VARENGA, tomado del fr. varangue íd., de origen germánico, probablemente del escand. arcaico VRANG ‘cuaderna’ (escand. ant. r྿ng, sueco dial. vrang, noruego dial. vraang).
1.ª doc.: 1696, Vocab. Marít. de Sevilla.
No hay duda, en efecto, de que el cast. y port. varenga se tomó del fr. varangue, mucho más antiguo en este idioma, donde se documenta ya en 1382. El origen germánico de esta denominación francesa se reconoce unánimemente. Hjalmar Falk (WS IV, 46), M-L. (REW 9574) y ya anteriormente Diez (Wb. 9574), dijeron que venía del escandinavo; Gamillscheg (EWFS) prefiere el ags. wranga (o wrang), pero éste significa ‘bodega del barco’; Paul Barbier (ZFSL LIII, 18-21) prefiere partir del verbo fráncico WRINGAN ‘dar vuelta’, ‘torcer’, fundándose en formas neerlandesas de esta raíz que tienen sentido náutico; su artículo parece haber hecho impresión en M-L., quien en la última ed. de su diccionario entra en dudas; y en Bloch, quien duda entre el anglosajón, el bajo-alemán y el neerlandés. Realmente el b. alem. med. wrange se emplea como nombre de varias tablas curvas empleadas en la construcción del buque, y si bien el neerl. med. wrange no tiene sentido náutico, el holandés wrang designa un madero de las embarcaciones (= ingl. sea-transom, fr. traversin de timón, barre d’arcasse). Todas estas palabras germánicas, así las escandinavas como la anglosajona, la neerlandesa y la bajo-alemana, son derivadas del verbo WRINGAN, con el sentido fundamental de ‘tabla torcida o arqueada’.
La proximidad semántica de la voz escandinava y la francesa, mayor que la que tienen las palabras de las demás lenguas germánicas, debe tenerse en cuenta, pero no es razón decisiva. Más importante para decidir la cuestión es el pormenor fonético. En apoyo de su tesis alega Barbier que el cast.-port. varenga, el prov. mod. varenglo y la grafía varengue, que aparece en un texto normando de 1385, serían prueba de que el vocablo procede de una base germánica en -ING; realmente es sabido que el dialecto normando distingue fónicamente en de an, pero en el S. XIV los dialectos estaban ya en fuerte decadencia, y aun en Normandía se escribía francés de París, luego la grafía varengue de 1385 tiene poco valor probatorio; menos aún lo tienen las formas hispánicas y provenzales, pues en estos idiomas no hay germanismos navales directos y es seguro que son préstamos del francés: ahora bien, está claro que una palabra francesa en -angue había de ser hispanizada o provenzalizada en -enga por el sentimiento de la correspondencia fonética, con tanta mayor razón cuanto que se trata de un sufijo conocido y que los germanismos en -enga, -enque, etc., abundan en la terminología náutica; sustitución análoga vemos en OBENQUE y otras voces marinas. Luego el argumento de Barbier carece de valor, y partir de un verbo WRINGAN, sin indicar una base sustantiva, no es dar una etimología. Por el contrario, la v- francesa prueba terminantemente que no estamos ante una palabra heredada del fráncíco, pues una v- sólo puede reflejar una w- germánica en vocablos de fecha más tardía. Cabe, pues, dudar solamente entre un préstamo de contacto tomado del neerlandés medio o moderno y una etimología escandinava. Esto último parece preferible desde todos los puntos de vista, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una pieza tan importante en la construcción de la nave. Hay, en efecto, varios escandinavismos náuticos con v- procedente de la V- escandinava: fr. ant. vire-vite (hoy girouette), fr. vague, vaigre, vibord, virevau(t), etc. (comp. Falk, WS IV, 14, 82).