OBENQUE, ‘cada uno de los cabos gruesos atados a la cabeza de un mástil, para reforzarlo’, tomado del fr. ant. hobent (o hobenc) y éste del escand. ant. höfubendur, plural de höfubenda íd., compuesto de benda ‘cuerda’ y höfu ‘cabeza’.
1.ª doc.: h. 1573, E. de Salazar, ed. Biblióf. Esp., 41.
Propuso Jal (p. 820) como etimología el neerl. hoband íd., primitivamente hoofdband, compuesto de hoofd ‘cabeza’ y band ‘atadura’. Esta etimología en lo esencial es cierta y la han seguido los varios etimologistas (Diez, Wb., 612; M-L., REW, 4155; Nyrop, WS VII, 97; Gamillscheg, EWFS; Bloch-W.); sólo es posible dudar en cuanto a los detalles fonéticos, y al idioma germánico preciso que proporcionó el vocablo al francés. Contra el neerlandés se puede observar que el vocablo no aparece hasta la fase media de este idioma, y ya con la grafía hobant, de suerte que bien podría ser forma tomada del francés. Por esta razón vacila Diez entre el neerlandés y el escand. ant. höfubenda, del mismo significado y formación que la palabra neerlandesa; Nyrop, Gamillscheg y Blach-W. se deciden por aquélla, M-L. por ésta.
En cuanto al escandinavo, tiene la ventaja de explicar mejor la forma con e del francés arcaico y del castellano, mas presenta por otra parte el inconveniente de su género y terminación femeninos. La duda se aclara tomando en cuenta que casi siempre se habla de los obenques en plural, y en este número dice el escandinavo höfubendur. Con razón parte Hjalmar Falk de esta forma como étimo de la voz francesa; vid. WS IV, 59, donde cita varios testimonios del vocablo en antiguas sagas. Está claro que los normandos y franceses tenían conciencia de que la -r escandinava era el signo de plural correspondiente a la -s romance, así que el vocablo, dada su apariencia masculina en plural, había de ser romanizado en *hovobends (la -f- nórdica se pronunciaba -v-), que pronto pasaría a ho(v)ben(d)s. Las terminaciones -ent y -enc apenas se distinguían ya en el francés de los SS. XII-XIII, y desde luego ya se confundían en el plural; no es, pues, extraño que el castellano adaptara la palabra en la forma obenque, siguiendo probablemente el ejemplo de los intermediarios gascones, que trasmitirían la palabra a España (hoy bordelés auben, Mistral, con una diptongación secundaria de la inicial, muy frecuente en las modernas hablas gasconas).
DERIV.
Obencadura [1587, G. de Palacio, 148r°; h. 1620].