ANDÉN, ‘faja estrecha y larga de terreno, destinada a andar por ella, en medio de un jardín, alrededor de una torre, de una noria, a lo largo de una vía o de un muelle, etc.’, palabra común a todos los romances de la Península, de Francia, del Norte de Italia y de Cerdeña, procedente de una base romance *ANDAGէNE, de origen incierto, probablemente alteración del lat. էNDAGO, -էNIS, ‘cerco o cordón de redes, trampas u hombres con que se rodea a la caza en el monte para que no pueda escapar’, ‘cordón de fosos o fortificaciones para impedir las incursiones del enemigo’1.
1.ª doc.: 1406-12, González de Clavijo.
Desde el punto de vista fonético es indudable que las formas romances corresponden a una base en -AGէNE y de ninguna manera en -ANUM o -ANEUM: port. andaina, andagem [éste, 1423: Viterbo, comp. Leite de V., l. c], cast. andén, andel, cat. y en particular val. naia, nalla, aran. anèira (de *anaina, con disim.), gasc. nalh, nay, andalh, andanho, andayo, valdés y frprov. de Italia andañ, andaྊ, endañ, and?n (AIS), fr. andain, it. andana, friul. antagn, sólo hallan paralelos en los representantes de PLANTAGէNEM (port. chantagem, mozár. plantain, arag. plantaina, cast. llantén, Cespedosa llantel6, marsell. plantay, delfin, plantan, fr. plantain, engad. plantaja, friul. plantagn), de FARRAGէNEM (port. ferragem, miñoto ferranha, gall. ferraña, ferraya, cast. herrén, marsell. farrai, Var ferrai, it. ferrana, sardo ferraina), de SARTAGէNEM (cast. sartén, gall. sartaña, oc. sartanha, sartaia, sartan, logud. sartaina), de *FRAGէNEM (it. frana, Lucca braina), de *FLUM-AGէNEM (it. fiumana, cat. flumaire), de *LENTAGէNEM (it. septentr. lantana, tosc. lentaggine), etc. Se ve bien claro por estos ejemplos que -AGէNEM se sincopaba en -ana (solución italiana) o perdía la G, de donde -ain, -en o -anh, que a su vez, cuando el radical tenía una nasal, podía disimilarse en -alh o -ay o -aire7, y por influjo del género femenino pasar a -aína, -alha, -aya, a no ser que con desarrollo más culto se conservara -aggine, -agem. El elemento palatal en nuestro vocablo, aunque en Italia ha desaparecido comúnmente, de acuerdo con la solución ferrana, frana, fiumana, lantana, lo hallamos conservado esporádicamente en puntos tan alejados como el Friul (antagn) o el punto 511 de Toscana (andaña)8. Y en Francia aparece desde el más antiguo testimonio (andainus en el Cartulario de Chartres, año 844, según FEW I, 85a), en fecha muy antigua para que pueda resultar de la diptongación francesa de una A frente a una N9.
