ALMOHADA, del ár. hispánico y magrebí muȟádda íd. (ár. miȟádda), derivado de ȟadd ‘mejilla’.
Dozy,
Gloss., 172, comp. Eguílaz, 233. También port.
almofada, ant.
almafada [1318:
RL XIII, 342]. Como nota Neuvonen,
almohada es vocablo de introducción bastante tardía, y si bien es probable que ya corriera en el S. XIV, parece decididamente haber sido ajeno al lenguaje del XIII. El vocablo puramente romance sustituido por este arabismo no es probable que fuese
cojín (como en catalán:
coixí), cuya terminación es sospechosa de origen forastero, y que de acuerdo con su etimología significaría desde el principio ‘almohada para sentarse’, sino más bien
haceruelo (V.
ACERICO), derivado de
haz ‘cara’, como
almohada proviene del vocablo arábigo para ‘mejilla’. La variante ecuatoriana
almada (Lemos,
Barbar. Fonét., p. 33) no es de creer que venga de un antiguo
*almahada, equivalente de la forma portuguesa; será un caso de absorción de la
w de
almuada por la consonante homorgánica precedente. En hispanoárabe coexistían
muȟádda (R. Martí y PAlc.) y
maȟádda, (PAlc.), que es la forma que debiera esperarse, dada la sustitución de
mi- por
ma- en este dialecto; para
muȟádda, V.
ALMOFALLA.