ZUECO, del lat. S֊CCUS ‘especie de pantufla empleada por las mujeres y los comediantes’.

1.ª doc.: 1475, G. de Segovia (p. 79).

Escrito con ç- ahí, como en APal.: «socci: çuecos, et socelli: çoquezuellos... Los çuecos no se ligan como las calças, mas métense en los pies» (460d; 53d), «baxee son chinelas de mugeres y son propiamente çuecos de los comedos» (43d); Nebr.: «çueco: calçado»; Juan del Encina: «buen zueco, buena zapata»; Hernán Núñez: «a los pies tuertos, darles zuecos» (otras citas en Cej. IX, p. 36). En el Quijote está bien clara la ac. moderna (que ya parece ser la de Encina y H. Núñez): «si de los çuecos la sacáis a chapines» (II, v, 17), es decir, ‘si de pobre la hacéis rica’. Oudin define «çueca: une pantoufle de femme vieille; çueco: une sorte de pantoufle fort haute, quasi comme le patin, espece de galloche; çueclo o çueco: une sorte de soulier de bois que nous appelions sabot». Covarr. describe varias clases: «el çueco que oy día se usa es un chapín cerrado a modo de pantuflo, salvo que tiene tantos corchos, o pocos más o menos que el chapín; usan dél las Religiosas, beatas, mugeres ancianas ordinarias; antiguamente fué el calçado de los comediantes... en las Aldeas llaman a los çancos galochas... Pero es nombre común a éstos, y a los çuecos de corcho, cubiertos de cuero; el italiano llama al çueco soccolo y zoccolo, y de allí zoccolanti los Religiosos Franciscos que traen unos çuecos de palo». Es posible que algo haya en todo esto que esté menos fundado en los hechos españoles que en la identificación que el autor hace entre çueco y el lat. soccus. Esta identificación era, por lo demás, un lugar común, y en ella se inspiran todos los ejs. que Aut. cita del vocablo (salvo el de Quevedo), en la Crón. Gral., en Gabriel del Corral y en Saavedra Fajardo: todos ellos se han limitado a sustituir el soccus de sus modelos latinos por el cast. çueco. No aseguraré sin embargo que dicha identidad no fuese más o menos real en formas de zueco más antiguas que la que hoy conocemos; por el contrario, parece haber habido algo de esto.

Otras lenguas. En portugués el zueco de madera se llama normalmente tamanco o chanca, y en los diccs. antiguos socco produce el efecto de una palabra culta, que Moraes aplica solamente al calzado de la comedia latina; sin embargo, Fig. admite soco como equivalente de tamanco, y Leite de V. (Opúsc. II, 343-4) recoge çocos o coques como una variedad de zueco bueno: «chancas sƟo tamancos aperfeiçoados; os çoques sƟo ainda mais apurados»; en Galicia zòca o zòco «zapato todo de palo o con suela de palo»1; luego en el idioma vecino el vocablo parece ser regional del Norte y gallego. En catalán ocurre lo contrario: ahí esclop es el nombre más extendido del zueco de palo, y a juzgar por el ALC (mapa 728) sòc se emplearía solamente en el País Valenciano, en la zona catalana de Huesca y en el Pallars, hallándose esclop en todo el resto, con inclusión de las Baleares, la Cataluña francesa y aun las zonas catalanas de Zaragoza y Teruel2; un pasaje de Jaume Roig (h. 1460) lo muestra al parecer con un sentido diferente del actual, quizá un calzado alto: «sonau tabal / o cornamusa? / També s’hi usa / sonar laüt, / e lo vellut / de tripa, groch, / e calçar çoch, / pus alt lo dret» (n. 2754); hoy en el Norte (Cerdaña, Berguedà, Ripollès y Osona), se emplea el femenino soca para un zapato de cuero con suela de madera claveteada, empleado por los pastores (BDC XIX, 206). En lengua de Oc esclop es casi general, aun en el Bearne, Arán y Languedoc; según Mistral so (< soc) se emplea sólo en el Lemosín, y Palay trae un bearnés femenino soque «chaussure à semelle de bois et à tige, galoche»; hay un par de ejs. antiguos de soc, aplicado a una especie de calzado cuya índole no se puede precisar, en Peire Vidal y en el Donatz Proensals, y tres o cuatro del derivado soquier para el fabricante de este calzado, localizados en Montpellier y Tarascón3. Dejando aparte el fr. socque, que es cultismo sin interés (en Saboya y en Suiza vale ‘zueco’, pero ahí ha de ser préstamo forastero, quizá tomado del Norte de Italia), sólo queda el it. zòccolo ‘zueco de palo’, que sustituyó el antiguo zòcco (SS. XIV-XVI). A esto hemos de agregar antiguos préstamos romances en las lenguas germánicas, a. alem. ant. y med. soc (hoy socke), cuyo equivalente aparece desde su fase más antigua en todos los idiomas germánicos occidentales y nórdicos, y que hoy designa en alemán e inglés el calcetín, evolución semántica que revela como punto de partida el significado del lat. soccus y no el del cast. mod. zueco.

