut., se ve por el sentido usual en Canarias: «
apeñuscado, lo que forma un conglomerado duro, irregular, desordenado: ¿Quién habrá andado en los cajones de la cómoda? La ropa está toda
apeñuscada»; y por la definición de Terr.: «
apeñuscar, apelmazar (apretar y endurecer alguna cosa hollándola con los pies)». Pero ¿cuál es el origen de
apeñuscar? Desde luego, no de
PIÑA o
apiñar, pues así no se explicaría la
e. En el ej. de APal. el sentido no es el actual, pues define el lat.
fracescere (‘volverse rancio’, ‘fermentar’) con «
apeñuscar y podrecerse de vejez» y el sustantivo
fratelli (traducido
sordium glomuscula, ‘pelotoncitos de inmundicia’ en las glosas de Plácido,
CGL V, 22.23) con «
penuscos o pedaços de suziedad» (168
d). Ahora bien, este sustantivo y la variante con
-n- se hallan en otras partes: así Osuna (h. 1550) y Cervantes de Salazar (1560-75) emplean
apenuscar en el sentido ordinario (
DHist.)
, peñusco corre en la Argentina (Garzón) y en Puerto Rico (Malaret,
Supl.) por ‘conjunto apiñado, burujo’,
peñusquero es ‘apiñamiento’ en Venezuela (Alvarado),
penuscón es ‘reunión’ en las
Comedias de Cervantes, según Schevill y Bonilla, III, 183, y
pelluzgón2 (disimilación de
*peñuzgón)
, que figura ya en los versos de Quevedo, es «la porción de pelo, lana o estopa que se toma con todos los dedos» [
Aut.]
. Partiendo de la idea de podredumbre, suciedad, apuntada por el ej. más antiguo, no se dibuja etimología posible. Covarr., que no define
apeñuscado en su vocabulario, parece usarlo, sin embargo, en el sentido de ‘enredado’, al decir que
vedija es «un pedaço de lana
apeñuscado, a vellendo, porque... arrancavan a las ovejas el vellón a vedijas». Quizá se trate de un derivado del cast. ant.
peña ‘piel de abrigo’ (lat.
PENNA ‘pluma’), que aplicado primero al pelaje enredado del vellón de un animal se diría después de cualquier cosa apelotonada o apiñada, y también de las cazcarrias y suciedad de las vedijas del carnero. De un derivado diferente vendría entonces
apeñuzar ‘apiñar’ en Salamanca y en el Bierzo (Lamano, G. Rey).