MINA, del céltico; probablemente tomado del fr. mine íd. y éste procedente de un galo *MզNA>, celta primitivo *MEIN-, conservado hasta hoy en los idiomas célticos insulares, con el significado de ‘mineral’ y en la forma *MN->; ésta fué propia asimismo de otros dialectos gálicos y vive también en el oc. y cat. mena, que de ahí pasó a ciertas hablas castellanas.

1.ª doc.: mina de fierro en Vidal Mayor; el ej. de mina en 1296 ‘lugar donde se extraen los metales’ según el Índice de Sahagún, debería comprobarse en el texto, y por lo demás podría ser falsa latinización de un románico mena; Pottier señala mina «explosif» [?] en doc. de 1479, BHisp. LVIII, 361; APal. 101b («se dize cuniculus la mina, que es occulto pasaje socavado a escuras de los enemigos, fabricado para tomar el logar de los contrarios»).

También figura en Nebr.: «mina soterraña, cueva: cuniculus». Según puede verse, la primera ac. documentada es la militar ‘galería subterránea para arruinar una fortificación’. Aut. la cita también en la Crónica de Nebrija y en otro texto de 1590; en el sentido de ‘paso subterráneo para alumbrar o conducir aguas’ señala el vocablo en un texto de 1548 (Medina); mientras que en el de ‘excavación para extraer mineral’ trae sólo un ej. de 15631. Las leyes mineras de la Nueva Recopilación nos permiten comprobar, con su sucesión cronológica, la fecha relativamente tardía de esta ac. en castellano: mina aparece con este sentido en otras leyes del libro VI, título 13, correspondientes todas al S. XVI, pero las de fecha anterior traen en este sentido el sustantivo minero (así en 1387, ley 3), o bien minera, en la misma ley, y ya en el Ordenamiento de Alcalá, del año 1348 («todas las mineras de plata y oro», correspondiente a la ley 2 de dicho título). Otras fuentes lo comprueban: minera y minero en Gower, Confessión del Amante (a. 1399), pp. 220 y 201; minero en APal. («strictura... la tierra del minero de fierro», 473d; 293b), en Nebr.2, en Alonso de Salaya (3.r cuarto del S. XVI: «o mi bien i mi alegría, / minero de la nobleza», ed. Gillet, p. 50), y Aut. y Fcha. agregan muchos ejs. de los SS. XV y XVI; todavía lo registra Covarr. junto a mina, pero poco después debió quedar anticuado minero en esta ac. pues los autores del primer diccionario académico ya lo entienden erróneamente suponiendo que significaba ‘mineral, cuerpo sacado de una mina’. La aplicación primera a asuntos de fortificación, la fecha tardía de la aparición de mina y aun de minero (-era) ―aunque un ej. de mineral, aislado y por lo tanto algo sospechoso, ya sale en el S. XIII―, y sobre todo el estudio de la distribución geográfica del vocablo en las demás lenguas romances, combinado con el de la antigüedad respectiva, todo tiende a sugerir que el cast. mina ha de ser procedente del Norte de Francia: la vieja denominación castiza sería otra, quizá almadén o cava o criadero, o más probablemente venero [S. X], o vena [Fn. Gonz., 150b-c]. Hoy el tipo mina se ha difundido a todas las lenguas romances de Occidente. En portugués hallamos mina y mineiro desde el 2.º cuarto del S. XVI (Moraes), pero la falta de diptongo en los derivados mineral y minerar ‘abrir minas’ y la extraña terminación de minério ‘mineral que se extrae de una mina’ son indicios de procedencia forastera, y si, como todo indica, el tipo etimológico tenía -N- sencilla, su conservación en portugués es prueba inequívoca de lo mismo. El it. mina es casi únicamente la excavación contra fortificaciones, mientras que ‘mina de mineral’ se dice miniera, cuya terminación es ya indicio de galicismo; por lo demás ni del uno ni del otro da Tommaseo testimonios anteriores al S. XV (Pucci, Passavanti). En catalán el primer testimonio de mina es de fines del S. XV y se refiere a la excavación contra una muralla (Tirante el Blanco), ac. en la cual era entonces neologismo, pues así Jaime I como Desclot y Muntaner emplean en este sentido cava; en lengua de Oc el primer ej. es de la zona septentrional (Cantal) y de h. el año 1400 (vid. Levy, que enmienda un error de Raynouard); verdad es que hay ejs. anteriores del verbo minar (S. XIV), pero los unos tienen carácter militar y en los otros se trata de ‘socavar’ en sentido moral, que al fin y al cabo procede de la misma idea básica.

