YO, del lat. vg. EO, reducción del lat. cl. ĔGO íd.

1.ª doc.: orígenes (Glosas Emilianenses; docs. de los SS. XI y XII, Oelschl.; Cid).

De uso general en todas las épocas y conservado en todos los romances. Otros testimonios arcaicos de io en M. P., Oríg., § 66.1, quien además cita 6 ejs. de la forma arcaica eo en doc. de Castilla de 1011 (cuyo escriba quizá creía escribir en latín) y otros en cuatro docs. leoneses del S. XI, que parecen indicar que el leonés arcaico empleara una forma análoga al port. eu. Los usos sintácticos del vocablo pertenecen al estudio de la gramática histórica; el empleo de yo tras preposición es típico del aragonés (como del aranés y de hablas del Sur de Cataluña), aunque también se practica en Costa Rica (RFE VIII, 387); el ej. siguiente del Guzmán de Alfarache presenta un caso especial: «en mi casa... no estamos más de yo y mi criada solas» (Cl. C. IV, 196).

La reducción latina de EGO a EO (forma documentada en el siglo VI: FEW III, 207b) se explica por el gran desgaste de este vocablo gramatical. Posteriormente, en romance predominaron en unos idiomas formas procedentes del empleo tónico (SUM ÉO; QUI? ÉO?), en otros las procedentes del empleo proclítico (EO SÚM, etc.), mientras que otros vacilaron sufriendo el influjo consecutivo de uno y otro empleo. La primera alternativa explica el port. eu, oc. ieu, engad. eu, sardo eo, rum. ĭeŭ. Influyendo el uso proclítico, EO hubo de cambiarse en IO, pero aquí detuvo su evolución el italiano, pronunciando ìo, por haber preponderado posteriormente la variante acentuada en épocas de pronunciación menos vulgar y relajada. Finalmente, el fr. ant. jo (hoy je), junto con el veglioto yu, el friul. yo, el gasc. jou y el cast. yo, corresponden a una pronunciación proclítica IO ´ > JO; lo mismo hace el catalán, donde predomina jo en la lengua literaria y en los dialectos de Mallorca, Rosellón y zona pirenaica del Principado, pero hay una variante ò, documentada desde el S. XIII y popular en todo el Centro y Sur del Principado, País Valenciano, Ibiza y Formentera, que supone una larga lucha entre el tipo JO y la pronunciación de tipo italiano ìo.

Las formas flexivas y me, ambas documentadas desde el Cid, proceden respectivamente de las latinas MIHI (lat. vg. Mզ) y Ml>, que a su vez corresponden al dativo y al acusativo latinos de EGO; en las ȟarǤas mozárabes se encuentra mib, analógico de tib (vid. ).

DERIV.

Egoísmo [Acad. ya 1817, no 1780], del fr. égoïsme [1755], derivado culto del lat. ego; egotismo, más tardío, se tomó del ingl. egotism [1714], que también pasó al uso internacional, con un matiz diferente; egoísta [Acad. ya 1817, no 1780].

CPT.

Egolatría, compuesto con λατρεία ‘adoración’; egolátrico. Egocentrismo [Acad. 1939, Supl.]; también es usual egocéntrico (no en Acad.).