VENA, del lat. VୱNA íd.
1.ª doc.: 3.r cuarto S. XIII, Fn. Gonz. 150b y c; glos. de Toledo y del Escorial.
DERIV.
Venaje [«-age o raudal de río: profluens» Nebr.]. Venal ‘relativo a las venas’. Venático ‘que tiene vena de loco’ [Aut.], según el modelo de temático ‘caprichoso, terco’. Venero ‘criadero de metales o de agua’ [905, v. de ferro, Esp. Sagr. XXXVII, n.º 11; 996, Oelschl.; S. XVI, Aut.] o venera íd. [S. XIV, Aut.]1 ; ast. esverenar (< *esvenerar) ‘esparcir la hierba que está en maraños’ (V). Venoso. Avenar; avenado [«sin seso, insanus» Nebr.] y, por cruce con orate: avenate ‘arranque de locura’ and.; andar venado ‘andar con el estómago vacío, especialmente por la mañana, cuando no se ha tomado desayuno’ arg. (Inchauspe, La Prensa, 5-XI-1939; «compañero: ¿no ha visto el venao? ―me interpelaba un paisano... refiriéndose a que estábamos en ayunas» Guiraldes, D. S. Sombra, ed. Espasa, cap. xvi, p. 184); desvenado ‘huérfano’ arg. (Carrizo, Canc. de Jujuy, s. v.). Extravenar. Revenar; reveno. Trasvenarse.
En la lengua hermana del Oeste, el vocablo tiene naturalmente la forma gall. vea, port. veia, aproximadamente con los mismos sentidos primario y secundarios que en castellano; de ahí además se formó un masculino port. veio ‘faja de tierra alargada, de color o naturaleza diferente’, ‘filón’ y ‘arroyuelo’. Para el port. veia «corrente de agua, ribeiro» y su derivado toponímico mozárabe Alviela (afl. del Tajo entre Santarén y Lisboa), vid. Silveira, RLus. XVII, 33.
Hay además un homónimo veio, «eixo de ferro, cambota, manivela», que Fig., Nasc., etc., confunden con aquél, y que ya registra Moraes en el S. XVIII, también gall. beo ‘manubrio, manivela, de una rueda y de otros mecanismos’ (Lugrís, Gram., 148; DAcG), ‘pedal o cigüeña de una rueda’, ‘extremo de la taberna del molino’ (DAcG), que no tendría explicación semántica y que debe de proceder de un *VIBIU sacado del latín tardío VէBէA ‘percha puesta de través encima de otra erecta a la que se llama vara) empleada en ciertas técnicas’.
Es voz escasamente documentada en latín (sólo en Ausonio y en glosarios isidorianos, vid. Forcellini s. v. vara), y no veo que conste claramente el empleo del aparato, pero me parece claro que se trata del empleado como cigüeña o palanca para sacar agua de una poza superficial o de un arroyo, en cat. poaranca (o poalanca); su funcionamiento tiene dirección rotatoria o por lo menos arqueada; y así se comprende que también se haya aplicado (según el testimonio gallego-portugués) a un manubrio; Ernout-M. se abstienen de toda etimología y Walde-H. se limita a rechazar un parentesco (imposible por los sonidos y el sentido) con el gr. ƔέưǢρα ‘puente’. Pero me parece claro que se trata de un derivado de la raíz ?(E)I- ‘torcer, dar vueltas a algo’, común a todas las familias indoeuropeas, desde el sánscrito (váyatí) al céltico (irl. ant. -f-e-n ‘cercar’), pasando por el latín (uiēre), el baltoeslavo y demás, con derivados sustantivos tales como el esl. ant. věja, scr. vayā ‘rama, pértiga’, célt. ant. *?զ?ଵ (irl. ant. fē ‘vara’), let. vija ‘zarzo, seto entretejido’ (V. sobre esta raíz, Pok. IEW 1020-1021).
Pero la terminación -BIA, -BIO- apenas es latina, y en cambio es vivísima en céltico: por eso y por aparecer en Ausonio se debe sospechar que en latín VIBIA sea un préstamo del galo; y siendo así, no es extraño que sólo en gallego-port. haya dejado descendencia romance: es más, imagino que el gall.-port. veio en realidad venga directamente de una forma céltica neutra ?էBէO- algo diferente de la documentada en latín; la secuencia de dos labiales, aquí como en FOVEA > hoya, fué causa de que pronto se redujera esto a veyo. No es imposible que haya además algún representante en la toponimia mozárabe, p. ej. el nombre del pueblo de Beo (también escrito Veo) al SO. de Castellón de la Plana (de habla catalana fronteriza), donde hay un riachuelo algo importante, y muy aprovechado para el riego.
1 Para venaquero y venaguero, V. MINA. ↩