VILLA, del lat. VզLLA ‘casa de campo, granja’, ‘residencia donde se recibía a los embajadores cuando no se les permitía la entrada en Roma’.
1.ª doc.: Cid; Berceo.
Más conservador de lo antiguo, el cat. sigue empleando su vila libremente, distinguiendo ciutat, vila, poble (= pueblo o aldea) y veïnat (= aldea, caserío o cortijada) como cuatro escalones de importancia demográfica decreciente. Igual el portugués: «vila, povoaçƟo de categoria inferior à de cidade e superior à de aldeia». El francés ville traduce el cast. ciudad; este valor tiene ya vila muchas veces en occitano medieval, puesto que se aplica a Tolosa, Montpelier, Carcasona, etc., en otros casos se hace difícil precisar el valor del vocablo, pero en otros varios tiene claramente el significado catalán (V. el final del artículo de Levy). En Italia es difícil discernir semánticamente en nuestro caso lo que sea popular y hereditario de lo debido al influjo culto latino, francamente triunfante con el Renacimiento, pues hoy villa designa ante todo la casa de campo de un rico o de un gran personaje, ac. de evidente raíz culta, y villa en el sentido de ‘ciudad’ pasa comúnmente por ser propio de los SS. XIII-XVI: en efecto, es muy común en Dante, Petrarca, Villani, etc. Como por otra parte VILLA en el sentido de ‘pueblo pequeño, villa pequeña’ aparece no sólo en las hablas réticas de Gardena y del Friul, sino también en Venecia y aun en Toscana, y el sardo bidda se define como «villaggio, villa, contado», nos sentimos naturalmente inclinados o creer que el punto de partida popular difirió poco, en italiano e idiomas adyacentes, del propio de los romances galos e ibéricos. Convendrá, sin embargo, no precipitarse y esperar a que una investigación detenida aclare el problema, pues es preciso reconocer que la ac. ‘casa de campo, granja’ contó también con cierto arraigo popular antiguo; de otro modo no se explicaría su aparición frecuente en muchos refranes toscanos, y el empleo que ocasionalmente hacen del vocablo Dante y Boccaccio en locuciones donde equivale al ‘campo’ por oposición a la ‘ciudad’; de hecho, al comentar Buti a fines del S. XIV los ejemplos dantescos de villa ‘ciudad’, se refiere al uso francés, lo que prueba que cierta oposición entre Francia e Italia existió en este punto desde la Edad Media, y que si influjo latino hubo, éste no fué todo. Para nuestro propósito, sin embargo, nos basta comprobar el hecho de que la ac. ibero y galorromance no fué ajena a Italia, lo que comprueba la grandísima antigüedad que la misma hubo de tener en todas partes.
¿Conservó VILLA su sentido latino hasta la época literaria, en castellano y en los romances más afines? No interesa mucho en este sentido citar los numerosos topónimos castellanos de denominación compuesta con Villa más el nombre de un antiguo propietario, y los todavía más numerosos topónimos de este carácter que se encuentran en Francia y en Cataluña: sin duda alguna ahí hay que entender villa con el valor de ‘casa de campo, heredad’, pero falta saber la fecha de tales nombres, que al menos en parte pueden ser antiquísimos, y así no prueban nada para la época romance. Más importaría comprobar que vila tuvo el valor de ‘granja’ en la lengua de los trovadores, como aseguró Raynouard y seguía diciendo Levy al publicar su Petit Dictionnaire; pero Appel, al elaborar los materiales del Levy grande, ya observa que la traducción de Raynouard es probablemente errónea en algún caso, y en los escasísimos ejs. que Raynouard cita no veo ninguno en que el oc. vila no pueda entenderse en la ac. que podemos llamar catalana (y que Raynouard confundió con la latina, al verla diferente del sentido del fr. ville). En castellano arcaico quizá llegó a subsistir el sentido latino, pues en uno solo de los ejs. del Cid (en todos los demás el sentido moderno es claro) se habla de las villas que el héroe dió a sus hijas «por arras e por onores», y en varios docs. cidianos reunidos por M. P. (Cid, 888-9) se mencionan entre estas arras sólo heredades, pero no pueblos. Marden creyó encontrar un ej. más de esta ac. en el Apol., cuando el rey protagonista, premiando al pescador que le había acogido en su desgracia, «dióle grandes averes, casas en que morase, / una villa entera en la qual eredase» (634b); pero esto es por lo menos dudoso, pues no sólo el autor de Apol. emplea muchas veces la palabra villa con referencia a ciudades célebres, sino que pocos versos más abajo, según reconoce el propio Marden, le da claramente el valor de ‘ciudad’, oponiéndolo claramente al pueblo, entidad menor (642b). En el otro pasaje puede tratarse también de una población entera dada como presente de agradecimiento regio, y así me parece indicarlo la gradación averes, casas, villa, con el calificativo entera que a ésta acompaña. No se conoce, que yo sepa, otro caso alguno del cast. villa con el valor latino, pues la definición inicial de Aut. (que pasó a la Acad.) «en su significación rigurosa, es la quinta o casa de campo, donde se suele tener la labranza» está ahí sólo a título de sentido etimológico o latino, según se apresura a reconocer el propio dicc.: «en este sentido no tiene uso y es voz puramente latina». Si realmente existió en lengua castellana este significado, sería sólo en el S. XII, pero ya entonces como gran arcaísmo a punto de desaparecer. Por lo demás, ni siquiera esto es bien seguro, pues no podemos afirmar que el juglar del Cid estuviera tan bien informado como su publicador moderno, y en ese verso 2564, tan aislado, bien puede caer en una exageración o imprecisión (no más grande que la de llamar cibdat a San Esteban de Gormaz), suponiendo que el dote de las hijas del Cid pudiera incluir alguna población entera. Más documentación en Cej. IV, § 116; comp. Cuervo, Disq. 1950, 371, 509, 514.
