¡OLE!, probablemente es lo mismo que el hole americano, empleado para llamar, variante de hola y hala, todas ellas de creación expresiva.

1.ª doc.: h. 1780, Ramón de la Cruz1.

Como interjección empleada para animar tiene gran arraigo en Andalucía, pero pronto se hizo popular en Madrid, cuyo lenguaje plebeyo reproduce R. de la Cruz; desde estos dos focos se difundió por toda España. Documentación andaluza y madrileña en Cuervo, Ap., § 783n.; Obr. Inéd., p. 114; Toro G., RH XLIX, 521; Cej. VII, § 124. Ya figura en la Acad. en 1884 (no 1843). En Andalucía es además el nombre de cierto canto popular (Estébanez Calderón, Escenas And., ed. 1926, p. 247). Más propiamente andaluza y flamenca es la acentuación olé, que ya está en Salvador Rueda (1886). Sostuvo Asín (BRAE VII, 1920, 362-3; así ya en Acad. 1914) que ole viene de la interjección arábiga wa lláh, literalmente ‘y, ¡por Alá!’2, acentuado wállȄ «by God», p. ej. en el uso egipcio moderno, Vollers, The Modern Egyptian Dialect, Cambridge, 1895, p. 24; se emplea esta locución árabe en aseveraciones, negaciones y encarecimientos, y de allí pasó alguna vez al castellano, que como tal registra gualá la Acad., ya en 1884; sin embargo, como advierten las últimas eds. de la Acad., gualá se pone sólo en boca de mahometanos. Como wa pudo cambiarse fonéticamente en o (V. lo dicho en OJALÁ y en LUQUETE), y la â en esta posición fonética se pronunciaba vulgarmente e, no habría inconveniente en admitir el cambio de wa llâh en olé3, y así alterado el vocablo y olvidado su sentido propio, era fácil que pasara a boca de cristianos.

De todos modos el sentido de wa llâh o gualá es bien diferente del de ole. Asegura Asín, si bien absteniéndose de citar el texto, que en el zéjel 12 de Abencuzmán aparece wa llâh con el valor de ole. Sería bueno comprobar su afirmación, ―lo que no puedo hacer ahora con ese texto de difícil alcance―; de todos modos este caso suelto no probaría mucho, pues la etimología de Asín es tan inverosímil como las etimologías arábigas que el mismo erudito atribuía a hala, arre, guay y otras interjecciones. Exceptuando ojalá (que propiamente es una frase desiderativa, y como tal se construye en cast.) el árabe no prestó interjecciones al cast., por lo menos con carácter permanente (el antiguo ya era propio del habla fronteriza).

Difícilmente podemos separar el ole español de la idéntica interj. americana (aunque ésta suela escribirse hole), empleada en Colombia, Costa Rica, Cuba y Puerto Rico por lo menos4, como interjección de llamada, equivalente de hola. La vacilación en la vocal final es la misma que entre (h)ala y ale, úpa(la) y úpale (épala y épale, etc.). Véase la elocuente colección de datos reunidos sobre estas interjecciones y otras semejantes por Rosenblat, BDHA II, 207-11. Un pormenor decisivo demuestra que ole es lo mismo que hola y no viene del árabe: según Toro Gisbert la pronunciación andaluza es «jole, que los cultos dicen ole»; paralelamente en Veracruz (Méjico) y otras partes pronuncian jola por hola. Está claro, pues, que nuestra interjección principiaba por h aspirada y no por w-. Luego la etimología es esencialmente la misma que la de hala y hola, voces de creación expresiva, de la familia del fr. holà, ingl. hallo, etc. El doble valor, de llamada y de exhortación, se encuentra como en (h)ole en hola, en el ingl. hallo y en otras muchas interjecciones.

1 No figura, como se ha dicho, en el Lazarillo. En la ed. de Cej. es errata por olé, imperativo plural vulgar de oler (RFE II, 186).―

2 Sin embargo, dice no sin contradicción, que también se relaciona con el verbo wálwal ‘lanzar gritos de alegría’, de donde el cast. ALBÓRBOLA. Ésta es palabra de creación expresiva en árabe.―

3 Y aun quizá en ole, pues en algún compuesto donde entra el nombre de Alá el habla vulgar trasladaba el acento a la sílaba penúltima (V. OJALÁ). Verdad es que wa llâh no es un compuesto, sino dos palabras independientes, y en estas condiciones ya no puedo asegurar que ocurriera el cambio de acento. De todos modos los cambios de acentuación son frecuentísimos en toda clase de ineterjecciones, de suerte que este detalle no presenta dificultad.―

4 Datos de Uribe, Tascón, Cuervo, Gagini, Malaret y F. Ortiz (Ca., 229).