El uso del vocablo fué generalizado a fines del S. XVIII por los químicos franceses, en particular Lavoisier. Pero la forma francesa de su nombre,
azote, si viniera de
ζωƲ o del verbo
ζǠειν, sería un derivado completamente anómalo (
ęζωτóς sólo podría significar ‘no ceñido’), y por otra parte
azot ya se halla anteriormente a Lavoisier, en 1701, pero con otro significado, explicado en los términos «c’est ainsi que les chimistes appellent la matière première des métaux» (cita de Littré). Ahora bien, para los alquimistas
azoth o
azoch era «universalis medicina paucis cognita, unica medela, lapis physicus: alii putant Mercurium corporis metallici» (según cita de Roc le Baillif en Du C.; otras en Devic); es evidente que aquí tenemos una variante de
AZOGUE, como las formas
asoth,
azote y cast.
azoot que cita Dozy,
azoth ‘mercurio’ en Suárez de Figueroa (
DHist.), y es muy probable la sospecha de Baist,
RF IV, 388, de que en definitiva el fr.
azote no sea más que el nombre del
azogue interpretado a la luz de una falsa etimología griega. Claro está que al pasar el fr.
azote al castellano se le dió una forma adaptada a esta falsa etimología
ζωƲ.