VERO, ant., del lat. VRUS ‘verdadero’.

1.ª doc.: Cid.

En este Cantar y en Berceo aparece todavía como adjetivo empleado libremente: vera palabra v. 26 = verdadera palabra v. 3670; y en el adverbio veramientre (v. 2538). Además en la frase en juego o en vero ‘en broma o en veras’, V. la ed. de M. P., p. 895. A locuciones de ese tipo, de carácter adverbial, es a lo que va quedando reducido, ya por esta época, el empleo del vocablo: por juego nin por vero, por sueños nin por vero en Berceo; de vero, por veras (v. 136) y por ver ‘en verdad’ en el Auto de los Reyes Magos: «nacido es, por ver, de fembra» (v. 15). No creo que la última variante proceda del adverbio latino VERE, como podría sugerir la falta de -o; más bien se crearía por apócope en vero, en usos proclíticos como «por vèr(o) lo dígo». Vero ya no figura en obras de los SS. XIV y XV, como el Libro de Buen Amor, El Conde Luc. o los diccionarios de APal. y Nebrija. Como cultismo es abundante en los SS. XV y XVI (C. C. Smith, BHisp. LXI). Su empleo en el habla medio latina de los clérigos, que ya se refleja en frases como «Valme, Dios, que eres vertut vera» en Apol. (543d), permitió su supervivencia en combinaciones estereotipadas de carácter religioso, como la Vera Cruz. Por lo demás, Aut. lo da como anticuado, citando sólo un refrán «no es todo vero lo que suena en el pandero». Desde el S. XI había empezado a reemplazarle verdadero. Aunque VERUS dejó huellas en todas las lenguas romances, una decadencia semejante, en fecha más o menos antigua, le afectó en todas ellas, salvo el it. y algún idioma o dialecto menor, como el mallorquín, donde todavía funciona como palabra viva en ciertas combinaciones, en particular hablando de plantas en su variedad propia -pi ver, alzina vera- de lo cual parece haber quedado también algún resabio más aislado en el Oeste: carvallo veriño en el gallego centro-meridional de Ribadavia, nombrando al que portugueses y pontevedreses llamaban cerquiño; no creo que esté por albariño como sugiere Sarm. (CaG. 147r).

El cuerpo breve del vocablo era insuficiente para una noción que suele subrayarse con tanto énfasis. Hoy sólo subsiste en la locución adverbial de veras [Quijote I, xxv, 110; II, xxi, 79], antes en veras [Santillana, p. 512; Covarr., etc.], y por combinación de ambos endeveras, como se dice popularmente en la Arg. y en otras partes. La lengua clásica empleaba veras ‘seriedad, verdad’, sea libremente, sea sobre todo opuesto a burlasveras, no burlas: serius» Nebr.).

DERIV.

Verdad [Cid], con variante arcaica vertat, -d, en el Auto de los Reyes Magos y en docs. leoneses de los SS. XII-XIII (Oelschl.): del lat. VERITAS, -ATIS, íd.; Cej. IV, § 77; verdadero [-atero, arag., 1029, M. P., Oríg., p. 82; -adero, Cid, etc.], port. verdadeiro; el cat. verdader, hoy empleado, no parece ser castellanismo1, aunque también se dijo, y se dice en Mallorca, vertader, pero es de creer que el catalán arcaico conocería ambas formas *verdat y *vertat antes de reemplazarlas por el cultismo veritat, que hoy es general. Veraz [-ace 1444, Mena, Lab. 269d; Aut.; no Oudin ni Covarr.], tomado de verax, -ācis, íd.; veracidad [med. S. XVII, Aut.]. Adverar o averar (DHist.).

CPT.

Averiguar [1240, Fuero Juzgo, Cuervo, Dicc. I, 807-9], tomado del lat. tardío verĭfĭcare ‘presentar como verdad’, por vía semiculta; averiguación; averiguable; averiguador; cultismo puro es verificar [1578-90, Ercilla (C. C. Smith); S. XVII, Aut.]: para las acs. correctas de este verbo, que sólo vale ‘comprobar’ o ‘realizar una posibilidad que se presentaba como prevista’ (no ‘realizar en general’), vid. Casares, Crít. Efímera, 367-73; verificación; verificador; verificativo. Verídico [S. XVII, Aut.], tomado de veridicus íd. Veredicto [Acad. S. XIX], latinización del ingl. verdict íd. [1297], que es el fr. normando veir dit, propiamente ‘dicho verdadero’. En justos y en verenjustos ‘con razón o sin ella’, deformación de una frase latina in justis... in vero injustis ‘en las cosas justas... pero en las injustas...’. Verosímil [Oudin], alteración de verisímil [verisímile h. 1440, A. Torre (C. C. Smith); APal. 384d; S. XVII, Aut.], bajo el influjo de vero; tomado de veri sĭmĭlis íd.; verosimilitud [1616, Cervantes, Aut.].

1 Además de textos valencianos del S. XV (Tirant, passim; J. Esteve; Jaume Roig, 11481, 12129), donde en rigor podría ser debido a influjo cast., lo encontramos ya en obras del XIII y del XIV, procedentes de todo el territorio lingüístico: Costumbres de Tortosa, ed. Oliver, p. 450 (junto con vertader); Eiximenis, Regiment, N. Cl., 22.28, 37.31; doc. castellonense de 1345 (Bol. Soc. Castellon. Cult. XV, 89); además de los varios que ya cita el diccionario de Aguiló. No es posible que todos ellos sean erróneos. Vertader es muy frecuente en Lulio (Doctrina Pueril, p. 64; Amic e Amat, N. Cl., 32.8, etc.), Bernat Oliver (N. Cl., 28, 130) y otros muchos; de ahí se tomó en préstamo el sic. virtaderi, mientras que otras formas italianas y sardas, citadas en REW 9228, pueden venir del cast., igual que del cat. Será genuino el gasc. bertadè, empleado en los Hautes-Pyr. (Armanac de Gascougno 1935, p. 46). En Barcelona se dice popularmente verdader; otros dicen veritable, que he oído a gente muy rústica de las montañas, y así no puede mirarse como galicismo erudito. Aunque no conozco testimonios antiguos, mientras que en francés corre desde el S. XII, puede ser creación paralela a la francesa, o quizá más bien préstamo popular. En una palabra, el idioma ha vacilado en este punto, y no es legítimo excluir ninguna de las tres formas, como quieren algunos.