Este carácter guerrero del vocablo indica también procedencia norteña, aun en Francia. Y en efecto lo único autóctono, así en lengua de Oc como en catalán, parece ser otra variante fonética de la palabra que nos interesa, a saber, mena. Ésta es frecuente en lengua de Oc desde princ. S. XIV, en su sentido propio, y del derivado menier (-iera), en el mismo sentido, hay ejs. anteriores, uno de los cuales sería nada menos que de 1166. Además tenemos mena en el sentido figurado de ‘manera de ser, especie a que pertenece una cosa’ en varios trovadores del S. XII; esta ac. es hoy vivísima en catalán y en hablas occitanas3 y procede de mena en el sentido de ‘mineral (de tal o cual metal)’, que es precisamente el matiz básico que tiene el vocablo, así en la Edad Media4 como en la actualidad («filon d’une mine», Mistral), tanto en el Sur de Francia como en Cataluña: frases como «a tal indret hi ha mena de plom» son frecuentísimas en todos los tomos de la Geografía General de Catalunya de Carreras Candi, y en guías excursionísticas del Norte del Principado, y yo las tengo anotadas de textos del S. XV5 y del lenguaje vivo de muchos lugares, desde el Alto Urgel, Cerdaña y Valle de Camprodón hasta el Ebro y el bajo Segre. El vocalismo de los dialectos catalanes indica una antigua larga6. Esta variante no es del todo ajena al castellano: la Acad. anota mena «la veta del mineral y el mismo mineral» (ya 1817), y en ediciones posteriores precisa que se trata especialmente del de hierro, lo cual es indicio de una localización vascongada; en efecto el bilbaíno Arriaga dice que antes se usaba más decir mena para ‘mineral de hierro’ en vez de vena como ahora7; aunque advierte Michelena, BSVAP XII, 368, que el aserto de Arriaga sólo parece aceptable en cuanto al período inmediatamente anterior: su impresión es de que en textos vizcaínos en romance, aparecen exclusivamente, ya desde el S. XV, vena, venero y venaquero, voz que al parecer, tuvo una variante venaguero en docs. de las Encartaciones. El vasco mea ‘mineral’ (que fué también labortano y aun hay ahí testimonio de alguna antigüedad) puede venir lo mismo de mena que de vena. Por mi parte saco la conclusión de que MNA y VNA se mezclaron inextricablemente en el País Vasco (venero parece procedente de este último), precisamente a causa de existir allí conciencia de que una m vasca puede ser alteración de b, lo cual no prueba, claro, que lo sea en este caso. Borao nos informa de que en Aragón vale ‘mina de hierro’ y cita ej. de Ponz (¿S. XVIII?) relativo a Ojos Negros (Teruel); esta localización vasca y aragonesa es claro indicio de un préstamo occitano-catalán. En la ac. ‘grueso de un cabo, medido por la circunferencia’ [menas de troça 1587, G. de Palacio, 116 vc; Terr.] es catalanismo náutico, por especialización de la idea de ‘especie’; del uso náutico, como tantas veces ocurre, pasó a emplearse con carácter general en la Argentina, donde por lo demás es poco conocido8, y en Filipinas, donde mena es ‘calidad’ (fulano es de la mena de los buenos escritores, RH LI, 126-7) o ‘tamaño de un puro’ (Acad.). Hay un ej. antiguo, aislado, de mena ‘especie’, en el S. XV, en Rodrigo Cota, donde el Viejo llama al Amor «¡O plazer de mala mena, / sin ochavas en cadena / nunca diste buena pasqua!» (Canc. de Castillo I, 303b), que debemos mirar como provenzalismo lírico; otros dos ejs. castellanos de mena, el 1.º ‘mineral’, el 2.º ‘especie’, en autores aragoneses o catalanes, HispR. XXVI, 286. En conclusión mena es forma antigua y arraigada sólo en Cataluña y Tierras de Oc, y debemos considerarla como la propia de esta zona lingüística, mientras que el tipo *MզNA parece de importación francesa allí mismo y en toda la Romania.

