ZÉJEL, del ár. Ǥal íd.

1.ª doc.: Acad. 1925, no 1884.

En castellano es cultismo reciente de historiadores literarios. La invención del zéjel se atribuye por algunos a Abencuzmán de Córdoba (S. XII), Dozy, Suppl. I, 581, pero la opinión actualmente más aceptada es que lo inventó Mucáddam de Cabra en el S. IX. Desde España se extendió a Egipto y hasta el Irac. Parece ser derivado del ár. clásico Ǥil ‘elevar la voz’, ‘cantar’.

De ahí deriva el nombre de oficio zāǤǤāl «celui qui compose des chansons», formado según un patrón de derivación universalmente aplicado en árabe, y bien documentado en esta palabra por Abenjaldún y Almakkarí (Dozy, Suppl. I 581b), que es seguramente el único étimo convincente que se ha dado del gall.-port. ant. segrel ‘categoría de poeta intermedia entre trovador y juglar’, voz muy frecuente en la lírica de los SS. XIII y XIV: «a todo escudeiro que pede don/as mais das gentes lhe chaman segrel» reprocha h. 1240 un señor gallego, poeta, Afonso Eanes do Cotón, a su inspirado rival Pero da Ponte (53.21) y ya lo hallamos h. 1230 en boca de otro gallego, Martín Soárez: «confunda Deus quen te deu esse don/nen quen te fezo jograr nen segrer» (229.28, pero la forma en -l es muy frecuente; p. ej. echa en cara este nombre el magnate portugués Abril Pérez al gallego Bernardo de Bonaval (87.42); V. más en R. Lapa, CEsc. 749. No se ha dado otra etimología algo más convincente que ésta (Steiger, Contr., 186, con citas de Julián Ribera y de Mz. Pidal). Las dificultades fonéticas no son firmes, pues, en posición inicial, es normal el ensordecimiento en romance de la z- arábiga (cf. AZAFRÁN, etc.), y el Ǥ se había pronunciado g en los primeros siglos de la conquista musulmana, de modo que esta palabra puede tomarse como un buen refuerzo de la teoría de la íntima relación, de que tanto se ha hablado, entre la lírica árabe y mozárabe, por un lado, y la gallego-portuguesa. Es verdad que, por otra parte, hubo contaminación por parte de palabras romances, en particular segral o segrar ‘seglar, hombre de mundo’ SAECULARIS (V. datos en Moraes) y su primitivo segre ‘el mundo profano, el siglo’, muy empleado en el portugués de la época. Los propios juglares solían llamarse modestamente omes de segre diferenciándose de los clérigos o eruditos tonsurados, ellos que andaban por las cortes. El propio juglar Picandón, que después de servir en Portugal al famoso trovador Sordello, tomaba humos de trovador, al rebajarle Soárez Coelho a la condición de segrel, le replica Picandón «a vós, senhor, melhor estaría / d’a tod ome de segre ben buscardes» (239.25). Desde luego no puede ser ésta, como han dicho otros, la etimología correcta, pues ni sería natural la evolución semántica, ni admisible el cambio fonético de á en é. También contribuiría el influjo del verbo seguir, puesto que éste se empleaba precisamente en el sentido de ‘imitar, plagiar’ (ibid. 173.9).