La etimología INDAGO propuesta por Gaston Paris (Rom. XIX, 449-55, comp. Roques, Rom. XXXV, 323) no tuvo suerte entre los romanistas; Tappolet (BGPSR VII, 12 ss.), M-L., Wartburg y otros le prefirieron la opinión defendida por Horning en un articulo [ZRPh. XXIX, 514-23), donde se derivaban del lat. AMBէTUS ‘espacio circular’ todo género de palabras romances, entre ellas andén y otras que luego se ha visto nada tienen que ver con dicho étimo (fr. landier, p. ej.). Las objeciones de Horning a G. Paris carecen de fuerza. Semánticamente creía él que debía partirse de la idea de ‘paso largo’, de escasa extensión dialectal como se ha visto, y reprochaba a su contradictor el que la pusiera en segundo lugar, pero ya Roques le mostró que con su AMBITUS debía suponerse lo mismo. En lo fonético, sin preocuparse mucho del sufijo, subrayaba que todos los romances parten de una base en A-, lo cual es cierto, pero hay muchos casos parecidos: it. ancudine INCUDINEM, anguinaglia INGUINALIA, oc. angiva GINGIVA, etc.; lo mismo que la (e)ncudine pasó a l’ancudine, ILLA INDAGINE se convertiría pronto en la ’ndagine, l’andagine, y el influjo de vocablos vecinos como el verbo andar, cast. andamio, oc. ande (AMBITUS), consolidaría esta inicial en todos los romances10. Finalmente, y prescindiendo de otras objeciones menores y sin fuerza alguna (motivadas por las disimilaciones y otros influjos sufridos por el sufijo -AGINEM), insistía Horning (sobre todo en su segunda nota, ZRPh. XXXII, 604) en la imposibilidad de explicar por INDAGINEM formas cortas como el sic. antu, abr. ande, oc. ande, alguna de las cuales puede venir, en efecto, de AMBITUS, pero justamente las formas del Sur de Italia se oponen a ello de la manera más rotunda, pues en Sicilia y en los Abruzos hubiera debido conservarse la I postónica de AMBITUS. No es posible despejar aquí la fonética de todos los representantes de esta noción en los dialectos de Italia y Francia: algunos vendrán realmente de AMBITUS11, otros serán derivados regresivos de INDAGINEM, otros quizá vengan de otros orígenes. Pero debo llamar la atención sobre dos fuertes argumentos que militan en favor de INDAGO: 1.° la rareza del sufijo -AGINEM (a no ser en nombres de plantas), 2.° las formas catalanas y gasconas con paso de -ND- a -n- (gasc. nalh, nay, aneira, cat. y val; naia, nalla), fenómeno que exige imperiosamente una base con -ND- primario, pues cuando hubo síncopa de una vocal entre la nasal y la dental, en estos idiomas el grupo -nd- se conserva intacto hasta hoy en día (V. ANDAR) 12.
Un último problema presenta en castellano y en catalán la coexistencia, junto a las formas ya estudiadas, de la palabra andana, que en el primer idioma significa ‘hilera de cosas puestas en línea’ [1535: Fz. de Oviedo] y que en el segundo presenta gran desarrollo semántico, además de este significado básico. Ni la conservación de -ND- en catalán ni la evolución de -AGINEM en -ana en ambos idiomas son normales, si partimos de INDAGO. No puede descartarse del todo el que aquí el étimo sea un derivado de AMBITUS con sufijo -ANA, pero atendiendo a las muchas aplicaciónes náuticas que registra Alcover (ya en Muntaner, la autoridad más antigua), y a que en castellano se refiere también a un buque en Oviedo y en el derivado andanada, y a la milicia en Eguiluz, me parece preferible considerar que son préstamos del it. andana (INDAGINEM); la aparición en el S. XVI es favorable asimismo al origen italiano13. El vasco andana «hilera, rangée» «troupe, série» «categoría» es palabra de los dialectos labortanos, bajo navarros y alto navarros: no es fácil fonéticamente, aunque tampoco imposible, que venga directamente del latín vulgar o románico ant. INDAGէNEM, pero sea de éste o más bien del cat.-cast. andana, no cabe duda que procede de esta familia etimológica y, por lo tanto, parece indicar que en el Pirineo la variante andana tuvo ya viejo arraigo.
DERIV.
Andenería, per.
De andana: andanada ‘descarga cerrada de una andana o hilera de cañones’, ‘reprensión, reconvención’.