La investigación del origen del vocablo dió un paso decisivo con la nota de Thurneysen en Keltoromanisches, 67-69. Demostró éste que el irl. méin, gaél. méin o méinn, ‘mineral’, ‘metal’, ‘lingote’, ‘mina’, galés med. y mod. mwyn «metallum quodlibet fossile rude et non praeparatum», bret. men ‘mineral’, son palabras antiguas y castizas en estos idiomas; el derivado irl. mian(n)ach ‘mineral’ aparece ya en los documentos más antiguos del idioma9. Todas estas formas suponen un tema céltico MN- (la forma gaélica e irlandesa podría corresponder a *MN>), cuya procede de un primitivo diptongo EI; ahora bien, este diptongo aparece representado, en los pocos restos que tenemos del galo, ora por , ora por զ, de suerte que la doble forma que hemos dejado sentada desde el punto de vista romance se justifica como variante dialectal en galo10. Esta etimología ha sido aceptada generalmente (Dottin, La Langue Gauloise, 272; Brüch, ZRPh. XXXIX, 204; M-L., REW 5465; Gamillscheg, EWFS; y al parecer Jud, ARom. VI, 209)11, y las ligeras dudas que expresan Kluge y Bloch parecen basadas exclusivamente en una observación del NED (X, 463c y 465b), que me parece infundada: la de que el fr. mine es posterior al verbo miner12 y por lo tanto debe ser postverbal, lo que podría apoyar la antigua etimología de Diez (<l=alt.>MէNARE ‘conducir’), por lo demás inaceptable a causa de la i francesa. Pero esta afirmación no parece tener otro fundamento que una fechación poco esmerada por parte del DGén. Ahí se dice que miner aparece en el S. XII y mine sólo en 1314; aun si así fuese, en este caso el argumento no tendría fuerza, pues se basa sólo en los datos de God., y ya se sabe que este lexicógrafo prestó poca atención a las palabras medievales que siguen viviendo en la actualidad. En efecto, de miner, después del primer testimonio, que es de cerca del año 1200 (Jean Bodel), no da otros hasta el S. XIV, y en escaso número, luego la supuesta diferencia cronológica tiene todo el aspecto de ser accidental; pero hay más: de mine, además del ej. de 1314 hay otro del primer tercio del mismo siglo (Dame à la Licorne) y los autores del DGén. pasaron por alto uno muy anterior, de la Guerre Sainte de Ambroise, que es de h. 1196, o sea probablemente anterior al de miner de Jean Bodel13; por lo demás los derivados minier y minière, ambos sinónimos de ‘mina’, son frecuentes desde el S. XIII, y han de derivar del sustantivo y no del verbo. En conclusión, la etimología de Thurneysen no presenta dificultades. Más documentación en J. Hubschmid h., ZCPh. XXIV, 83, n. 2; V. ahí mismo más ejs. de la vacilación gala entre e զ < EI.

DERIV.

Minal. Minar [«cuniculos ago», Nebr.]; minador [Nebr.]. Trasminar ‘penetrar, pasar una cosa a través de otra’ [h. 1630, Paravicino, Aut.]; hoy trasminante ‘(frío) penetrante’ es muy vivo en Chile y Arg., estar trasminado de sueño en Méj., una mirada que trasmina hasta el alma en el chileno G. Maturana, D. P. Garuya, p. 29; la derivación de minar no es enteramente segura, pues podría ser originaria la forma trasmanar, tresm-, ‘rezumar, trasminar’ usual en Murcia, G. Soriano, y que se relaciona con MANAR. Minero ‘mina’ (V. arriba), ‘el que trabaja en las minas’ [1600, A. de Herrera]; minera (V. arriba); mineraje; minería [Acad. S. XIX]; minerista; mineral [h. 1250 «las cosas minerales que en la tierra se crían», Setenario, 28.9; «cosa de minero: metallicus», Nebr.], mineralizar, mineralización.

CPT.

Mineralogía; mineralógico; mineralogista. Mineromedicinal.

