VOLATÍN, del antiguo buratín ‘volatinero’, alterado por influjo del sinónimo volteador; buratín se tomó del it. burattino ‘títere’, de origen incierto.
1.ª doc.: buratín, 1596, Rufo; bolatín, Covarr. y 1631 (HispR. XXVI, 295).
Ambas formas faltan todavía en Percivale y en la edición de 1607 de Oudin, pero, a imitación de Covarr., éste ya admite en 1616 «bolantín ou bolatín: danseur sur la corde», y lo mismo hacen Minsheu y Franciosini; volatín está también en Quevedo (Fcha.), y en Salas Barbadillo, citado por Aut., que todavía no admite más que el primitivo. El derivado volatinero, que hoy le sustituye en España, no fué admitido por la Acad. hasta la segunda mitad del S. XIX, pasando volatines al sentido de ‘ejercicios de acrobacia’, por haberse entendido mal la frase hacer volatines; en América se conserva la ac. antigua, pero en la forma volantín (en los argentinos E. del Campo, Fausto III, v. 274; J. Hernández, M. Fierro II, 2981, etc.). Del cast. pasó al port., donde Bluteau da volatim y borlantim, Moraes volatim y bolatim, con las acs. «volteador em maroma», «homem ligeiro que se expede com comissƟo que requer pressa» (ej. de Ericeira, 1679) y «o que vai diante do coche correndo a pé ou a cavallo».
Como probó Américo Castro (RFE XXII, 55-57), buratín es la forma primitiva y se tomó del it. burattino «fantoccio di legno e di cenci, che per mezzo di fili può muover le braccia, le gambe, la testa». Los diccionarios it. sólo registran ejs. desde med. S. XVII (Lippi, Cicognani, Salvini, etc.), pero era anterior. Consta que en el S. XVI fué famoso el segundo Zanni de la Commedia dell’Arte con el nombre de Burattino, y de éste como nombre propio quieren derivar la etimología del vocablo Migliorini y Battisti-Alessio. Sería, pues, un origen semejante al de pulchinela (cat. putxinel·li ‘títere’ < it. pulcinella). Sin embargo, Burattino fué personaje mucho menos conocido que Pulcinella, y así me parece verosímil que se le pusiera este nombre por antonomasia conforme al apelativo va existente, que pudo significar por entonces algo como ‘cómico popular’, de ahí luego la bifurcación semántica: en España ‘volatinero’, en Italia ‘fantoche, títere’; así el segundo Zanni no haría más que generalizar y afirmar la popularidad de una denominación ya existente. El caso es que burattino y buratto (derivado regresivo probablemente) ya están documentados en el gergo romano de 1598 en el sentido de ‘mendigo que finge sufrir el mal de San Vito’ (< ‘comediante’) (RF XXXIV, 663).
El origen en definitiva es dudoso; Battisti-A. sugieren se trate de buratto ‘cedazo’ (vid. barutel) por los movimientos descompuestos del personaje en cuestión, pero quizá más bien tenga algo de razón Covarr. al pensar en el nombre de tela cast. burato, it. antic. buratto, empleado como velo por personajes que se disfrazaban. Prati considera varias posibilidades sin decidirse. No será posible averiguarlo hasta que se haga una investigación detenida de la historia del vocablo en Italia, tomando en cuenta la palabra española. Actualmente los dialectos no ilustran mucho, pues el vocablo vive en Venecia, Génova y otras partes con el mismo sentido y forma que en la lengua literaria (Boerio, Casaccia), mas no parece ser popular en el Sur ni en otras regiones (falta Rohlfs, Traina, Mortillaro, Cherubini).
DERIV.
Volatinero [Acad. 1884, no 1843].