1 Así Lucano VI, 38, vid. Forcellini.― ↩
2 Con el mismo sentido o, según quiere el DHist., 3, con el de ‘pretil o barandilla alrededor de una torre’, en Cervantes de Salazar. Morgado, Hist. de Sevilla (Aut.), también habla de andenes de varandas.― ↩
3 Partiendo de estas acs. se comprende que en Santo Domingo haya llegado a hacerse sinónimo de ‘caminata’ (Brito), y algo de esto conocía ya Lope de Rueda, pues da a andenes el valor de ‘andanzas, aventuras’.― ↩
4 En el Gloss. des Patois de la Suisse Romande se acepta la etimología AMBITUS de Tappolet y en consecuencia se coloca en primer lugar las acs. ‘paso’ y análogas, pero de los materiales del Glossaire resulta que la ac. ‘camino del guadañero’ es la más difundida en las hablas suizas y se documenta desde 1200, mientras que aquéllas sólo son modernas.― ↩
5 Leite de V., RL XXVI, 118.― ↩
6 RFE XV, 277.― ↩
7 Hay también disimilación en el cast. andel ‘carril que deja el paso de un carro a campo traviesa’ (Acad.16, Supl.), Cespedosa andel ‘vasar para loza fina’ (RFE XV, 259), comp. andén ‘anaquel’ (DHist. 8). De ahí, además, con aglutinación del artículo, lendel ‘huella que deja la caballería que está sacando agua de una noria’ [Acad. ya 1843].― ↩
8 La variante andone que tiene bastante difusión en el Centro de Italia se explicará por influjo de androne, que hallamos como nombre del camino del guadañero en el punto 662 (Lacio) y que representa el gr. ANDRON ‘lugar de paso’ (REW 450).― ↩
9 Cierto es que debe de haber un error en esta indicación del FEW, cuya fuente no queda bien precisada. Andainus figura en el glosario de la ed. del Cartulario de Chartres por Guérard, pero este cartulario no contiene documentos anteriores a 890.― ↩
10 Settegast, ZRPh. XV, 250, dice que andén es masculino en todas partes. Olvida it. andana, sardo andaina, oc. andaio, cat. naia, port. andagem y otros. Claro está que en otras partes se ha vuelto masculino, lo mismo que llantén, herrén, etc.― ↩
11 Por influjo de éste o del tipo *ANTANA que postulé en mi Vocab. Aran. para el cat. y gasc. antana, antara, ‘franja sin labrar en un campo’, se explicarán las formas con -t- (antana, antone, anta), propias sobre todo del Véneto.― ↩
12 Thurneysen, Keltorom., 34, había propuesto el étimo galo *AND-AGNI-S, nombre verbal o infinitivo correspondiente al irl. indagim ‘ir’ Pedersen, Litteris II, 93, recuerda esta hipótesis como posible, pero sobre todo lo hace para subrayar su oposición a la etimología de Gamillscheg (EWFS), galo *ANDE-DALGIL-S, que el eminente celtista declara rotundamente imposible desde el punto de vista céltico. Como en el aspecto románico también es sumamente inverosímil, no tenemos por qué preocuparnos más de esta «construcción» de Gamillscheg. En cuanto a *ANDAGNIS, tal hipótesis fué aceptada extrañamente por Pokorny IEW I, 4; pero éste modificó después el análisis de este pretendido *AND-AGN-IS que ya no contendría un prefijo verbal, sino el prefijo nominal intensivo and- de Anderondos (cf. p. 312 de su diccionario), que ha sido puesto en relación con el vasco-ibérico ANDI ‘grande’. Claro está que eso no sirve de nada para salvar esta errónea etimología celto-románica. Claro está que *ANDAGNIS no satisface las exigencias fonéticas del cast. andén (habría dado andañe o *andán), del italiano, del portugués, etc.; además esta hipótesis es solidaria de la etimología céltica que Thurneysen proponía para andar, y que hoy nadie se atrevería a tomar en serio.― ↩
13 Recientemente Malkiel (Word III, 1947, 59-72) ha publicado un estudio donde deriva andén de AMBଵGO, -զNIS (variante rara del lat. AMBଵGIS ‘rodeo, camino sinuoso’), cruzado con andar. Es preferible un étimo que no requiera cruce con otra palabra, y además las voces romances no tienen nada del matiz de sinuosidad, rodeo, que fué siempre característico de AMBଵGIS. ↩