ZALEA, del ár. vg. salîȟa íd., derivado de sálaȟ, ‘desollar, sacar la piel’.
«Tendieron sobre las
zaleas gran cantidad de bellotas» (I, xi, 33); Oudin: «
çalea: la peau de brebis ou de mouton avec sa laine»; Covarr.: «
ç.: la piel por esquilar que está con su lana o bellón; éstas usan en Valencia y en otras partes para poner a los niños en la cama porque no pudran los colchones, y a algunos viejos que tienen mal de orina»;
Aut.: «la piel del carnero seca, con lana y sin curtir». Lo empleó Góngora en poesía de 1613, Quevedo, etc. En Cuba valía, aunque hoy ha caído en desuso, «la piel de res vacuna, curtida, sin lana, que se extendía en la cama bajo la sábana, para dormir más fresco» (
Ca., 104). Como indicó Dozy (
Gloss., 362; grafía rectificada en
Suppl. I, 6726), viene del ár.
salîȟa «pellis» en R. Martí, «cuero, pelleja con pelo, pelleja de animal, piel o pelleja» en PAlc.; deriva del verbo clásico
sálaȟ ‘sacar la piel a un animal’, que produjo abundante familia en árabe:
salȟ ‘zalea’,
salîȟ ‘carnero desollado’,
sâliȟ ‘culebra negra’,
mislâȟ ‘zalea’, ‘piel de culebra mudada’. El vasco
azal ‘corteza’, ‘superficie’, ‘piel’, quizá sea préstamo del cast. (habiéndose tomado la
-a por un artículo), o más bien es palabra genuina que sólo por casualidad recuerda de lejos
zalea. No tengo testimonios de la existencia de la variante
azalea o
azaleja ‘zalea’ que cita Eguílaz, salvo
açalea, sin definición en la
Gaya de Segovia (V.
AZALEA), pero de aquí procederá el vco. vizc., guip., a. y b. nav.
azal ‘corteza (de árbol, frutas, etc.)’, ‘piel’, ‘superficie’, quizá reducción de
*a zale (extraído de
azale-a), cf.
azale-zko ‘hecho de corteza, superficial’.