Hasta la ed. de 1925 se daba como forma básica
jaguar, lo cual se cambió en 1936. Ambas formas han sido usuales en castellano,
jaguar ha sido general en libros de viajes escritos o impresos fuera de la región rioplatense; en ésta también se ha empleado (el uruguayo Zorrilla de San Martín escribía
jaguareté), mientras otros como Mansilla (V. las citas en Garzón) empleaban la forma más castiza
yaguar, que hoy tiende a predominar en esta zona, con ayuda de la decisión académica. En realidad, ambas son poco populares en el Río de la Plata, donde el viejo nombre popular fué siempre y sigue siendo
tigre. El antiguo nombre tupí-guaraní de este peligroso felino, más semejante a una pantera que a un verdadero tigre, fué
yagua o
yaguará, cambiado en
yaguar(
a)
eté ‘yaguar verdadero’ posteriormente, cuando se aplicó el vocablo simple al perro introducido por los europeos. De ahí la forma
yaguareté [h. 1800, Azara] empleada popularmente, aunque no tanto como
tigre, en el Río de la Plata. En el dicc. guaraní de Montoya (1639) ya aparece
yaguareté, descompuesto
jagoara eté en el de 1795; los naturalistas Piso y Marcgraf escriben
iaguara y
iaguareté en su
Hist.
Naturalis Brasiliae de 1648. Documentación antigua en castellano no parece que la haya; quizá exista un ej. suelto en José de Acosta (h. 1590), puesto que su traducción inglesa de 1604 por Grimstone trae
iaguar. Por lo demás, todos los datos antiguos aparecen en francés y en portugués: de uno de estos idiomas hubo de pasar el vocablo al castellano en su forma moderna.
Jaguareté aparece en textos brasileños de 1587 y 1584-1600;
jan(
o)
uare (cuya
n se ignora si es debida a errata o a una variante dialectal tupí) sale en autores franceses de 1575, 1578 y del S. XVII. Una primera mención
jauware ya se encuentra en 1556 en la narración del alemán Hans Staden, cautivo de los indios. Friederici,
Zs.
f.
frz.
Spr.
u.
Lit. LVIII, 138-9;
Am.
Wb., 324; König,
BhZRPh. XCI, 113-6; Morínigo,
BAAL III, 48-49 Comp.
AGUARÁ.