TRUHÁN, tomado del fr. truand, de origen céltico y relacionado con el irl. ant. trōg ‘desgraciado’, britónico tru ‘débil, calamitoso’, a los cuales correspondería *TRȢGOS en galo: parece tratarse de un derivado galo *TRȢGANTOS, quizá diminutivo.

1.ª doc.: trufán, Berceo; truhán, S. XIII.

Muy frecuente en Berceo: «avié y un judío en essa judería, / sabié el cosa-mala toda alevosía, / ca con la huest antigua avié su confradría; / era el trufán falso lleno de malos vicios / ...» (Mil., 722a); suele aplicarlo a los judíos (así Mil., 653a, 672d, 678a, 679b, 727c, 732d, 735a, etc.). Pero según M. P., Poes. Jugl., p. 33, truhán aparece ya en el S. XIII en el sentido de ‘bufón’ y en el de ‘haragán’. J. Ruiz habla también de «los nesçios truhanes» (269d), «los diablos do se fallan llegan se a conpañía, / fazen sus diabluras e su truhanería» (G, 1284d; trujamanías T; la lección de S no es posible); el abstracto truyanía está en Juan Manuel (Rivad. LI, 340), truhanía en el glos. del Escorial. La ed. de Sevilla, a. 1515, del Cavallero Zifar cambia ruanos ‘combatientes que no son caballeros ni escuderos’ por truanos (ed. Wagner, 54.16, 56.13). Es palabra frecuente en todas las épocas, pero el sentido de ‘bribón’ es medieval (más ejs. de truhán y truchán en Cej., Voc.); para Nebr. ya sólo hay el «truhán por comer: parasitus», «truhán que mueve risa: scurra» y «truhán representador: histrio»; Covarr. «el chocarrero burlón, hombre sin vergüença, sin honra y sm respeto: este tal ... es admitido en los palacios de los Reyes, y en las casas de los grandes señores, y tiene licencia de dezir lo que se le antojare, aunque es verdad... que le maltratan de cien mil maneras, y todo lo sufre por su gula y avaricia, que come muy buenos bocados... La ley de la Partida 1.ª, tít. 23, part. 7, llamó truhanes a los hechizeros, encantadores, embustidores, que tratan de engañar las gentes burlándose de ellas»; Aut. «el que con acciones y palabras placenteras y burlescas entiende en divertir y causar risa en los circunstantes». Hoy es palabra más bien literaria, con matiz a menudo indulgente, de gracioso y algo travieso.

Cast. truhán, port. truão y cat. ant. truà o truan1 son palabras importadas de Francia, tomadas del oc. ant. truan (con -n fija) o fr. ant. truan (sujeto truanz), hoy truand ‘mendigo’, ‘vagabundo’, ‘belitre, bribón’. En ambos idiomas es frecuentísimo desde el S. XII. La terminación postula una base en -ANN’, -AMN’ o -AND’, más bien esta última, a juzgar por el fem. truande, truanda, y derivados como oc. truandar, fr. truandel, truanderet, truandie, truandise, ya documentados en trovadores del S. XII, como Bertran de Born y Bernat de Ventadorn, y en textos franceses del XIII, como Gautier de Coincy, Philippe Mousket y el Roman de la Rose; sin embargo, no es imposible que se trate originariamente de -ANT’ alterado por analogía, pues ya en el S. XII se estaban acabando de confundir los resultados fonéticos de estas cuatro terminaciones. Como indicó Diez (Wb., 332) y confirmó Thurneysen (Keltorom. 81), se trata de una voz pariente del irl. ant. trōg ‘desgraciado’ (más tarde trúag), galés, córn. y bret. med. tru «chétif», y del nombre propio galo Trogos: ha de tratarse de un diptongo paleocéltico OU, que en galo se reducía ora a Ķ, ora a Ȣ, según las épocas y dialectos (Thurneysen, p. 10)2.

De acuerdo con estos antecedentes sugiere M-L. (REW, 8945) una base gala TRȢGANT-; Wartburg (Bloch, 2.ª ed.) adopta esta misma base, agregando que corresponde al diminutivo irl. trōgān. Esto no es exacto; esta palabra irlandesa, así como la galesa truan «faible, calamiteux», son realmente diminutivos, pero su sufijo corresponde a un tipo paleocéltico -AGNO- (Pedersen, Vgl. Gramm. II, 27), que no convendría a las formas romances. Hay también un bret. truaȧt «gueux» correspondiente a dichas palabras galesa e irlandesa, pero su -t pasa por ser debida al influjo del francés (así V. Henry, s. v.; Pedersen II, 49). Luego hay que suponer, para explicar las formas romances, que el galo poseía un derivado sin equivalencia exacta en las lenguas célticas insulares, y en este sentido es posible que tenga razón M-L. al pensar en el sufijo céltico -ANTO-, que era muy vivaz en galo (Dottin, La L. Gaul., 110-1), y que, además de formar abstractos y nombres de acción en el céltico insular, se emplea en irlandés para formar diminutivos, verdad es que en este caso suelen ser en la forma combinada -T-ANT- o -N-ANT-, pero hay además otras formaciones no clasificables como *DRUK-ANTO-, ‘viga’ (de DRUK-madera’), vid. Pedersen, Vgl. Gramm. II, 47-49. O bien se tratará del sufijo galo -ANNO-, no reconocido por Pedersen, pero que aparece en varios celtismos (CAPANNA, CARCANNUM, etc.), lo cual sería preferible desde el punto de vista romance; a no ser que optemos por suponer que el fr. truand se tomó del bretón, por los muchos bretones que recorrían el país como mendigos y volatineros, cantando los lais bretons, tal como sugiere Thurneysen, lo cual no está muy de acuerdo con la gran difusión y vitalidad del vocablo en el Sur de Francia desde el S. XII.