1 Pertenece a la ley 5 (no 2, como se imprimió por errata), título 13, libro VI, de la Nueva Recopilación.―

2 «Minero de algun metal: vena; minero de oro: aurifodina», etc. Igualmente bajo metal y almadén.―

3 Así «ména; race, espèce: de bouone ména: de bonne race» en la Auvernia (Vinols). No es completamente ajeno al francés del Norte: en un texto citado por Bartsch en el glosario de su Crestomatía se dice que un perro es de male maine ‘de mala índole’. Quizá sea otra cosa el it. antic. mena «operazione, maneggio, affare» (le sue male mèna «trattamenti» en Jacopone da Todi; frecuente en otros autores), pues el matiz es muy diferente, y se enlaza claramente con el de menare ‘conducir’; así incluso una malvasa mena ‘un asunto u ocasión infortunada’ en texto napolitano del S. XIV (Mussafia, Sitzungsber. Wien CVI, 616). Pero anda desacertado Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 95) al querer explicar de la misma manera el cat. mena, de matiz muy diferente. Y el dantesco mena «condizione, stato», que aparece un par de veces en el Inferno, me parece evidente provenzalismo (los dos ejs. de esta ac. que cree hallar Tommaseo en otros autores antiguos, me parecen contener más bien la italiana «maneggio, affare»).―

4 «Lató, coire, plom, issamen: so es a saber, lor menas», ‘los minerales correspondientes’ en el Breviari d’Amor, vid. Levy.―

5 Ahí se trata más bien de ‘mina, excavación para sacar minerales’: «Tu, no conexent la sospita e gelosia de les dones, que per res del món no volen ne consenten par en la cosa amada, oblidada aquesta mena d’or, tornist a Laquesis», Curial III, 21; «fon trobada / pedra tallada / en mena nova», J. Roig, Spill, v. 11533; otro en el v. 8515. También he oído esta ac. de mena en la actualidad, p. ej. en Das (Cerdaña) y en Aristot (Alto Urgel). Pero en este sentido lo popular en todo el Norte de Cataluña es meners.―

6 E abierta en las hablas orientales de Vilallonga de Ter, Capçanes y Bellmunt del Priorat; e cerrada en las occidentales (La Vilella Alta, Seròs, Aristot). Rima con el verbo mena en el Spill, v. 8515, lo cual indica lo mismo. Tiene e neutra en Migjorn Gran (Menorca: BDLC VIII, 238). Todo lo cual concuerda en postular o զ. La única excepción es mn, anotado en Das (pero ciertas hablas cerdanas están ya cerca de la confusión de los dos timbres, como en el vecino rosellonés).―

7 Esta forma disimilada en Caro, Pueblos de Esp., 293. Pages cita ej. de la otra en Pérez Galdós, pero he logrado identificarlo y se trata también de una ferrería de Vizcaya («el transporte de mena y carbón», en Luchana, Obras Completas, ed. 1941, II, 714b). El mismo origen pero con sufijo, y el radical alterado por la fonética vasca, tendría el vizc. miñón ‘mena de hierro de aspecto terroso’, ‘escoria del hierro’ (Acad. ya 1884, no 1843).―

8 Hay sabios de todas menas en Martín Fierro (ed. Tiscornia, p. 442) y en un romance recogido por Ciro Bayo. Tiscornia asegura que hoy es desconocido. Es verdad que se lee gentes de todas menas en Lucio Vicente López (1884) y hallo maistros de otras menas en unas coplas publicadas en 1941, pero estas frases serán imitación de la famosa del Martín Fierro.―

9 Dudo que tenga que ver con este derivado el bilb. venaquero ‘minero’ (Arriaga). Aun más improbable es una relación con el arg. minaquero ‘luciérnaga’ (propio del Norte del país, en Córdoba vinaquero) (quizá venga del quich. nina curu ‘gusano de luz, luciérnaga’).―

10 La reducción de EI a զ podría ser debida asimismo a una latinización del vocablo ocurrida en fecha temprana. En cuanto a la consonante interna no se puede averiguar con seguridad, a base de las formas célticas, si era -N- o -NN-. Tampoco hay seguridad completa desde el punto de vista romance, pues el francés y la mayor parte de las hablas occitanas son indiferentes en este punto. El catalán mena supone -N- sencilla (aunque algún dialecto del Norte podría confundir). El gasc. méne, en cambio, supondría -NN- si es forma autóctona, pero será importada. Por lo demás así el catalán como el gascón, sobre todo este último, son poco decisivos por tratarse de zonas de débil sustrato céltico.―

11 En la gramática de Pedersen no se estudia esta familia.―

12 En todo caso no se trata de la fecha respectiva del verbo y el sustantivo mine en inglés, pues aquél se halla desde 1330 y éste ya en 1303.―

13 En Ambroise se trata de la frase estre en la mine ‘correr gran peligro’, pero no se ve posibilidad de explicarla de otro modo que como un uso figurado del vocablo que nos interesa, en su ac. guerrera.