ANEA, probablemente del ár. nây(a) ‘caña’, ‘flauta’, aludiendo al tallo en forma de caña que tiene esta planta.
1.ª doc.: enea, Nebr.; nea, 1626, Lope, La Circe III, v. 7931; anea, F. Caballero († 1877).
No hay estudios previos acerca del origen de
anea; sólo la Acad. propuso la etimología indicada.
Nây es palabra poco extendida en árabe, ausente de los léxicos hispanoárabes
2; pero tuvo un empleo más o menos extendido en el vulgar de África y España: el nombre de lugar valenciano
Bunea, nombre de un barranco cerca de Polop (de
Abū N༘ya, propiamente ‘el de la caña’ = ‘padre de la flauta’) comprueba su vitalidad en España. Fonéticamente no hay dificultad alguna en derivar
anea del nombre de unidad correspondiente
nâya. El portugués (
tabua) y el catalán (
boga, bova) han conservado la denominación latina de la anea,
BŬDA, que también existió en castellano (V.
BODÓN, BAYUNCO)
. Nebr., PAlc., el Inca Garcilaso, Cervantes,
Aut. y Terr. sólo conocen la forma
enea, resultante de una asimilación vocálica como la que presenta
ENELDO. Colmeiro cita la variante
nea como sevillana, y es posible que la sílaba
a- no sea el artículo árabe (entonces esperaríamos más bien
*añea)
, sino la
a- del artículo castellano aglutinada; Cej. VI, § 24.
DERIV.
Anear ‘sitio poblado de aneas’ [h. 1586: Barahona de Soto].
1 «Tendida sobre el agua, entre alga y nea / calafetean la olvidada nave».― ↩
2 Tampoco figura en el anónimo de 1100 ni en Bocthor. Sólo en Probst, Arabischer Sprachführer in ägyptischem Dialect, hallo nâj «Rohr», «Flöte». Dozy, Suppl. II, 632b, y Belot lo traen como vocablo extranjero y sólo en el sentido de ‘especie de flauta’; según aquél es de origen persa. En efecto, es el persa nai (dialectalmente nad) ‘especie de caña o junco’, hermano del sánscrito nadáɅ ‘caña’, letón ‘caña, junco’, lituano néndrė ‘caña’, armenio net ‘flecha’ (Pokorny IEW 759). Entre otras fuentes cita Dozy la Biblioth. Arab. Hisp. de Casiri. PAlc. y Lerchundi como equivalente de ‘anea’ dan bardî (V. ALBARDÍN).↩