VETA, del lat. VէTTA ‘cinta’, ‘ínfula de sacerdote’; en castellano es palabra sólo empleada en sentidos figurados o regional, que debió de tomarse del cat. veta ‘cinta’, o por lo menos del aragonés.

1.ª doc.: 1390, invent. arag. (BRAE IV, 354).

Así en éste como en los invent. arag. de 1496 y 1469 (VRom. X, 216) figura en la ac. ‘faja de paño’. Hoy en Aragón vale ‘trenzadera o cinta de algodón’ y ‘hebra de hilo’ (Peralta, Borao), es decir, que tiene el mismo valor general que el cat. veta ‘cinta, faja estrecha de tela’ (a diferencia de cinta ‘cinta de adorno’). Beta ‘cualquier cuerda empleada en los aparejos de un buque, como no tenga nombre particular’ [2.° cuarto S. XV, Díaz de Gámez, DHist.] se revela también como catalanismo náutico. En la lengua literaria castellana aparece veta muy tardíamente y sólo en acs. especiales, evidentemente figuradas o secundarias. Falta todavía en los glos. de h. 1400, APal., Nebr., etc.; aparece en C. de las Casas, a. 1570, sólo en el sentido de ‘vena de un mineral’, y con este mismo aparece en Fr. Luis de León, Cervantes, D. de Vega y Ovalle; ‘lista o raya de distinto color o calidad’ [1570, Mármol, lanza de veta de fresno, Aut.]; una veta de luz en Fr. L. de León (Cej. IV, pp. 418-9); Oudin: «passement, ruban, moucheteüre, la veine ou fil du bois ou marbre; corde de vaisseau; veine de métal». La repartición geográfica del vocablo en romance acaba de confirmar que en cast. será catalanismo, o por lo menos tomado del aragonés o acaso de otro dialecto: VէTTA se ha conservado solamente en el rum. bată, it. vetta, rético veta, oc.-cat. veta y en algún dialecto del SE. de Francia; pero el port. beta debió de tomarse asimismo del cat., por conducto quizá del cast., pues aparece primeramente como término náutico [med. S. XVI, J. de Barros], y después en las acs. comunes con el cast. «lista de côr diversa do assento do pano, seda, etc.», «veya de metal na mina», «listra nas penas de aves e pello de outros animaes» [Moraes], «mancha» [Bento Pereira], gall. pontevedrés beta ‘la red que se pone en el río Lérez, a lo ancho, para que en ella queden los reos prendidos de las agallas’, Sarm. CaG. 185v. Comp. BETIJO.

Hay, por otra parte, una palabra romance importante, pero limitada a dos idiomas de la familia: el it. ftta (con el sardo fitta) y el gall.-port. fita, que parece muy razonable relacionar con la palabra romance veta, pero cuyo origen es en realidad bastante oscuro. El sentido del vocablo italiano es sobre todo ‘tira y lonjita de pasta u otro manjar’, también fettuccia y fettolina ‘cinta, tira de tela’; port. y gall. fita ‘tira de tela’: desde Moraes en portugués, desde Sarm. en gallego (CaG. 107v, 266r, 226v), «ourela de fitas de ouro», «unha fita de luz marela» Castelao 219.18, 194.2f.

Empiezo por rechazar la explicación de M.-L. (REW, 6041a): *offetta, dim. de OFFA ‘bocado de comida’, no sólo porque sería extraño que aparezca siempre con aféresis en el italiano de todos los tiempos, sino por la razón terminante de que -ita no es un sufijo gallego ni portugués1. Por lo demás me parece que hay tres posibilidades de explicarlos, razonables las tres pero divergentes, y con cierta gradación de probabilidad, en grado creciente entre las dos primeras: 1.° Suponer un cruce lat. vg. de VէTTA con FէBRA, para explicar la f- de las formas romances; pero es claro que se trata de una «construcción», que no se puede rechazar del todo, pero fabricación al fin y al cabo y no de las convincentes; además, teniendo է breve la vocal de las dos voces romances cruzadas, esa է nos explicaría la e italiana y la i sarda, pero no la i gallego-portuguesa.

2.° Postular una palabra sorotáptica *FITTA resultante de un participio de la raíz indoeuropea general BHID- ‘hender, rajar’ (lat. findere, scr. bhinádmi, íd., germ. común bîtan ‘morder’, IEW 116-7; cf. bret. ant. bitat «resecaret» ibid. 117.41): participio BHID-TO- padre del lat. fissus y el scr. bhittáh ‘fisura’; las alternancias vocálicas y, en particular, las prolongaciones compensatorias de la pérdida de la sonoridad, justificarían ampliamente la coexistencia de una է (italiana) con una զ (gallego-portuguesa). Base desde luego perfecta desde todos los puntos de vista, si los detalles de la herencia sorotáptica fuesen mejor conocidos.

3.° Los sentidos de las formas it. y gall.-port. se pueden relacionar fácilmente con una palabra germánica, por lo que se podrían explicar como germanismos: a. alem. ant. fizza ‘hacecillo de hilos que se forma al aspar una madeja’, b. alem. ant. fittea, ags. fitt ‘división de un poema’, esc. ant. fitja, isl. mod. fit f. ‘orillo de un paño’ a. alem. mod. dial. fitz ‘malla’, V. el dicc. etim. de Kluge.

De lo cual se deduce que pudo existir FI(T)TJA con el sentido de ‘trencilla’ o parecido en gótico o suevo, y en longobardo, y de éstos, tomados por sí o cruzados con el parónimo lat. VէTTA, resultaría el vocablo italiano y gallego-portugués. Sería ésta una explicación plausible, pero tiene su talón de Aquiles en el aspecto germánico, ya que no se ve nada firme la posibilidad de que tal palabra existiera en suevo y aun menos en gótico. En todo caso, sólo la 2.ª y la 3.ª hipótesis darían cuenta satisfactoria del singular hiato geográfico que presenta el área de este vocablo romance entre Galicia y el Norte de Italia.

DERIV.

Veteado y vetear [Acad. S. XIX]. Vetado [S. XVII, Aut.]. Vetilla ‘pequeña veta de mineral’ (1590, Acosta, Cej.). Avetado (DHist.).

CPT.

Vetisesgado.

1 En cuanto al gall. fechiña ‘gota pequeña’ (Sarm. CaG. 218v, 183r), fecha ‘gota o trago de vino o agua’ (ibid. 231r), tal vez procedan de FISTULA en su sentido básico de ‘conducto o caño de líquido’, clásico, si bien no parece haber descendencia romance en esta ac. Acaso también se piense en algún cruce o contaminación sufridos por la palabra en estudio, pero esto me parecería muy forzado por la muy escasa afinidad semántica.