Diez (Wb., 679) reconoció ya que zueco y sus afines proceden del lat. S֊CCUS ‘especie de chinela de mujer’, ‘calzado más bajo que el coturno, hecho de un material blando y empleado por los comediantes o por los griegos’; pero Diez confundía el grupo de zueco con el del fr. soc ‘reja de arado’ (celtismo) y con el del fr. souche, oc.-cat. soca ‘cepa de árbol’, ambos de etimología diferente, según la opinión actual, unánime en el primer caso, mayoritaria en el segundo. Sainéan (ZRPh. XXX, 564) reaccionó, pasando al extremo contrario: no sólo el tipo souche no vendría de S֊CCUS, sino que el grupo de zueco tampoco derivaría de S֊CCUS sino del étimo ignoto que dió souche. Schuchardt (ZRPh. XXXI, 24) no se atrevía a contradecir del todo esta opinión, pero objetaba que no era posible separar del todo a zueco y afines del lat. S֊CCUS. Esto es evidente, pues aunque el zueco actual designe un calzado muy diferente del SOCCUS de la antigüedad, y aunque no quisiéramos reconocer valor probatorio alguno a la identificación comúnmente practicada entre los dos por los medievales y los renacentistas, suponiendo que no se fundara en formas más antiguas del zueco, de todos modos no hay por qué dudar de la posibilidad de que la forma del SOCCUS evolucionara mucho desde el tiempo de los romanos; también el iránico ZANCA, que empezó designando un calzado lujoso llevado por soberanos, ha acabado aplicándose al zueco rudo de palo (port. chanca, cast. chanclo).

Así M-L. separaba correctamente, en la primera edición de su dicc., las tres familias léxicas, la de zueco, atribuyéndola a SOCCUS, y las de los fr. souche y soc, buscando a éstas sendos étimos prerromanos. Éste era ciertamente el punto de vista justo (para el grupo de souche, V. TOCÓN), como lo prueba la distinción fundamental entre el vocalismo abierto de S֊CCUS y el cerrado de souche. Pero así como la afinidad semántica entre dos objetos de madera hizo que hubiera contacto entre los dos vocablos en cuanto al vocalismo (determinando quizá el diptongo secundario y local de la variante arag. zueca ‘cepa’), también pudo este contacto modificar la consonante inicial de S֊CCUS cambiándola en la africada ç- del cast. (it. z-); no hay duda, en efecto, de que el étimo de souche empezaba por TS- o C?-. También es posible y aun quizá preferible explicar este consonantismo por el influjo de ZANCA. Menos probable me parece admitir un origen itálico de este consonantismo, según hace Brüch (ZRPh. XL, 647), llegando con bien poco fundamento a atribuir esta z- al dialecto falisco; como el lat. SOCCUS, lo mismo que el gr. συκχος, es préstamo de otro idioma, probablemente oriental y quizá iránico, se podría sospechar si acaso que llegara al latín por conducto del etrusco (como el otro término teatral persona) y que a esta trasmisión etrusca se debiera también la pronunciación africada. Pero esto es más aventurado4. Comp. CHUECA.

Del diminutivo lat. S֊CCŬLUS procede el it. zòccolo ‘zueco’, y figuradamente ‘zócalo, basa’, de donde se tomó el cast. zócalo [1633, Carducho, en Terlingen, 141-2]5; en el mismo sentido se empleó otro italianismo zoco [1600, Sigüenza, Terl.]; la forma rara zoclo ‘zueco de comediantes’ [fin S. XVII, Cornejo, Aut.] ha de ser italianismo o vasquismo. De SOCCULUS por conducto del vasco txokolo ‘zueco’ ha de venir el cast. choclo [1588, J. de Pineda, en Cej. IX, p. 47; 1626, G. del Corral, Aut.], según lo muestra todo el tratamiento fonético del vocablo: hoy choclo ‘chanclo con suela de madera’ es palabra especialmente empleada en Bilbao (Arriaga, p. 128); judeo-esp. marroq. chocle ‘calzado de tafilete encarnado, verde o azul, con suela de madera cogida con clavos dorados al cuero, solamente desde la mitad hasta la punta del mismo calzado’ (BRAE XV, 49). El ast. choclar ‘producir ruido al andar con el calzado lleno de agua’, chocle ‘voz imitativa del ruido de choclar’ (V), más bien parece ser onomatopéyico, aunque influído por nuestro vocablo.

1 Vall., ac. que no es la que Sarm. registró inicialmente en 1745, quien por lo demás se expresaba en pasado: «zocos llamaban a las medias botas» CaG. 97r; «un zoqueiro, a seguridade con que pode decir que fai zocos» Castelao 87.14.―

2 Creo que soc llega algo más al Norte por la costa y el centro del Principado; se emplea en Tortosa (BDC III, s. v.), y según el propio ALC, mapa 729, dedicado al zueco de frenar el carro, vive sòc en gran parte de la prov. de Lérida y aun hacia la Segarra. Más datos acerca del zueco en cast. y en cat. da Krüger, VKR VIII, 292-3.―

3 No es justa la afirmación de M-L. (REW 8052) de que este oc. soc tenga o cerrada; esto se funda solamente en la clasificación del Donatz, cuyo autor quizá no conociera el vocablo de oídas y lo identificó erróneamente con el parónimo sc ‘tuero, tronco’; pero la pronunciación del bearnés y el lemosín actuales indica inequívocamente o abierta, como en iberorromance.―

4 Últimamente la opinión de G. de Diego (Contrib., 554), que volviendo a la confusión de Diez, insistía en sacar el tipo souche de SOCCUS, logró convencer a M-L. (REW3 8052). Pero esta rectificación retrógrada no ha encontrado aceptación (vid. TOCÓN en este dicc.).―

5 Forma autóctona sería un burg. zocho ‘zapata que, puesta sobre un pie derecho, reparte el peso que sostiene’ recogido por G. de Diego (RFE VI, 128), y puede ser que así sea, aunque extraña la falta de diptongación. Quizá se trate de una alteración de zócalo por cruce. O forma medio vasca.