DERIV.
Villaje [APal., 4b, 18b, 198b, 425d, 527b; dos ejs. del S. XVII en Aut., referentes a Navarra y a Flandes], del fr. village ‘pueblo’. Villar [Aut.], en realidad sólo conocido como nombre de lugar o de persona (Villar del Arzobispo, etc.; ejs. arcaicos SS. X-XIII, que al menos en parte son nombres propios, en Oelschl.), del b. lat. VզLLARIS ‘población’. Villazgo. Villero arag. Villeta [Gr. Conq. de Ultr., 366]. Villoría, palabra de existencia muy dudosa, que Aut. sólo cita de Covarr., y que éste sólo emplea, en forma sospechosa, para una de sus fantásticas etimologías («villorín: suerte de paño, por ventura por averse hecho en las Villorias», con mayúscula en la ed. de 1674: quizá sea nombre propio de lugar1, o quizá variante de villorrio). Villorrio [Aut.] (masculinos de formación análoga en Cuervo, Disq. 1950, p. 98; comp. vidorria)2.
Villano [1074, Oelschl.; Berceo; en éste no es siempre tan desfavorable como más tarde, comp. Mil., 67c, 795d], de un lat. vg. *VզLLଵNUS ‘habitante de una casa de campo, labriego’, que puede suponerse dada la persistencia del vocablo en todos los romances de Occidente; abunda en todas partes, como es sabido, la evolución semántica hacia ‘hombre bajo, vil, innoble’ (el fr. vilain llega hasta significar ‘malo’ en general), de donde ast. villanu ‘animal de mala casta’ (V); una variante, al principio apocopada por fonética sintáctica, villán («ca fuï contra ella torpe e muy v.», rimando con can, etc.), aparece ya en Berceo (Mil., 762d), con uso independiente, y luego se sustantivó en Aragón con el sentido de ‘prenda usada por los rústicos’: «hun v. de panyo negro, pora muller» invent. de 1397, «hun billán de mellinas bermellas» íd. 1402 (BRAE IV, 521; II, 219); villanada; villanaje [princ. S. XVII, Aut.]; villanesco [Aut.]; villanesca; villanía [Berceo], renovado en villanería por Cervantes para expresar la idea de ‘cualidad de villano, no hidalgo’ (a distinción de villanía, cualidad moral); villanote. Villancico [1605, Quijote; Oudin, quien da además villancillo ‘petit paysan’], y con el mismo sentido villancete o villancejo (Acad.): designaron primero al labriego mismo, abreviándose luego el nombre copla (o canción) de villancico; formalmente derivan del arcaico villán (lo mismo que ruincillo de ruin, etc.); otra formación semejante es villanchón ‘villano brutal y rústico’ [J. Ruiz]3, sin duda variante mozárabe de un cast. *villançón; de villancico: villanciquero [princ. S. XVII, Aut.].
1 Villores es pueblo del partido de Morella (Castellón de la P.), ya citado en 1246 (Bol. Soc. Cast. de Cult. XV, 118).― ↩
2 Hay una variante villorio, como imprime el argentino Chaca en su Hist. de Tupungato, p. 334. Recuerda esto la forma de Covarr. que acabo de citar, y no será errata tipográfica (aunque no veo confirmación de tal variante en mis papeletas americanas, en Garzón ni en los dos libros de Malaret), pues villorio se lee ya en Torres Naharro (V. el índice de Gillet).― ↩
3 «A fuerza de villanchón / hierro en medio», refrán que Sebastián de Horozco a med. S. XVI glosó explicando el vocablo por «villano agestado y reforzudo», mientras que el Capitán del Alcalde de Zalamea calderoniano (I, xviii, ed. Losada, p. 111) califica de villanchón al padre que trata de ocultarle su hija. Otro ej. de Rojas en Pagés. ↩