VETA, del lat. VէTTA ‘cinta’, ‘ínfula de sacerdote’; en castellano es palabra sólo empleada en sentidos figurados o regional, que debió de tomarse del cat. veta ‘cinta’, o por lo menos del aragonés.
1.ª doc.: 1390, invent. arag. (BRAE IV, 354).
Hay, por otra parte, una palabra romance importante, pero limitada a dos idiomas de la familia: el it. fẹtta (con el sardo fitta) y el gall.-port. fita, que parece muy razonable relacionar con la palabra romance veta, pero cuyo origen es en realidad bastante oscuro. El sentido del vocablo italiano es sobre todo ‘tira y lonjita de pasta u otro manjar’, también fettuccia y fettolina ‘cinta, tira de tela’; port. y gall. fita ‘tira de tela’: desde Moraes en portugués, desde Sarm. en gallego (CaG. 107v, 266r, 226v), «ourela de fitas de ouro», «unha fita de luz marela» Castelao 219.18, 194.2f.
Empiezo por rechazar la explicación de M.-L. (REW, 6041a): *offetta, dim. de OFFA ‘bocado de comida’, no sólo porque sería extraño que aparezca siempre con aféresis en el italiano de todos los tiempos, sino por la razón terminante de que -ita no es un sufijo gallego ni portugués1. Por lo demás me parece que hay tres posibilidades de explicarlos, razonables las tres pero divergentes, y con cierta gradación de probabilidad, en grado creciente entre las dos primeras: 1.° Suponer un cruce lat. vg. de VէTTA con FէBRA, para explicar la f- de las formas romances; pero es claro que se trata de una «construcción», que no se puede rechazar del todo, pero fabricación al fin y al cabo y no de las convincentes; además, teniendo է breve la vocal de las dos voces romances cruzadas, esa է nos explicaría la e italiana y la i sarda, pero no la i gallego-portuguesa.
2.° Postular una palabra sorotáptica *FITTA resultante de un participio de la raíz indoeuropea general BHID- ‘hender, rajar’ (lat. findere, scr. bhinádmi, íd., germ. común bîtan ‘morder’, IEW 116-7; cf. bret. ant. bitat «resecaret» ibid. 117.41): participio BHID-TO- padre del lat. fissus y el scr. bhittáh ‘fisura’; las alternancias vocálicas y, en particular, las prolongaciones compensatorias de la pérdida de la sonoridad, justificarían ampliamente la coexistencia de una է (italiana) con una զ (gallego-portuguesa). Base desde luego perfecta desde todos los puntos de vista, si los detalles de la herencia sorotáptica fuesen mejor conocidos.
3.° Los sentidos de las formas it. y gall.-port. se pueden relacionar fácilmente con una palabra germánica, por lo que se podrían explicar como germanismos: a. alem. ant. fizza ‘hacecillo de hilos que se forma al aspar una madeja’, b. alem. ant. fittea, ags. fitt ‘división de un poema’, esc. ant. fitja, isl. mod. fit f. ‘orillo de un paño’ a. alem. mod. dial. fitz ‘malla’, V. el dicc. etim. de Kluge.
De lo cual se deduce que pudo existir FI(T)TJA con el sentido de ‘trencilla’ o parecido en gótico o suevo, y en longobardo, y de éstos, tomados por sí o cruzados con el parónimo lat. VէTTA, resultaría el vocablo italiano y gallego-portugués. Sería ésta una explicación plausible, pero tiene su talón de Aquiles en el aspecto germánico, ya que no se ve nada firme la posibilidad de que tal palabra existiera en suevo y aun menos en gótico. En todo caso, sólo la 2.ª y la 3.ª hipótesis darían cuenta satisfactoria del singular hiato geográfico que presenta el área de este vocablo romance entre Galicia y el Norte de Italia.
DERIV.
Veteado y vetear [Acad. S. XIX]. Vetado [S. XVII, Aut.]. Vetilla ‘pequeña veta de mineral’ (1590, Acosta, Cej.). Avetado (DHist.).
CPT.
Vetisesgado.
1 En cuanto al gall. fechiña ‘gota pequeña’ (Sarm. CaG. 218v, 183r), fecha ‘gota o trago de vino o agua’ (ibid. 231r), tal vez procedan de FISTULA en su sentido básico de ‘conducto o caño de líquido’, clásico, si bien no parece haber descendencia romance en esta ac. Acaso también se piense en algún cruce o contaminación sufridos por la palabra en estudio, pero esto me parecería muy forzado por la muy escasa afinidad semántica. ↩