Dozy, Gloss., 90-91; Neuvonen, 176-7. En la Edad Media (Gral. Estoria, Gr. Conq. de Ultr., Cav. Zifar) todavía significa ‘cúpula’1, pero la ac. moderna, documentada en castellano desde principios del S. XVI, ya se halla en árabe dos siglos antes (Nouairí) y por lo tanto no nació en ninguno de los tres romances ibéricos. J. Giner me llama la atención sobre el carácter de la alcova vieja en las antiguas casas tradicionales de la capital valenciana y sus afueras: estaba en el fondo de la casa (lugar caliente en invierno y fresco en verano), al pie de la pared medianera, con armario abierto en ésta, debajo de la viga central del edificio y cubierta por una bóveda. De ahí la evolución semántica del vocablo árabe: ‘bóveda’ > ‘alcoba’. También port. y cat. alcova2; de origen hispánico es el fr. alcôve [1648], quizá también el it. alcova [h. 1500: Zaccaria]. La ac. ‘caja de la balanza (pieza de hierro que la sostiene)’ se halla también en árabe; en los fueros de Madrid y de Guadalajara, princ. S. XIII, significa ‘cuarto destinado a pesar mercancías’, otra ac. (derivada de la de ‘cúpula’) que puede suponerse existente en árabe, como intermedia entre la etimológica y las documentadas en este idioma ‘balanza’ (R. Martí) y ‘caja de la balanza’3.

La labial de alcoba parece haber sido siempre -b- en castellano, no sólo en Cascales (Cuervo, nota I a la Gram. de Bello), sino también en los textos del S. XIII; los otros dos romances peninsulares la cambiaron en v pesar de ser geminada en árabe (comp. ALDABA, ZÁBILA). En Marruecos la forma coba se emplea aun como voz castellana, en las acs. de ‘cúpula’, ‘edificio donde se guarda la tumba de un santón’, ‘tienda de campaña que usa el sultán’ (Acad. 1936, falta aún Acad. 1899).

Ignoro el origen del cespedosano alcoba, planta silvestre empleada para la alimentación de personas (RFE XV, 276).