M-L. duda algo de la etimología en vista del cast. y oc. ant. trufán, pero esta duda no tiene base suficiente: del oc. ant. trufan (fem. trufana) no hay más que un ej. único, que Levy propone razonablemente enmendar en el conocido trefan, de sentido análogo (o a lo sumo podrá tratarse de un cruce de los dos sinónimos); y en cast., si bien es verdad que la -h- aspirada es poco menos que constante (así todavía hoy en Bogotá, Cuervo, Ap. § 774), esta intercalación se comprende fácilmente en un extranjerismo, por contaminación del casi-sinónimo trufador ‘embustero’, también documentado desde Berceo (Duelo, 167), vid. TRUFA 3. Cierto escrúpulo causó también a Diez la forma trutanus del bajo latín, «erro, planus, mendicus»; pero aunque es cierto que esta forma es frecuentísima en el latín medieval (a los ejs. de Du C. agréguese el de R. Martí, S. XIII, y el de trutania en el glos. del Escorial), los ejs. que reúne Du C. parecen ser bastante tardíos: entre los que logro fechar, el más antiguo es el de Ugutio (1192), y hay media docena más de princ. del S. XIII; si los demás, como parece, son de esta fecha o posteriores, no hay inconveniente en mirar trutanus como una falsa latinización del fr. ant. truan según el modelo de MUTARE > muer, TUTARE > tuer, RUTARE > ruer, etc.; hay también un trudennes de igual sentido, algo más antiguo, que aparece sólo en la Historia Hierosolymitana de Guiberto, h. 1100, pero también ahí es verosímil admitir una falsa latinización4.

¿Será el galo *TRȢGANTOS ‘vagabundo’ idéntico a TRUCANTUS > oc. mod. turgan ‘gobio’ (REW 8941), compárese el fr. goujat «valet d’armée», que suele derivarse de GOBIUS? Según A. Couceiro Freijomil, El Idioma Gallego, p. 38, del céltico TROUGOS ‘miserable’ vendría el gall. trouga ‘miseria’, lo cual sería aceptable fonéticamente, pero no me consta por lo demás la existencia de tal palabra gallega (falta a Vall., Cuveiro, Schneider y al anónimo de 1850, RL VII), comp. truallu y trouaó.s, abajo.

DERIV.

Truhanada. Truhaneart. por comer: parasitor» Nebr.]. Truhanesco [Acad. S. XIX]. Truhanía [V. arriba; APal. 147b, 441b; «t. del representador» Nebr.]; truhanería [V. arriba; «t. por comer; t. del que mueve risa» Nebr.]. Atruhanado. Truallu, -a, ‘tonto’ ast. (V), ¿con cambio de sufijo o cruce?; comp. gall. tro?()aó.s ‘cierta clase de hongos’ (Schneider, VKR XI, 280).

1 «Pagès! Vilá! Desconeixent! Truan! Asnàs vil!» Eiximenis, Terç del Crestiá, N. Cl. VI; «quin secret tan gran és aquest de la Tua infinita clemència e providència que les tues ovelles... així sien lliurades a un truà foll e orat, sens raó e sens vergonya...!» íd., Regiment, N. Cl. XIII, 151.3.―

2 A esta parentela cabe todavía agregar Trougillos (en dos inscripciones renanas) con variante más frecuente Troucillus en muchas inscripciones de Nimes y de los Alpes; pues, tras sonante, g se puede alterar en k y viceversa; y, con otras terminaciones, trouces, -etis, Trouceteius, Troucetissa, y los cptos. Trouceti-maros, Trogi-marus y Ande-trogi-rix, así como Trugarius (nombre de un obispo de Nantes), vid. Holder II, 1967-72, Horst Schmidt ZCPh. XXVI, 282; Troucissa CIL III, 4142; para las formas con -c- téngase en cuenta además lo que dice Weisgerber, RhenGCelt. 121, y para los derivados masculinos en -issa, V. allí mismo, p. 88. Este cuadro acaba de reforzar la impresión de una raíz vivacísima en céltico continental, que es donde hubo de crearse el derivado que nos interesa; y por otra parte las formas citadas en -CET- nos llevan ya muy cerca de un derivado en -(C)ANTO- o -(C)ANDO-. En cuanto a las raíces lejanas de ese conjunto, todos los lingüistas están de acuerdo en que se trata de una amplificación de la gran raíz indoeuropea TREU / TROU- a que pertenecen el gr. τιτρǠσκω ‘yo perjudico, hiero’, τορεύω, y el brit. común tereu / toreu ‘desgastar, golpear’, de donde, con amplificación -GH-, nuestro vocablo y los bien conocidos gr. τρύχω ‘yo consumo, desgasto’, τρύχος ‘harapo’, τρυχƓρóς ‘andrajoso’, etc., y otras muchas derivaciones, extendidas por todo el dominio indoeuropeo (Pok. IEW 1073).―

3 Desde luego no hay que pensar, como hace Baist (RF IV, 372), en que truhán y el fr. truand deriven de este vocablo, que no explicaría las formas galorromances.―

4 Claro que no convence la idea de Sainéan, Sources Indig. I, 338-9, de partir de una interjección trut!, que expresaría la «marche en avant». Y ni que decir tiene que Juan de Valdés yerta al creer truhán de origen griego (Diál. de la L., 22.19).