VELLO, del lat. VէLLUS ‘pelo de los animales o de los paños’.

1.ª doc.: APal.: «lanugo... el primer vello que nasce en la barba» (233d), «villi son vellos que cubren... velloso, cobierto de vello: el vello pende y es luengo» (527d; 54b; 135d, 140b).

Nebr.: «v. de pelos sotiles: villus». Claro que fué usual desde los orígenes, como lo muestran los derivados vellado y velloso, documentados ya en el S. XIII. De uso general en todas las épocas; comp. Cej. VII, § 137; conservado solamente en cast. y en sardo, aunque hay adjetivos correspondientes a velloso y velludo en casi todos los romances de Occidente.

DERIV.

Vellado ‘velloso’ ant. (Berceo). Vellera. Velloso [Apol. 518a; J. Ruiz; glos. del Escorial; APal. 17b, 54b, 55b, 527d; Nebr.; villoso, Gr. Conq. de Ultr., 305, 307]; vellosa (parece ‘capa o manta de piel de carnero con su lana’ en invent. arag. de 1365: «un pellot de carneros; una bellosa de carneros; un bancalet», BRAE IV, 344); vellosilla [Aut.]; vellosidad. Ast. embelláse «venirse a las manos» (V).

Velludo adjetivo ‘que tiene mucho vello’ [S. XV, Biblia medieval rom., Génesis 25.25; Quevedo, Aut.]; el sustantivo ‘especie de terciopelo’ [fin S. XVI, B. del Alcázar, ed. Rz. Marín, 138, 293] fué antes vellud [med. S. XV, Carvajales, Canc. de Stúñiga, 378] y se tomó del cat. vellut ‘terciopelo’ [fin S. XIV: Misc. Fabra, p. 169, s. v. tiès], abreviación del antiguo drap vellut ‘paño peludo’ [1307, Ag.; princ. S. XV, Misc. Fabra, 166, s. v. quermakí]1; velludillo o veludillo; vellutero arag. ‘el que trabaja en felpas o velludos’ (ej. en Aut.); villutado adj. («coberturas -as» en la refundición de la Crón. de 1344, M. P., Inf. de Lara, 332.18), con sus variantes vellotado ‘(terciopelo) no cortado en el telar, áspero al tacto y que forma una especie de cordoncillo’ (Acad.) y avellotado («cojines de terciopelo ab-» en el Palmerín, a. 1548, ed. NBAE XI, 13b), contaminados por bellota, pero tomados del cat. (a)vellutat [1430, Ag.]; vellorí [1601, Fco. del Rosal; Quijote, vid. s. v. VELARTE; Vz. de Guevara, en Fcha., s. v. pendencia], más raramente vellorín (G. de Alfarache, Cl. C. I, 119.9), origen incierto, probablemente tomado de un cat. *velludí (Ag. trae la forma rehecha vellutí ‘velludillo’)2, con influjo de véllora o vellorita3.

Vellocino [Berceo, Mil., 34a; glos. del Escorial y Toledo; APal. 26b, 233b, 280d, 318b; Nebr.; -zino, Apol., 309b] supone un lat. vg. *VELLŬSCզNUM, diminutivo normal de VELLUS, -ĔRIS, n., ‘toda la lana junta de un carnero u oveja, una vez esquilada’, palabra afín a VILLUS; de vellocino, por cambio de sufijo (designando al principio un vellocino grande) sale vellón, que aparece primeramente en Nebr. (como sinónimo de vellocino); vellonero. Ast. bellón ‘erupción que suelen padecer los vacunos en el pescuezo’ (V).

Del plural VĔLLĔRA (que también valía ‘vedijas de lana’), o más bien de una forma vulgar *VĔLL֊RA, sale el mozár. véllora ‘la mota o granillo que se le saca al tejido de lana’, que Aut. registra como andaluz con esta acentuación (vellora por olvido en Acad.).

1 F. Cascales en 1617 tiene todavía barruntos del carácter advenedizo cuando asegura es italianismo en cast., pero se equivoca de idioma. Confirma el origen catalán la t de las formas vellutero, villutado, (a)vellotado. Por juego de palabras: gnía. bellido ‘terciopelo’ (J. Hidalgo).―

2 Oudin: «-í o -ín: drap de couleur minime sans teinture et naturel: et selon aucuns c’est le gris blanc et se fait en la Mancha»; Aut.: «paño entrefino de color pardo ceniziento o de la lana sin teñir». Oudin trae además «vellorín, cavallo, entre oro y negro: un cheval de couleur entre l’alzan et le moreau», de donde se tomó el port. velhori adj., aplicado al caballo «pardo cinzento» (Moraes), del cual volvería a tomarse, por conducto escrito y acentuándolo mal, el cast. vellorio [Acad. 1925, no 1884]. Fco. del Rosal supone que el vellorí «paño pardo de Córdoba o Andalucía» es VELLUS *AURINUM, «pues Marcial llama a la lana bética aurea vellera (XII, 99)», lo cual no es posible fonéticamente ni verosímil en el aspecto semántico.―

3 Influjo que ayudaría a la tendencia fonética (que vemos actuar sobre todo en préstamos lingüísticos): seguirilla, trageria, melecina, presirio, etc.